Presidente de Madagascar dimite


El lí­der de  la oposición de Madagascar desfila por las calles celebrando la dimisión  de Marc Ravalomanana como presidente de ese paí­s.  FOTO LA HORA: AFP ALEXANDER JOE

El presidente malgache Marc Ravalomanana dimitió hoy y confirió el poder a una junta militar, cediendo así­ tras dos meses de crisis a las pertinaces exigencias de la oposición y del ejército.


Acompañado por una marea de simpatizantes, el jefe de la oposición malgache Andry Rajoelina hizo poco antes una entrada triunfal en las céntricas oficinas de la Presidencia en Antananarivo, tomadas de asalto la ví­spera por el ejército para «precipitar la salida» del jefe del Estado.

«Declaro solemnemente que aguantaré hasta que se me agoten las fuerzas. Ahora somos libres pero el camino será aún muy difí­cil», soltó el joven opositor de 34 años.

Marc Ravalomanana, un empresario que llegó al poder en 2002 aupado por el pueblo, informó en un comunicado haber «firmado una ordenanza» en la que traspasa sus poderes y los del primer ministro a una junta militar.

«En la ordenanza 2009-001 con fecha del 17 de marzo de 2009, el presidente de la República decidió conferir plenos poderes a un directorio militar», afirma esta nota en la que se precisa que esta junta «está dirigida por el militar de más alto rango» de las fuerzas armadas.

«La junta militar acumula las funciones del presidente de la República y las del primer ministro que les corresponde por la Constitución», añade el texto.

El coronel Noí«l Rakotonandrasana declaró que Rajoelina rechazó hoy la instauración de una junta militar.

Por el momento se ignora dónde se encuentra el presidente. Desde hace unos dí­as se rumorea que podrí­a exiliarse dado que sus familiares más cercanos ya abandonaron esta gran isla del océano índico.

El presidente intentó resistir todo lo que pudo. Sir ir más lejos, el domingo, Ravalomanana, de 59 años, aseguró que no dimitirí­a «nunca» frente a la protesta creciente que lidera Rajoelina, convertido en portavoz de las frustraciones de muchos malgaches afectados por el alza de los precios, y de su resentimiento contra un jefe de Estado que consideran especulador y alejado del pueblo.

El pulso entre los dos hombres data de diciembre, cuando las autoridades prohibieron una televisión perteneciente al opositor, entonces alcalde de la capital. Sus relaciones se deterioraron aún más a finales de enero y a partir de esa fecha estallaron escaramuzas que dejaron más de un centenar de muertos.

Andry Rajoelina, cuyo ascenso polí­tico fue fulgurante, se autoproclamó presidente de una «Alta Autoridad de Transición» y últimamente llegó a pedir el arresto de su rival.

El ejército, inicialmente neutral, se decantó a favor de la dimisión del jefe del Estado.

Los militares, que anoche se apoderaron de las oficinas de la Presidencia, saludaron hoy a Rajoelina en cuanto entró en el edificio alzando sus fusiles en señal de victoria.

El opositor llegó acompañado de sus seguidores desde la plaza del 13 de Mayo, donde dio mí­tines casi a diario durante la crisis y desde donde «agradeció» al ejército su intervención de la ví­spera.

A unos 12 km de allí­, en el palacio de Iavoloha, vivió atrincherado los últimos dí­as Ravalomanana, cada vez más aislado y protegido por la guardia presidencial y sus seguidores.

«El presidente sigue en Iavoloha», declaró hoy por la mañana su portavoz, Andry Ralijaona.

La Unión Africana (UA) estaba reunida hoy para examinar la evolución de la situación en Madagascar.

Frente a la escalada de los últimos dí­as, la Unión Europea (UE) advirtió ayer que la imposición por la fuerza de un jefe de Estado no serí­a «reconocido» como legí­timo, por lo que traerí­a consigo la suspensión de la ayuda a uno de los paí­ses más pobres del planeta.