Presentación de Laberinto-Babel


POR WALTER DEL CID

El pasado 25 de octubre se llevó a cabo la presentación del libro Laberinto-Babel en el Salón Juan Carlos Fernández, de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de San Carlos de Guatemala -Usac.


Breve reseña. En su verso inicial, Gabriela Gaytán desmitifica la condición de la mujer desde la construcción de lo patriarcal: Me han creado súbdita a ti / porque dicen que me crearon de tu costilla. La argumentación se sustenta en el supuesto que ha de romper, «dicen». Así­, esta autora inicia la colección de poemas que darán salida, en las hojas del libro, a un pronunciamiento que intenta transgredir la esencia del mismo cristianismo. Un dios sin metáforas.

Jessika Cuyán deja traslucir el descubrimiento de una sensualidad. El mundo se hace tangible a través de las emociones, se aprecia desde esa condición el deseo. Una sexualidad se atropella en la emoción, las palabras son caminos en lo cotidiano que inspiran a la belleza o en el abandono del ser amado. Apareciste tú en mi vida / y despertaste los deseos pasionales de mi cuerpo. Tendrá, necesariamente, que trazar los versos desde la angustia para, al final, comprender el amor en su totalidad. Buscar las palabras desde el infinito.

La poesí­a también es un arma cargada de futuro, sentenció Gabriel Celaya. Desde esa condición Dante González interrumpe la palabra para asumir la distancia de la rebeldí­a. Una construcción poética que predice el pasado insurrecto que cae en el delirio del tiempo. En dónde quedaron los dí­as cuando ardí­amos en el caos (…) como extraño… esos dí­as de dialécticas alegrí­as. Una nostalgia irredenta se predice, entonces, la pregunta se hace evidente. ¿Tendremos resurrección en la palabra, en el sueño posible? Con el oficio puesto en la maestrí­a de la palabra.

Gustavo Bracamonte traza una voz poética que lo conjuga hasta los bordes del universo. Un hombre presto -desde su verso- a reconstruir cada instante efí­mero del reloj compartido, entre la mujer amada y la utopí­a posible, él nos hace llegar al momento de la comunión. Entonces la poesí­a es la divinidad del verbo futuro y la palabra pasado. Me hubiera bastado una palabra en el cauce del optimismo para levantarme de la gélida tarde y proclamar la construcción del mundo. (…) Esta tarde frí­a déjeme decirle que la extraño como la luz de su mirada en un abismo inmenso de melancolí­a. El poema queda en el puerto donde deberemos anclar la memoria.

La contradicción irredenta entre lo deseable y lo probable es un poema en Pablo Moraga. Desde los objetos más sencillos hasta el mundo virtual expone, en las palabras del escritor, la sentencia que anuncia -desde tiempos inmemoriales- la derrota anticipada del amor. Por lo que sexualizar el objeto amado del escritor, una máquina, nos parece adecuado, porque sin poses de grandilocuencia la posibilidad es efí­mera ante el amor. … esta máquina también es mujer. ¿Qué más nos puede quedar sino el anhelo por la esperanza del amo?

Con una elaboración epigramática, la sumatoria en el vocablo de Mario Campos es una paradoja por resolver,… las sumas que hicimos juntos y las que nos robamos de otros (…) y porque ahora ya no estás. La interrogante es un pulso sin solución. Ella -tal vez- una duda en el verso o la crueldad de la vida cotidiana. í‰l una rima puñal en la caí­da de la muerte. Ellos, los imposibles, otra vez en el amor dejan la ausencia para que triunfe la soledad. ¿Volverá ella, escribirá él?

El amor tantas veces evocado y sin solución se anuncia en las palabras de Alejso. Sin embargo de necios los amantes van dejando sus lí­neas en el precario instante del deseo, dejando en libertad tus pezones / que tiemblan por el estertor tibio / de mi sangre. ¿Será capaz la sangre de limpiar la derrota? Entonces, los amantes por inmortales son capaces de ofrendar -incluso su vida- por la obtención del objeto amado. Ella el delirio de Alejso.

La cotidianidad es una abrumadora antipoesí­a. Debe necesariamente encontrar ese ritmo de desplome para hacernos alucinar en un libro autografiado o en una tarde, sin escombros de luz, en la que razonamos la ausencia. Juan José Lori, en ese segundo, nos hace comprender lo trascendente de lo breve. A ti una caja llena de preservativos / a mí­ el vicio de sentir tu loción. Entonces, la vida en silencio es antipoesí­a. Todo -desde el delirio hasta un «oso de peluche»- se resuelve poéticamente.

Fernando Lucero con la tradición en los destellos de las vanguardias elabora la cimentación de su poesí­a. Esta noche he caí­do en los laberintos del recuerdo. Una sensación por lo sublime nos manifiestan las palabras. Cruces sin destino que debemos recorrer para volver al silencio. … dejando en el silencio las huellas de una ausencia inadvertida. Quienes, un poco todos, han bebido del deseo comprenden lo alucinante del delirio por lo amado.

Rossana Estrada asume una posición en la duda. Quién, por sabio, pregunta no responde, porque intuye que tener una respuesta es desaparecer. Las certezas son sentencias, las dudas laberintos que nos hacen crecer. Ella, mujer en la esperanza, cuestiona los imposible, tal vez los ángeles forasteros o la emergencia de lo invisible. Muchas veces he deseado ser invisible / a que nadie moleste mi existencia (…) incorpórea / auténticamente libre. Entonces su condición es lo perdurable, allí­ habitan los que solo con un ángel corazón de poeta dejan el verso en la presencia de todos.

En consecuencia, todos acá son escenarios impredecibles, sus trazos poéticos corresponde al laberinto por resolver. Los poetas y mujeres, las poetizas y hombres deberán recorren ese dédalo sin fin que es la creación. Un reto por construir.

El dí­a de la presentación de Laberinto Babel. Sergio Morataya, uno de los autores de la obra literaria aperturó el programa, al tiempo de hacer una reseña del poemario, en la cual describió un poco acerca del trabajo literario de cada uno de los poetas participantes. El editor, Gustavo Bracamonte, dio la bienvenida a los presentes. El agradecimiento a la asistencia estuvo a cargo del estudiante Luis Chacón. Posteriormente, cada uno de los integrantes del colectivo denominado Circulo Literario y autores de los poemas contenidos en Laberinto-Babel, procedieron a leer uno de los poemas de su autorí­a.

Asimismo, los profesionales de la comunicación Sergio Morataya, bajo el seudónimo de Pablo Moraga enfatizó acerca del por qué del nombre del libro, Fernando Lucero, hizo su alocución sobre cuando las generaciones no chocan si no se complementan, Dante González, disertó acerca del simbolismo utilizado en el libro y la estudiante Gabriela Gaytán, explicó por qué los estudiantes participaron de ese proyecto.