Ningún político quisiera estar en los zapatos del General Pérez Molina porque nadie le cree ni lo que se come. Cuando fue candidato siempre dijo que antes de subir impuestos debía pensar qué hacer para que los recursos llegaran al destino asignado y que fueran manejados con honestidad. ¿Alguien cree que tan célebre y correcta expresión se ha cumplido comprando armas y uniformes para la Policía sin sujetarse a la licitación pública? También dijo que los fideicomisos eran útiles para evadir los forzosos controles y auditoría. ¿Entonces por qué ahora se volvió su férreo defensor.
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Presidente, a la legua se nota que sus asesores y funcionarios no dan pie con bola. Por resmas los guatemaltecos argumentamos el gran error que significaba incrementar groseramente el impuesto de circulación de vehículos pero ¡no se oyó padre! Cuando por fin se percató que el pueblo por falta de pisto y de ganas se resistía a pagarlo, entonces dispuso reducirlo en 50%, pero ni eso pudieron hacer bien sus consejeros al terminar haciéndose bolas. Aquí volvió a repetir su gran error, pues en vez de reconocerlo, dispuso ponerse la aureola de buena gente y usted mismo se aplaudió, diciendo haber hecho realidad la rebaja ¿pero quién elevó la tasa? ¿A qué viene entonces la costosa propaganda, en vez de emplear ese dinero en evitar que tantos niños se sigan muriendo de hambre?
Presidente, es fácil comprobar que los precios de la Canasta Básica andan por las nubes. Dígale entonces a su Vicepresidenta que no ande ofreciendo cosas que no van a cumplir porque van a perder la poca credibilidad que todavía les pueda quedar. Reconózcalo, ustedes carecen de planificación, de instrumentos, ni de suficiente capacidad para bajar los precios de los insumos indispensables para la familia guatemalteca. No, no hablo que la gente pueda comer carne todos los días ni cosa que se parezca. Solo me refiero a que los productos que inician la cascada de aumento de precios en todo, tales como los combustibles, la energía eléctrica, transporte seguro y eficaz no sigan subiendo inconteniblemente. Y esa su carcacha de la DIACO mejor sería que la mande a cerrar pues no sirve para nada, solo de chiste, cada vez que anuncian medidas que nadie cumple.
¿Presidente, sabe usted cómo podría recuperar su credibilidad en dos por tres? Deje de seguir endeudando al Estado; cambie tantas cosas mal hechas con eso de su actualización tributaria; prohíba terminantemente a sus asesores y funcionarios hacer negocios al frente de su cargo; apruebe al rayo las leyes de transparencia y olvídese de andar proponiendo aumento al número de diputados; reduzca el tamaño del Estado y deje de derrochar el dinero de nuestros impuestos en shows, inauguraciones y actos públicos que solo sirven para seguir gastando a manos llenas, inútiles para recuperar su credibilidad y en muchos casos para hacerle propaganda a su delfín.