El primer ministro Yasuhiko Noda dijo hoy que Japón debe reactivar dos reactores nucleares para proteger la economía y el sustento de la población.
Noda dijo en una conferencia de prensa transmitida en directo que el gobierno ha tomado amplias medidas para garantizar la seguridad de los dos reactores en la planta nuclear de Ohi, en el occidente de Japón.
Los 50 reactores viables han sido desconectados por mantenimiento y por preocupaciones de seguridad. Reactivarlos ha sido una preocupación pública a causa del desastre de Fukushima tras el tsunami del año pasado, que comenzó el 11 de marzo del 2011 con un sismo de magnitud 9.
El gobierno de Noda trata desesperadamente de conseguir respaldo público para reactivar los reactores y evitar una escasez de electricidad en el verano.
La energía nuclear es crucial para la sociedad japonesa, dijo Noda en una conferencia de prensa transmitida en directo. El gobierno desea reactivar los reactores para evitar apagones estivales.
«Deberíamos reanudar los rectores número 3 y número 4 de Ohi a fin de proteger los empleos de las personas», dijo Noda. «La sociedad japonesa no puede sobrevivir si desactivamos todos los reactores nucleares o cesamos su funcionamiento».
Noda indicó que se calcula un déficit el 15% de la electricidad que necesita la región, un nivel que consideró «severo». Sin energía nuclear, las empresas de servicios públicos tendrían que depender más de combustibles fósiles, mucho más caros, lo que encarecería las facturas mensuales y limitaría las alternativas financieras de las pequeñas empresas.
Noda dijo que la demanda estival se aproxima y requiere «una decisión rápida».
Agregó que las principales ciudades en torno a la planta de Ohi deberían agradecer a sus residentes por su carga de suministrar electricidad a las aldeas del oeste del país, pese a los temores de seguridad.
Fukui, donde 13 reactores están agrupados en cuatro complejos costeros, es el llamado «corredor nuclear» japonés.
El ex presidente de Tokyo Electric Power Co., Masataka Shimizu, empresa que opera la planta de Fukushima, dijo que el centro para la gerencias de emergencias instalado en el 2010 evitó que la crisis degenerara en una catástrofe.
«Es horroroso simplemente imaginar lo que hubiera ocurrido de no existir», dijo el viernes Shimizu a una comisión parlamentaria que investiga el accidente.
Escombros
Más de un año después del maremoto que devastó Japón, mató a miles de personas y arrastró millones de toneladas de desechos en el océano Pacífico, el gobierno de Estados Unidos y varios estados de la costa oeste todavía no tienen un plan coherente para limpiar los escombros que flotan hacia las costas estadounidenses.
Tampoco hay una idea clara sobre lo que se puede esperar.
El gobierno japonés calcula que un millón y medio de toneladas de escombros están flotando desde el escenario de la catástrofe. Algunos expertos estadounidenses creen que la mayor parte nunca va a llegar a la costa, pero otros temen un enorme desastre ambiental.
«Pienso que esto es mucho peor que cualquier derrame petrolero que hayamos enfrentado jamás en la costa oeste o cualquier otro desastre ambiental en esta costa» en cuanto a los escombros, dijo Chris Pallister, presidente de un grupo dedicado a limpiar escombros marinos de las costas de Alaska.
David Kennedy, administrador adjunto del Servicio Nacional del Océano y la Atmósfera (NOAA), dijo el mes pasado a un panel del Senado que en la mayoría de los casos la decisión sobre la remoción de escombros recaerá en cada estado individualmente. No se ha determinado la financiación.
El senador demócrata Mark Begich, de Alaska, y otros dirigentes políticos de la costa oeste han calificado de inaceptable esa posibilidad y han dicho que los escombros del desastre nipón representan una emergencia nacional.
Un ejemplo notable de lo que se puede esperar ocurrió en Oregón esta semana: un muelle de concreto y metal de 20 metros (66 pies) de largo, 2,13 (7) de alto y 5,8 (19) de ancho llegó a las costas a 1,5 kilómetro (una milla) al norte de Newport. Un funcionario del consulado japonés en Portland confirmó que el muelle se separó de la ciudad nipona de Misawa durante el maremoto.
«Creo que el muelle es un anticipo del material pesado que vendrá después, y en medio de los escombros pesados habrá muchos tambores llenos de sustancias químicas que no seremos capaces de identificar», advirtió Pallister.
Su grupo, Gulf of Alaska Keeper, trabaja en la misma región devastada por el derrame petrolero del Exxon Valdez, que derramó 11 millones de galones de petróleo en la Ensenada Prince William en 1989.
Los escombros del tsunami son difíciles de rastrear. Los vientos y las corrientes oceánicas son variables.
El NOAA calcula que los escombros se esparcirán en un área muy amplia pero no puede anticipar cuándo ni cuánto llegará a las costas de Alaska, Washington, Oregón, California y Hawai.