Puede que pocas veces se haya presentado un escenario como el que la coyuntura pinta para el encuentro entre el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, con nuestro mandatario, Otto Pérez Molina, que viajará junto a sus homólogos de El Salvador y Honduras a tratar el tema de los menores migrantes no acompañados que se encuentran en la frontera y la crisis que el flujo de estos infantes ha provocado.
Y decimos esto porque, entre errores y aciertos, el gobierno de Estados Unidos y su propio mandatario han sido varias veces claros en que sienten una preocupación especial por los jóvenes que, por otro lado, están queriendo ser utilizados como tarjeta de cambio en la arena política por los partidos conservadores estadounidenses sin recordar que lo más importante es el tema humano.
Pero es fundamental la forma en que se presentará el tema en la reunión. Porque, por un lado, tenemos que entender también que el problema surge por la falta de oportunidades que tenemos dentro de nuestros territorios y que hacen que las nuevas generaciones opten por el riesgoso y muy doloroso camino del abandono de su propio país y sus familias para ir a buscar esa oportunidad a tierras lejanas. La deuda moral que internamente debemos sentir con estos jóvenes es altísima, pero no termina reflejándose en las acciones que como sociedad tomamos.
Aun cuando parte de nuestra situación actual es resultado del rol que el país jugó en las décadas de nuestra historia reciente en relación a Estados Unidos, es muy complicado hacer entender que necesitamos un compromiso conjunto para enfrentar la crisis si no es con la total determinación de no dejar dudas de nuestras prioridades reales.
¿Estamos dispuestos a asumir responsabilidades que puedan hacernos plantear con mucha más solvencia los requerimientos que como país tenemos? Esto implicaría que queremos demostrar que con un frontal y decidido combate a la corrupción podemos alzar la voz para decir que estamos listos para cumplir con nuestra parte.
¿Será que vamos a empezar a pedir eficiencia y cumplimiento a los funcionarios o seguirá el papel de un benévolo gobierno que excusa los errores de sus funcionarios más importantes? Es momento de hacer nuestra parte y poder pedir con la fuerza que da la solvencia, que haya un compromiso en conjunto que nos permita resolver un tema que, como este, es dramático y extremadamente delicado.
Nuestras dudas son con qué determinación se llegará a ese encuentro entre presidentes y qué actitud tenemos como país para hacerle frente a la crisis. Son nuestros niños, merecen nuestro esfuerzo.
Minutero
El encuentro con Obama
es por el tema humanitario
y hay que usar el escenario
para ver si resolvemos el drama