Ana Patricia Borrayo, autora de la obra EN EL TRAZO DE MUJERES, nos entrega la historia de las precursoras en la educación superior, en la universidad guatemalteca.
Dice ella que a finales del siglo XVII se establecieron, en Guatemala, las escuelas para que las niñas y los niños aprendieran a leer, escribir y contar, con educación religiosa y dominio masculino. Para imponer este modelo de enseñanza se utilizaron los conventos, beaterios y claustros, a donde acudían las hijas de los peninsulares y los criollos, a los cuales no tuvo acceso la población indígena, relegada a las tareas domésticas, de manera empírica.
A mediados del siglo XVIII la primera escuela pública para niñas y mujeres adultas estuvo anexa al convento de Belén, con fundamentos de educación cristiana. Un caso atípico fue el de Sor Juana de Maldonado y Paz (1598-1666) quien escribió obra poética.
Ana Patricia, al analizar los orígenes de la Universidad en Guatemala no encontró el nombre de una mujer, presente en las aulas. Después de 1821, fecha de la Independencia patria, no se visualizaba a la mujer como ser protagónico.
No es sino en 1871, cuando se produjo la desvinculación de carácter religioso en las escuelas, sin mayores cambios para la educación femenina. Se puede afirmar, sí, que en 1887 se graduó como maestra de educación primaria Elisa Zirión, en establecimiento privado. Zirión se refería a la importancia de la educación de la mujer. Otro ejemplo lo constituyó Joaquina Arriaga, graduada en el Instituto Central para señoritas (1883), ella obtuvo, además, el diploma de Bachillerato en Ciencias y Letras.
El proceso educativo siguió avanzando con la presencia de Rafaela del íguila, Vicenta Laparra de la Cerda, Pilar L. Castellanos, María Dardón y otras; poco a poco, la mujer abrió paso hacia las aulas universitarias de manera que no puede ignorarse el nombre OLIMPIA ALTUVE (1892-1987), graduada en la Universidad Estrada Cabrera, como farmacéutica (1919). Luz Castillo Díaz Ordaz, en la Universidad Nacional se sometió al examen para optar a los títulos de «Abogado y Notario» (1927).
María Isabel Escobar Quintana (1911-2001) se graduó de «Médico y Cirujano», también en la Universidad Nacional (1941). Graciela Quan Valenzuela (1911-1999), Abogada y Notaria (1943), fue la última mujer profesional graduada antes de adquirir los derechos ciudadanos.
Francisca Fernández Hall (1921-2002) como la Ingeniera Civil pertenece a la Universidad a partir de 1944, cuando se adquirieron los derechos cívicos. De entonces a la fecha la lista es larga, debido a la creación de nuevas facultades y carreras universitarias.
Esperamos que Ana Patricia Borrayo continúe la obra emprendida con buen éxito, como producto del Instituto Universitario de la mujer, en la Universidad de San Carlos de Guatemala y nos enseñe mucho de lo que todavía ignoramos al respecto.
EN EL TRAZO DE MUJERES se terminó de imprimir en junio de 2007, en los talleres de Ediciones ARMAR.