Prensa dividida por Nobel a Obama


Barack Obama, presidente de Estados Unidos, fue designado ayer como el ganador del Premio Nobel de la Paz, no sin provocar reacciones, positivas y negativas, en todo el mundo. FOTO LA HORA: AFP JEWEL SAMAD

La prensa mundial estaba divida hoy acerca de la atribución la ví­spera del premio Nobel de la Paz al presidente estadounidense Barack Obama: algunos editorialistas destacaban la victoria de los ideales y otros denunciaban una designación muy politizada.


El comité Nobel noruego subrayó ayer los «extraordinarios esfuerzos» de Obama «para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos».

Pero la designación del primer presidente estadounidense negro, de 48 años de edad, es para la prensa tan sorprendente como controvertida.

El Washington Post hizo alusión a la estupefacción general de que el Nobel de la Paz fuese atribuido «a un presidente que no ha terminado su primer año de mandato y no ha obtenido ningún resultado mayor en el plano internacional».

«La amplitud de las reacciones, que van de una satisfacción exuberante en algunos lugares al desprecio y el rechazo en otros, pone en evidencia las divisiones polí­ticas que engendran su programa y su forma de gobernar, sin hablar de la politización de este premio», considera el editorialista Dan Balz.

Para el New York Times, se trata de un «reconocimiento moderado», que subraya «el abismo entre las ambiciosas promesas verbales y su realización».

El conservador Wall Street Journal explica, por su parte, que la reacción del diario fue de «perplejidad».

Es «una de las mayores sorpresas que el comité Nobel haya provocado jamás», afirma el Daily Telegraph de Londres, que también juzga esta atribución como eminentemente polí­tica, dado que las candidaturas fueron cerradas sólo 12 dí­as después de la llegada al poder el 44º presidente estadounidense.

«El comité Nobel noruego ha tomado decisiones extrañas en el pasado. Atribuir el premio de la paz de este año a Barack Obama, sin embargo, no es sólo extraño sino malo: para Obama, para el premio y para la causa de la paz», criticó duramente el diario económico británico Financial Times.

«Recibir el premio tras nueve meses de presidencia es un honor pero también una obligación de éxito», consideraba por su parte el rotativo francés de izquierdas Liberation. El conservador Le Figaro estimó que este premio «aumenta la estatura internacional del presidente estadounidense pero también las innumerables presiones que se ejercen sobre él».

En España, El Paí­s consideraba que se trata de «un premio de la paz a un esfuerzo que apenas ha comenzado a dar fruto» y que «no se ha concedido un premio a la obra acabada, sino a un proyecto de futuro». Destacando que se trata de una «distinción controvertida», El Mundo afirmaba que «el Nobel de la Paz premia los posibles logros de Obama por anticipado».

En Asia, la prensa japonesa consideró que este premio aumentará las expectativas hacia la administración Obama. El diario Yomiuri Shimbun juzga que el presidente tendrá ahora la «dura tarea de obtener resultados».

En China, el Beijing News hací­a alusión a «un premio alentador», considerando la decisión del comité Nobel como más «simbólica» que otra cosa. «Es demasiado pronto para que Obama gane el premio Nobel», afirmó el diario, para quien el galardón puede ejercer «gran presión» en el presidente estadounidense.

El United Daily News de Taiwán no dudaba por su parte en hablar de una victoria del populismo y del «lenguaje vací­o», agregando que se trata «tal vez de la mayor controversia desde la creación del premio Nobel en 1901».

Una parte del mundo musulmán acogió favorablemente el premio. En Indonesia, mayor paí­s musulmán del mundo, el diario Jakarta Globe designaba al jefe de Estado norteamericano como una «persona extraordinaria».

«El hombre que ha prometido el cambio merece nuestras felicitaciones», afirmaba por su parte el Daily Star de Bangladesh, considerando su designación como «muy merecida».

SíNTESIS Felicitaciones


Las felicitaciones fluyeron ayer tras la inesperada atribución del Premio Nobel de la Paz al presidente estadounidense Barack Obama, pero también hubo crí­ticas y reacciones de sorpresa, así­ como mensajes instándolo a intensificar los esfuerzos por la paz en el mundo.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, felicitó a Obama en un comunicado señalando que éste «corporiza el nuevo espí­ritu de diálogo y compromiso con los principales problemas del mundo: cambio climático, desarme nuclear y un amplio rango de desafí­os a la paz y la seguridad».

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, también lo felicitó por un premio «merecido».

Este premio es un «aliento» para todos los que desean un mundo más seguro, dijo el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

También desde Europa, la canciller alemana Angela Merkel y el presidente del gobierno español José Luis Rodrí­guez Zapatero lo consideraron un «respaldo» para obrar todaví­a más en favor de la paz.

El jefe de gobierno italiano Silvio Berlusconi dijo que era un «justo reconocimiento» a su trabajo «a favor de la reanudación de la cooperación entre los pueblos». El presidente francés, Nicolas Sarkozy, saludó los «esfuerzos extraordinarios» de Obama «en favor del refuerzo de la diplomacia y la cooperación internacional».

«Este honor es merecido», según el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen.

«A través de sus acciones, usted ha contribuido a cambiar la atmósfera del mundo», escribió el ex dirigente soviético Mijail Gorbachov en un telegrama dirigido a Obama.

El presidente estadounidense tiene que reforzar ahora «su compromiso, en tanto que dirigente de la nación más poderosa del mundo, de continuar promoviendo la paz y el fin de la pobreza», dijo la Fundación Nelson Mandela.

«Ahora debe hacer algo» con su premio, declaró en el mismo sentido la disidente china uigur Rebiya Kadeer, porque «esto aumenta las esperanzas de verlo defender las naciones oprimidas».

El Dalai Lama por su lado llamó a Barack Obama a defender la «libertad».

La Federación Internacional de Ligas de los Derechos Humanos (FIDH) se mostró igualmente exigente, exhortando al laureado a «pasar a la acción».

Irán, cuyas relaciones con Estados Unidos son particularmente tensas, fue uno de los primeros paí­ses en reaccionar, pidiendo también al presidente que refuerce su acción en favor de la paz.

El presidente afgano Hamid Karzai estimó que Obama es «la persona correcta» para recibir este premio, en momentos en que reflexiona sobre el enví­o o no de refuerzos de soldados a Afganistán.

Sin embargo, la milicia talibán condenó la decisión del Comité Nobel, afirmando que no se ha percibido «ningún cambio de estrategia por la paz».

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, declaró que espera que «la paz prevalezca en Palestina y en la región bajo la presidencia de Obama», y el primer ministro israelí­ Benjamí­n Netanyahu dijo que espera «hacer avanzar la paz» con el mandatario estadounidense.

Dentro de Estados Unidos, los republicanos reaccionaron con escepticismo, suspicacia e incluso enojo ante la noticia del premio.

El presidente de la comisión nacional republicana, Michael Steele, calificó el hecho como «desafortunado» y acusó a Obama de tener un estatuto de celebridad pero ningún «logro real» que lo haga meritorio del premio.

El ex presidente estadounidense (1977-1981) y premio Nobel de la Paz 2002, Jimmy Carter, en cambio, dijo que el premio constituí­a «una declaración audaz de apoyo internacional» a su polí­tica exterior.

Mediante el portavoz Philip Crowley, la secretaria de Estado Hillary Clinton calificó la premiación «no sólo bien merecida (sino además) un reconocimiento de la estrategia de diálogo, de la necesidad de trabajar en colaboración y de manera multilateral para resolver los problemas del mundo».

Sorprendentemente, entre las reacciones más crí­ticas figura la del ex presidente polaco y Premio Nobel de la Paz 1983, Lech Walesa. «Â¿Quién, Obama? ¿Tan rápido? ¡Demasiado rápido! No tuvo tiempo de hacer nada. Por ahora, lo único que hace es proponer», declaró Walesa a la AFP.

Desde América Latina, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva dijo que el Premio Nobel de la Paz está «en buenas manos». La presidenta chilena Michelle Bachelet y el depuesto mandatario Hondureño, Manuel Zelaya, también elogiaron la decisión. Bachelet dijo que era «para un gran lí­der en la lucha por la paz».

La Defensora del pueblo de Venezuela, Gabriela Ramí­rez, la criticó al aseverar que se trata de «una burla a los derechos humanos». El Premio Nobel de la Paz 1980, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, dijo estar «muy sorprendido por el premio dado a Obama, que es el presidente del paí­s más agresor del mundo».

El Nobel es un premio «a las promesas y las buenas intenciones», dijo desde La Habana el sitio oficial Cubadebate, y el mandatario colombiano Alvaro Uribe felicitó públicamente al galardonado, destacando estimar «inmensamente» sus esfuerzos por lograr «un mundo libre de la amenaza nuclear».

El vicepresidente de Bolivia, ílvaro Garcí­a, saludó la atribución del Nobel a Obama, pues «ha hecho mucho por el derecho del pueblo norteamericano», aunque agregó que «lo sentimos prisionero de una red imperial que se mueve casi automáticamente por encima de él».