La Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG) ha acordado conferir el Premio Jorge Rosal de 2008 a la licenciada María del Carmen Camey Rodríguez vda. de Castañeda, por sus méritos profesionales y revolucionarios, así como por su decidida contribución a los derechos humanos, el reconocimiento de los derechos de la Mujer y el logro y consolidación de la paz y el desarrollo del país. El reconocimiento público se hará en Boston, Estados Unidos, el sábado 30 de agosto.
Este homenaje muy merecido reúne a dos figuras democráticas muy singulares. Por un lado, recuerda a Jorge Rosal, firmante por la URNG de los Acuerdos de Paz de 1996, gran amigo y asesor, connotado revolucionario e ilustre médico, quien falleciera el 13 de noviembre de 2006. Su muerte motivó la creación del «Premio Anual para reconocer los méritos de personas o entidades que hayan contribuido o contribuyan sustantivamente a la paz y el desarrollo», paz que tiene como prerrequisitos la eliminación de los conflictos, el respeto de los derechos humanos, la justicia social, la democracia real y participativa y el desarrollo sostenible y generalizado. En 2007, muy merecidamente, el Premio fue conferido a la doctora Gisella Paz y Paz, viuda y compañera de lucha del doctor Rosal.
El Comité Premio 2008 acordó, por unanimidad, otorgarlo a Carmen Camey, quien ha dedicado su vida, junto a su esposo Mario Vinicio Castañeda, a luchar por el cambio del Estado y la sociedad. Comenzaron ambos en el movimiento estudiantil, que se opuso a las políticas diseñadas en Washington DC y aplicadas por Castillo Armas a partir de 1954. Muchos recuerdan el momento en que Carmen «se puso los pantalones» para encabezar una histórica marcha por las calles de la capital, que fue acallada por la represión policial. Su trabajo en «El Estudiante» los llevó a su primer exilio, en 1956, el cual se repetiría en 1980, cuando se desató la gran represión contra la Usac.
Desde Costa Rica, Nicaragua y México, Carmen Camey fue baluarte de la Comisión de Derechos Humanos de Guatemala (CDHG), de la cual fue fundadora, dedicándole más de 20 años de incansables esfuerzos, para exigir del Estado guatemalteco el respeto pleno de los derechos humanos y buscar la solidaridad internacional contra los gobiernos militarizados. Regresó a Guatemala cuando las negociaciones de paz lo permitieron y siguió brindando su valiosa contribución para hacer de los derechos humanos eje fundamental de los Acuerdos de Paz.
Al firmarse la Paz, a la cual ella y su esposo contribuyeron de diversas maneras, él en su condición de asesor jurídico de la Comandancia General de la URNG, y ella aportando contenidos de derechos humanos para los diversos acuerdos, se sumaron con entusiasmo al trabajo por la implementación de las disposiciones convenidas. Para acompañar a hijos y nietos en el exterior, salieron nuevamente de Guatemala. La preocupación por los derechos humanos, que hoy vuelven a violarse generalizadamente, ha continuado para Carmen, mediante su trabajo para la Guatemala Human Rights Commission/USA y su desempeño como Secretaria de Derechos Humanos de la RPDG. Por esa ejemplar vida de total compromiso con Guatemala, Carmen Camey se ha hecho merecedora al Premio Jorge Rosal 2008.