El presidente saliente de Zimbabue, Robert Mugabe, reapareció hoymás pugnaz que nunca en su primer discurso desde el inicio de la crisis político-electoral para rechazar de plano las críticas y acusar a la ex potencia colonial británica de atizar los enfrentamientos.
En un discurso con motivo del 28 aniversario de la independencia, el dirigente, de 84 años, descargó una andanada de insultos contra Gran Bretaña y afirmó que la democracia llegó al país africano con el fin del dominio de los blancos y su propia instalación en el poder.
Mugabe, sin embargo, no dijo nada sobre la elección presidencial del 29 de marzo -cuyos resultados siguen sin divulgarse oficialmente- ni sobre su eventual intención de disputar una segunda vuelta con el candidato opositor Morgan Tsvangirai.
«Hoy oímos decir a los británicos que aquí no hay democracia, que la gente está siendo oprimida, que hay una dictadura, que no se respetan los derechos humanos ni la ley», afirmó Mugabe en su arenga ante un estadio repleto en la periferia de Harare.
«Nosotros, y no los británicos, establecimos la democracia basada en el principio de un voto por persona, una democracia que rechazó la discriminación de raza o de género y respetó los derechos humanos», agregó.
«Somos nosotros los que trajimos la democracia a este país, fuimos nosotros los que acabamos con la opresión», insistió.
Mugabe, cuyo acceso al poder fue coincidente con la independencia, el 18 de abril de 1980, felicitó al pueblo por haber participado en los comicios del 29 de marzo y aseguró que los británicos se encontraban detrás de las tensiones y actos de violencia postelectorsales.
«Nosotros queremos que se mantengan la paz y la estabilidad, pero sabemos que hay quienes han planificado violencias políticas, incendios de autobuses y de automóviles», afirmó.
«Esos actos fueron planeados por personas que cuentan con el apoyo de los británicos», denunció.
Mugabe acusó en varias ocasiones al Movimiento por el Cambio Democrático (MDC) de Tsvangirai de ser un títere de los ingleses y el viernes lo repitió ante sus seguidores.
Pero también reconoció que los zimbabuenses se enfrentan con privaciones, especialmente en materia de alimentación, en un país con una inflación que alcanzó el delirante ritmo de 165.000% al año.
«No estamos diciendo que no hay nada que hacer frente a las privaciones. Estamos actuando en todas las áreas. Queremos que nuestros agricultores sean capaces de producir, para que tengamos más comida y menos hambre, y por eso les hemos dado tractores y otros equipos agrícolas», afirmó.
«Incluso en las ciudades estamos tratando de aliviar los padecimientos. Sabemos que el problema principal está en los precios», añadió.
La inflación obliga a los comerciantes a modificar los precios varias veces por día y faltan los alimentos más sencillos en las tiendas, aunque no en el mercado negro.
Mugabe fue ovacionado por sus seguidores al llegar al estadio. Pero en el acto no se vieron líderes extranjeros como en otras celebraciones del Día de la Independencia.
El gobierno zimbabuense está bajo fuerte presión internacional debido al gran retraso en la divulgación del escrutinio de la presidencial.
La oposición afirma además que dos de sus simpatizantes fueron asesinados por partidarios de Mugabe en días pasados.
El embajador de Estados Unidos en Harare, James McGee, denunció el jueves que partidarios de la oposición en zonas rurales sufrieron todo tipo de violencias, incluyendo secuestros y asesinatos.
Tsvangirai, que se proclamó ganador de los comicios, afirmó el viernes en Johanesburgo que su país se enfrentaba a los peores días desde su independencia.
«Este es el día más triste desde nuestra liberación del poder colonial», declaró el dirigente opositor.