El presidente egipcio Mohamed Morsi reconoció ayer haber cometido errores durante su primer año en el cargo, al hablar a su agitada nación en un discurso televisado antes de una protesta programada para el fin de semana por opositores que exigen su renuncia.
Morsi prometió introducir reformas «rápidas y radicales» a las instituciones estatales, al tiempo que insistió que tiene razón en algunos asuntos.
Sus opositores quieren que dimita y convocar a elecciones anticipadas, alegando que él y su Hermandad Musulmana están monopolizando el poder y no han logrado resolver los acuciantes problemas de Egipto.
El miércoles estallaron choques entre opositores y partidarios de Morsi, lo que dejó al menos un muerto y más de 200 heridos.
Morsi habló en un salón de conferencias lleno de ministros de su gabinete y altos funcionarios de la Hermandad Musulmana y su rama política, el Partido de Libertad de Justicia, junto con varios centenares de partidarios. Su discurso duró más de dos horas.
El presidente fue interrumpido varias veces por sus partidarios con aplausos y frases. El jefe del ejército estaba entre los asistentes y se limitó a aplaudir.
El miércoles, funcionarios de las fuerzas armadas dijeron que iban a desplegar refuerzos cerca de las principales ciudades de Egipto. El movimiento de tropas resalta lo crítico de la situación, en momentos en que se avecinan enormes manifestaciones de partidarios y oponentes de Morsi, y es posible que se desate la violencia.
El domingo, el ministro de Defensa, general Abdel-Fattah el-Sissi, le dio a Morsi y a la oposición una semana para llegar a un entendimiento para prevenir derramamientos de sangre. No ha habido indicios de concesiones por ninguna de las partes.
El-Sissi advirtió que el ejército no se quedará con los brazos cruzados mientras Egipto se deteriora gradualmente rumbo a un caos. Las dos partes han interpretado esa declaración como un respaldo a sus respectivas posiciones.
El descontento popular está creciendo en el país a causa de la crisis económica, en la que se destaca una escasez de combustible que ha forzado a muchos en El Cairo a hacer largas filas en gasolineras. Los apagones son frecuentes, los precios están subiendo y el desempleo aumenta.
En su discurso, Morsi se disculpó por la escasez de combustible. «Me entristecen las colas, y quisiera poder sumármeles y esperar en fila también», dijo.
Los oponentes del mandatario piensan que pueden forzarle a abandonar el poder por medio del gran número de personas que llevarán a las calles a partir del domingo —aprovechando el descontento general por la forma en que ha gobernado al país_, además del peso de la declaración del ejército de que les protegerá de ataques.
Sus partidarios dicen que la oposición mayormente liberal y laica está tratando de promover un golpe para derrocar a un presidente electo porque no pudieron lograrlo en los comicios.