Un sacerdote jesuita y un congresista de izquierda presentaron ayer un libro en el que sindican a uno de los hombres más ricos del país de ser uno de los promotores de las tenebrosas bandas del paramilitarismo en Colombia.
En el marco de la 25ta Feria Internacional del Libro de Bogotá -18 de abril al 1 de mayo-, el padre Javier Giraldo y el representante a la Cámara Iván Cepeda aseguran en las 162 páginas de su libro que el empresario Víctor Carranza, conocido como «El Zar de la esmeraldas», es uno de los fundadores del paramilitarismo en el país y que ha gozado de inmunidad e impunidad por parte de la justicia.
Carranza envió ayer un comunicado por correo electrónico en el que sostiene que el libro de Cepeda y Giraldo «pone en entredicho la acción de los organismos judiciales y en general de las instituciones de nuestro país».
Los señalamientos que se le hacen en el libro «cuestionan temerariamente la efectividad de la justicia», señaló.
También dijo que las sindicaciones en su contra provienen de «resentidos narcotraficantes» que con sus aseveraciones buscan rebajas en sus penas y beneficios en sus procesos. Reiteró que siempre ha estado presto a las citaciones de las autoridades judiciales.
En el libro ‘Víctor Carranza, alias El Patrón’ «no hacemos acusaciones sino constataciones» sobre el accionar paramilitar de Carranza, aseguró en entrevista telefónica ayer el congresista Cepeda, quien, al igual que Giraldo, en Colombia es reconocido por sus denuncias sobre el paramilitarismo.
Para Cepeda, que precisó que la investigación duró un año, «Carranza es uno de los patrones más tenebrosos que ha tenido este país… (y) ha servido para administrar la criminalidad de este país».
El llamado Zar de las esmeraldas es un hombre de 76 años, de origen campesino, que ha amasado una de las mayores fortunas del país gracias a la explotación de las piedras preciosas en su natal departamento de Boyacá, en el centro-este del país.
Carranza, que ha estado en la mira de la justicia durante casi toda su vida, siempre ha negado cualquier vínculo con los grupos paramilitares o de autodefensa.
El poder de jueces y fiscales prácticamente no lo han tocado. Siempre ha habido una leyenda de que los procesos en su contra están signados por incendios en los despachos judiciales donde se le investiga o por las extrañas muertes de los funcionarios que conocen sus procesos. Entre sus abogados han figurado al menos dos exmagistrados de la Corte Suprema de Justicia y uno más que actualmente hace parte de la Sala Penal del mencionado alto tribunal.
Pese a las múltiples e inveteradas denuncias en su contra, solo ha estado en prisión una sola vez. En febrero de 1998 la Fiscalía ordenó su captura porque varios testigos lo acusaron de ser uno de los promotores de las bandas paramilitares en Colombia, sobre todo en Boyacá y en el departamento de Meta donde posee grandes extensiones de tierra. Sin embargo, recuperó la libertad en diciembre de 2001 y un juzgado penal de Bogotá desestimó después las acusaciones en su contra y lo absolvió.
«Carranza es uno de los hombres que tiene en Colombia uno de los más grandes prontuarios judiciales… en los cuales aparecen decenas de testigos señalando que él ha sido paramilitar, narcotraficante, que ha estado aliado con figuras conocidas de ese mundo tanto paramilitar como narcotraficante», aseguró Cepeda.
Dijo que las ganancias del libro serán repartidas entre las víctimas del paramilitarismo, unas bandas que en Colombia nacieron a principios de los años 80 –supuestamente para enfrentar a las guerrillas– y que están acusadas por las autoridades de ser las autoras de miles de asesinatos y del desplazamiento de sus tierras de campesinos.
Los testigos que aparecen en los expedientes, según Cepeda, aseguran que Carranza «ha ordenado asesinar a miles de personas». El congresista comentó que el libro suyo y del jesuita Giraldo puede resumirse en una frase del cabecilla paramilitar Iván Roberto Duque, alias «Ernesto Báez»: «Carranza no debería llamarse el zar de las esmeraldas sino el Zar del paramilitarismo».
Según Cepeda, nunca ha sido condenado porque ha contado con la protección de «las casas que han gobernado a este país».
El congresista recordó que en cierta oportunidad viajó a Estados Unidos para entrevistarse con jefes paramilitares colombianos detenidos en ese país. «Yo estaba una vez con algunos de los abogados (de los jefes paramilitares). Yo les pregunté: ‘Una vez que han sido extraditados sus clientes, ¿quién es el paramilitar vivo, activo, más poderoso que hay en Colombia? Ni siquiera se miraron entre ellos, me dijeron: ‘Don Víctor».