Tanto el ritmo de vida acelerado, como la globalización y competitividad imperantes, generan cambios bien acentuados. Nuevas formas de vida salen a luz entre los habitantes en general, pero referente a los gobernantes en particular implican nuevos usos y costumbres, inscritos en sus comportamientos individuales.
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Hace un tiempo no muy distante el mundo por demás conflictivo motivó el hecho que sus dirigentes depusieran actitudes bélicas enardecidas. Y por el contrario, encontraron en los periplos la fórmula más viable de realizar interrelaciones, consensuar acuerdos y tomar decisiones razonables en el campo diplomático.
El ir y venir de los presidentes viajeros, en la actualidad es visto con aires naturales en muchos sentidos, sin embargo, existen bemoles que muestran desacuerdo. A extremo de considerarse necesarios, de cara a propiciar acercamientos y mutuo entendimiento, además del intercambio de experiencias, directo a soluciones.
En nuestro medio, del ex presidente Ubico, no sé. Pero a partir del gobierno democrático del doctor Juan José Arévalo tengo conocimiento que llevó a cabo uno o dos a lo sumo con los mandatarios vecinos, entre ellos México y posiblemente El Salvador. La ciudadanía entraba a un régimen diferente.
Antes de Arévalo, los presidentes optaron por una posición casi estacionaria, salvo ocasionales visitas de delegados de administraciones imperiales, calificados como cónsules. De consiguiente las atribuciones del ministro de Relaciones Exteriores, a título de Canciller significaron una agenda cargada y limitada.
Las críticas y objeciones a la modalidad actual de presidentes viajeros discípulos del legendario Marco Polo, arreciaron de parte de la opinión pública y la oposición, sin faltar la de los medios. Resulta que esos viajes presidenciales conforman numerosa comitiva innecesaria de acompañantes y los costos son elevados.
Hoy en día nadie es la excepción, se suceden a menudo, aquí y allá. Afectan el erario nacional, sobre todo en el caso guatemalteco, que afronta una problemática plural en el marco de pasar por una época de vacas flacas. Sin embargo, a pesar de los pesares tienen vigencia, sea como sea.
Nada tienen de particular si los resultados demuestran logros positivos a corto y mediano plazo. Ahora se habla de enorme deuda flotante heredada; también deben tomar en cuenta la necesaria austeridad, junto a la esperada transparencia, verdadero elemento que al final deja satisfacción.
Gracias a la moderna tecnología que sustenta las comunicaciones sociales, los habitantes del planeta Tierra viven al tanto de que el mundo arrastra consigo macro problemas de resonancia colectiva. Ante los cuales lejos de quemar sus naves los presidentes viajeros, han menester de cumbres frecuentes. En especial nos atañe del área latinoamericana, y específicamente de Mesoamérica.
Situaciones de alta tensión justifican aquellas actitudes de los presidentes viajeros. El nuestro don ílvaro Colom Caballeros y el vice doctor Espada, por lo visto no pierden la oportunidad que se presenta. Desde el inicio de su mandato pusieron en práctica tal dinámica o modalidad, congruente con las circunstancias.
Ello obliga por supuesto, a no descuidar sus funciones, a lo interno como a lo externo, aunque también es el caso de mencionar el antiguo refrán que utilizaron con salero los abuelos. Reza: al ojo del amo, engorda el ganado; con cierta sabiduría popular señala y aconseja acciones a tomar en el instante oportuno.