Prefiero parecer tonto a serlo


Fernando Alonso logró colarse en segundo lugar. FOTO LA HORA: AFP DIMITAR DILKOFF

Si Red Bull no se fue de Hungrí­a con un nuevo doblete fue por culpa de Vettel. El equipo de Milton Keynes volvió a demostrar que su RB6 es el monoplaza más rápido de la parrilla. Hace una semana, en Alemania, los Ferrari se colocaron a su altura. Siete dí­as después, la diferencia entre los bólidos de las dos marcas ha vuelto a hacerse evidente. Esta superioridad se explica a partir de varios elementos, pero hay uno que en Hungaroring adquirió una importancia capital: el motor. Los Red Bull incorporan un motor Renault que no pasa por ser el más potente ni tampoco por ofrecer la velocidad punta más elevada. Pero si alguna cualidad posee el motor de la marca del rombo es su potencia en bajos, su aceleración al salir de las curvas, una caracterí­stica que en Hungrí­a, por las peculiaridades del trazado, fue determinante. Cuando no es la aerodinámica lo que hace volar a los Red Bull, es el motor o la combinación de ambos elementos. Por eso es una pena que el equipo no consiga sacar provecho de esa preponderancia mecánica.


El Mundial se decidirá por pequeños detalles y se lo llevará el que menos errores cometa. Red Bull está pagando la inexperiencia de Vettel y de su dirección deportiva, que también es muy joven. Me atreverí­a a asegurar que, si McLaren contara con un coche tan competitivo como el Red Bull, a Hamilton y Button no les verí­an el pelo. El resultado de ayer hace que el campeonato de un vuelco porque McLaren ha pasado de defenderse a tener que atacar sin contar con el mejor coche.

Si Vettel fue sancionado fue porque no mantuvo la distancia máxima permitida entre él, que circulaba el segundo, y el coche de seguridad. Esta nunca puede superar los diez coches. Y, si al alemán se le escapa ese resorte del reglamento, su equipo debe estar atento para advertirle. Además, la gente del muro tiene una pantalla que marca exactamente la posición de cada uno. Vettel tení­a la carrera en el bolsillo y, al final, terminó el tercero y con 10 puntos menos. Cuando el coche de seguridad sale a la pista, el ingeniero debe hacer un pequeño repaso de lo que puede hacer el piloto y lo que no. Yo, en estos casos, prefiero quedar como un tonto a serlo.

Pero no todos los errores son fruto de la inexperiencia, como demostró Schumacher. Lo que le hizo a Barrichello para tratar de impedir que el brasileño le adelantara -se le echó encima y casi le estampa contra el muro- es intolerable. Una cosa es luchar por la primera posición y otra muy distinta hacerlo por un punto. La FIA le sancionó con la pérdida de diez puestos en la parrilla de la próxima cita, en Bélgica, y no es para menos. Lo dijo Rubens al acabar la carrera: «Ahí­ solo un loco no levanta el pie del acelerador. A un piloto que se va tres años y vuelve para hacer cosas así­ no le necesitamos». Yo me uno a su denuncia. Si hubiera salido mal, Barrichello se habrí­a empotrado a más de 300 kilómetros por hora y eso podrí­a haber acabado en una tragedia. El mejor piloto de la historia de la fórmula 1 no puede permitirse que se le recuerde por acciones de ese tipo.