El Banco Central Europeo (BCE) está preparado para jugar un papel mayor, si bien limitado, en la solución de la crisis de deuda europea, pero solamente luego que los 17 países de la eurozona unifiquen más sus economías, insinuó hoy el presidente de la entidad, Mario Draghi.
Circulan conjeturas de que los líderes de la Unión Europea nivelarán aún más sus políticas de gasto para tener bajo control los niveles de deuda gubernamental en el futuro. Esto debe suceder, dijo Draghi hoy al Parlamento europeo, antes de que el BCE u otras instituciones puedan tomar medidas más agresivas para ayudar a evitar que la actual sobrecarga de la deuda del continente destroce al euro y al sistema financiero global.
«Otros elementos podrían continuar, pero la secuencia importa», dijo Draghi. «Y lo primero y más importante es obtener un pacto fiscal común adecuado».
Las advertencias de Draghi empañaron la euforia que se manifestó en los mercados financieros de ayer, cuando el BCE, la Reserva Federal de Estados Unidos y otros cuatro bancos centrales develaron un plan abaratar el préstamos de dólares de los bancos comerciales.
En un discurso ante el Parlamento europeo, Draghi dijo que se necesita un «nuevo pacto fiscal» que obligaría a los gobiernos a actuar bajo normas más estrictas. La propuesta busca evitar que se repita la crisis de deuda en Europa que está golpeando al euro, su moneda en común.
Se espera que una cumbre de líderes de la Unión Europea el 9 de diciembre se enfoque en cómo unificar más a la eurozona.
El BCE no puede comprar bonos nacionales ni realizar préstamos directamente a los gobiernos. Pero sí puede adquirir bonos nacionales en el mercado secundario, al reducir los gastos de préstamos para los gobiernos. El BCE ha consignado poco más de 200 mil millones de euros (268 mil millones de dólares) para tales compras, pero se ha resistido a ir más allá porque cree que eso quitaría la presión a los políticos de reducir los gastos.