Los presidentes de Brasil y Guyana, representantes de los otros países amazónicos y el jefe de Estado de Francia, celebran hoy una cumbre en Manaos, en el corazón de la Amazonia brasileña, con un llamado para que la conferencia sobre el clima de Copenhague agregue atención a la preservación de la selva tropical.
El objetivo de la cumbre convocada por el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva es llevar a Copenhague un mensaje cohesionado de los países amazónicos más Francia, que tiene en la Guayana Francesa un territorio en la Amazonía.
Además de Sarkozy, atendió el llamado de Lula el guyanés Bharrat Jagdeo, mientras que Bolivia, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Surinam enviaron representantes, alegando dificultades de agenda o de salud de sus presidentes para la cumbre convocada a última hora.
Alvaro Uribe, presidente de Colombia, que vive una crisis con la vecina Venezuela, declinó la invitación un día antes, al igual que su colega venezolano Hugo Chávez.
La cumbre consistirá en un breve encuentro de pocas horas tras un almuerzo.
La declaración de los presidentes será un mensaje reclamando que Copenhague no deje de lado la preservación de los bosques del planeta y asiente mecanismos de financiación «suficientes y adecuados» para ese fin, anunció el negociador brasileño para el clima, Luiz Figueredo.
La destrucción de los bosques, que libera toneladas de dióxido de carbono (CO2) retenidas por su manto vegetal, provoca el 20% de las emisiones mundiales de gases nocivos al cambio climático.
Los países amazónicos consideran que su esfuerzo en proteger la mayor selva tropical del planeta debe ser compensado, con financiamiento de los países ricos a los programas de desarrollo sustentable en una región fuertemente presionada por lucrativas actividades ilegales como extracción de madera, minería, agricultura y pecuaria.
Los países amazónicos insistirán además en reclamar un compromiso ambicioso de las naciones industrializadas en reducir sus emisiones, en concordancia con su responsabilidad histórica, toda vez que son grandes emisores desde hace largo tiempo.
Sarkozy y Lula presentarán a sus colegas la «posición conjunta» para Copenhague que asumieron hace dos semanas. Los dos mandatarios buscan el mayor apoyo a ese texto, que reclama un ambicioso compromiso en Copenhague.
Brasil, cuarto emisor mundial de gases con efecto invernadero, está intentando ganar mayor protagonismo en las conversaciones mundiales del clima, y llega a Copenhague con un compromiso de reducir entre 36% y 39% sus emisiones de CO2 con relación a un total estimado para 2020. La mitad de ese esfuerzo pretende cumplirlo con un recorte de 80% de la deforestación de la selva amazónica.
Este año Brasil presentó el menor nivel de deforestación en 20 años, y aun así fueron deforestados 7.000 km2.
La conferencia de Copenhague, que se celebrará del 7 al 18 de diciembre, fue convocada para cerrar un acuerdo mundial contra el cambio climático.
Numerosos puntos bloquean las negociaciones, entre otros cuál es el grado de compromiso que deben asumir los países industrializados en reducción de emisiones y cómo entran en ese acuerdo Estados Unidos -que no aprobó el anterior acuerdo de Kioto- y los países en desarrollo, algunos grandes emisores, como China, India y Brasil.
Presidentes Barack Obama (Estados Unidos), Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil), Nicolas Sarkozy (Francia), «salven el clima», pidió el jueves la organización ecologista Greenpeace ante la reunión de países amazónicos convocada en la Amazonía brasileña.
Los ecologistas escalaron el mítico Teatro de la Opera de la ciudad de Manaos, en el corazón del Amazonas, y colgaron una gran pancarta en la que podía leerse «Obama, Lula, Sarkozy, hagan historia, salven el clima», en inglés, portugés y francés, idiomas de los tres presidentes.
Lula y Sarkozy lideran este jueves en Manaos una reunión de países amazónicos, destinada a cerrar una posición conjunta para la cumbre mundial del clima que comienza de aquí a dos semanas en Copenhague. Francia asiste porque tiene un territorio amazónico de ultramar, la Guyana Francesa.
«No es momento para que los líderes se escondan atrás de declaraciones meramente políticas. Para hacer historia, deben tener una posición ambiciosa para Copenhague. Algunos países en desarrollo están dispuestos a negociar un acuerdo efectivo, pero falta el liderazgo de los países industrializados, como Estados Unidos y la Unión Europea», reclamó Paulo Adario, director de Greenpeace.