Una verdadera polémica se ha desatado en Alemania en torno a los eventuales efectos perjudiciales para la salud que podría tener la cumarina, un componente de la canela que forma parte de los ingredientes de los panes de especias y galletas industriales de Navidad.
Un número de teléfono gratuito ha sido puesto a disposición del público por la Federación de Confiteros Alemanes para atender consultas sobre sus productos, inquietos por una posible baja del consumo al aproximarse el lucrativo período de las fiestas de fin de año.
Al otro lado del teléfono un consejero responde amablemente todas las consultas concernientes al pan de especias (pan dulce de Navidad) o el vino caliente que se consumen en estas fechas tradicionales y que contienen canela entre sus ingredientes más importantes. El experto aconseja sabiamente a los preocupados clientes «consumir estos productos con moderación».
El asunto es lo suficientemente grave como para que los Estados federados alemanes hayan emitido en octubre pasado una recomendación oficial, tras un estudio muy serio del Instituto de Evaluación de Riesgos (BVR).
El estudio aconseja a los niños que pesan menos de 15 kilogramos no comer más de un pequeño pan de especias o cuatro galletas de canela («Zimtsterne») por día.
Estas sabrosas galletas con canela, cubiertas de azúcar glaseada, son insustituibles en las mesas de Navidad de los hogares alemanes y se venden en todos los tradicionales mercados navideños.
Los adultos golosos pueden comer hasta 16 galletas diarias, según este estudio, pero corren riesgos hepáticos. Es un peligro temporal y benigno, según los confiteros, pero las organizaciones de consumidores afirman que estos productos son «potencialmente cancerígenos».
El problema es la cumarina, una sustancia aromática que se encuentra en elevadas dosis en la canela de China, uno de los dos tipos de canela comercializados. La canela de China es utilizada principalmente en los productos industriales o para el tratamiento contra la diabetes.
La otra variedad, la canela de Ceylán, contiene poca cumarina.
La legislación europea fija un límite máximo autorizado de 2 miligramos de cumarina por kilo para los productos alimenticios.
«Cerca de la mitad de los productos comercializados, ya sean galletas, cereales o arroz con leche superan este umbral, dijo indignada Barbara Hohl, de la organización no gubernamental de protección a los consumidores Foodwatch, en declaraciones a la AFP.
Foodwatch analizó 28 productos, entre ellos 11 galletas, y detectó tasas de cumarina «hasta 20 veces superiores» al límite fijado por las autoridades europeas.
«Es una infracción a la legislación. Esos productos deberían ser retirados del mercado. Pero debido a la presión de los industriales, lo único que se hace es emitir recomendaciones a los consumidores», criticó Barbara Hohl.
Foodwatch presentó una demanda contra un conocido fabricante de galletas, así como contra las cadenas de supermercados y el ministerio alemán de Protección al Consumidor.
El retiro de productos del mercado es «injustificado», se defiende en un comunicado la Federación de Consumidores, basándose en sus propios informes de expertos.
Este grupo de interés, «en acuerdo con las autoridades sanitarias», considera que una tasa de cumarina de 67 miligramos por kilo (es decir 30 veces por encima del límite europeo) «carece de consecuencias para la salud».
«La canela y los productos que contiene son perjudiciales para la salud si son consumidos durante largo tiempo y en grandes cantidades por personas cuyo estado de salud es frágil», según su comunicado de prensa.
El grupo Bahlsen, uno de los líderes en la producción y venta de pan de especias en Alemania, decidió sin embargo modificar sus recetas para reducir las proporciones de cumarina en sus productos.