Preocupante escasez de agua entubada


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Al momento de escribir la presente nota periodística, aún el mes de febrero y su variable clima desconcertante tiene presencia. Asomos del cambio referido a marzo entrante dan inicios de calor en grados sofocantes, motivo seguro para que una mayoría viaje a la playa, ríos y balnearios en general; vale decir en condición efectiva de veraneantes en Semana Santa.

Juan de Dios Rojas


De preocupante es considerado el hecho de una alarmante escasez de agua, en particular, de la concerniente a la llamada agua entubada. Es uno de los servicios públicos de primera necesidad y su déficit ostensible genera aflicción en hogares al borde de la desesperación razonable. Dicho servicio vital lo presta Empagua, dependiente de la Municipalidad.

    Lleva tiempo el agudo problema en la casi totalidad citadina, aunque a título de perenne dificultad en diversas colonias, no se diga asentamientos en manifiesto crecimiento, donde el caso crítico expone abandono y total desabastecimiento. Por eso encaja bien el mensaje edil que recalca cómo de gota en gota, el agua se agota, en procura del buen uso.

    Si tuviese en realidad un uso racional el líquido vital, la problemática no alcanzaría condiciones adversas al usuario. Viven situaciones verdaderamente de amargura a fin de acarrearla desde lejos, o bien adquirir toneles del preciado líquido a costa de pagos exagerados e inhumanos, de parte de negocios armados de la noche a la mañana, sin control alguno.

    Varios sectores capitalinos donde antes no se escaseaba en esa forma, hoy en día se afronta la molesta situación de racionamiento. La mayoría de horas del día y parte de la noche, carecen de presión, a punto de agotarse el rato menos pensado, junto a sus temidas consecuencias de rigor. Luego entonces urgente viene a ser la cultura del ahorro, antes que todo.

    Eso y mucho más pone de manifiesto la prioritaria necesidad y el consiguiente plan urgente de introducir nuevos caudales de agua, ¿de dónde? No sé; empero, tampoco es conveniente de sitios de jurisdicción municipal vecinos, porque se estaría incurriendo en irrespeto de la autonomía del ayuntamiento afectado, con pleno derecho a defender lo suyo.

    Tampoco resulta conveniente el rechazable proyecto o plan en contra de los intereses capitalinos, consistente en la malhadada privatización que anda de boca en boca, o en corrillos de gente de a pie o en camioneta. La cosa adquiriría complicaciones tremendas en detrimento de las explotadas economías hogareñas, de mal en peor, sin duda alguna de verdad.

    El clamor constante y casi al que le ponen oídos sordos las autoridades competentes o no, según infolios históricos relativos a la Nueva Guatemala de la Asunción  siempre ha consistido en gritar con voz estentórea por la ingente necesidad ha sido: ¡Agua! ¡Agua! Sin considerar que nuestros mantos friáticos presentan también escasez alarmante. Solamente pozos, al menos.