La delicada situación del gobernador de Nueva York David Paterson, al borde de la implosión política, es un rompecabezas adicional para el partido demócrata de Estados Unidos
Los críticos abundan y el último a la fecha fue el New York Times, en un artículo publicado este viernes, en el que fustiga el desempeño del gobernador ciego afro-americano que se dispone a buscar la reelección.
Con un demócrata prominente aspirando a su cargo y una asamblea estatal plagada de casos de corrupción, las cosas lucen mal no sólo para Paterson sino también para el resto de su partido de cara a las elecciones de Noviembre.
El artículo, publicado en primera plana del Times, cita fuentes múltiples cercanas a Paterson, describiéndolo como un político distante cuya campaña para la reelección está consumiendo recursos electorales en cuentas de restaurante.
Con la espalda contra la pared, Paterson respondió en un inusual comunicado publicado a la madrugada, con una declaración en la que calificó al artículo de «malvado y coordinado esfuerzo para atacar sin pruebas al gobernador».
Pero la nota del Times fue sólo la última de una larga serie de golpes propinados contra el gobernador, enfrentado a la oposición solvente del demócrata Andrew Cuomo, secretario de Justicia del Estado de Nueva York.
Los tabloides New York Post y Daily News publican a diario artículos vitriólicos sobre la vida personal del gobernador, que se suman a acusaciones de favoritismo en la atribución de contratos para crear un hipódromo en Queens.
En una extraordinaria y brutal respuesta, Paterson, de 53 años, alegó que los «ataques» buscan retratarlo como «orientado hacia la cuestión racial, hipersexualizado y libertino». «Parece que lo único que hago es beber, salir a la caza de mujeres y drogarme», dijo.
Paterson inaugura este domingo su campaña electoral en Rochester y el tema no es tanto lo que va a decir sino saber si alguien va a asistir al evento.
Según el Daily News, otro acontecimiento en el barrio predominantemente negro de Harlem fue postergado por falta de convocatoria.
Muchos de los problemas de Paterson no son por cierto culpa cuya. Llegó al cargo casi por accidente, tras las desventuras de su predecesor Elio Spitzer, obligado a renunciar en 2008 tras un escándalo sexual.
No bien asumió como gobernador, Wall Street se desplomó y con ella la economía norteamericana, arrastrando hacia un campo político minado al hombre que siempre aseguró no haber deseado estar al mando.
Como gobernador, Paterson debe trabajar con una Asamblea estatal disfuncional, en conflicto permanente con la rama ejecutiva en los debates sobre el presupuesto.
Las dificultades de Paterson son un reflejo de las que padecen los demócratas a nivel de otros aspectos de la vida política estatal, incluyendo la representación ante el Senado federal en Washington.