Los precios mundiales de los alimentos bajarán un poco en relación a sus actuales niveles récord pero se mantendrán por encima de su promedio histórico durante al menos una década, estimaron hoy la FAO y la OCDE en un informe difundido en París.
Varios países de ífrica, Asia y el Caribe han sido blanco de protestas en los últimos meses a raíz de los altos precios de los alimentos, y en Haití provocaron la caída del gobierno.
«El precio de los productos alimenticios de base bajaría en relación a su actual precio muy elevado. Pero (…) permanecerá en un nivel claramente superior en relación a la década anterior», resumió el senegalés Jacques Diouf, director de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), al presentar un informe anual sobre las perspectivas agrícolas mundiales.
«Para muchos países se trata de un grave problema para la seguridad alimentaria de su población, sobre todo para los importadores netos de alimentos», añadió.
El jefe de la FAO expresó asimismo su inquietud por la posibilidad de que continúen los «disturbios civiles» provocados por la crisis alimentaria y llamó a los líderes del mundo que se reunirán la semana próxima en Roma para discutir el tema a enfrentar los desafíos de manera «efectiva y rápida», y no sólo a corto plazo.
«Es tiempo de actuar», subrayó Diouf.
«El fin de la comida barata en un mundo donde la mitad de la población vive con menos de dos dólares al día es una fuente de grave preocupación», señaló por su lado el mexicano íngel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El informe culpa a los biocombustibles de la disparada de los precios de los alimentos, junto a una mayor demanda de países emergentes como China, más inversiones y especulación en los mercados a futuro de materias primas alimenticias y factores climáticos como las sequías en ífrica.
«La demanda de biocombustibles es la mayor fuente de nueva demanda en décadas y un fuerte factor subyacente en la tendencia alcista de precios agrícolas», apuntó el informe.
«Con una producción de biocarburantes que debería casi duplicarse en los próximos diez años, según las estimaciones más prudentes, la presión ejercida sobre la agricultura se intensificará», advirtió Diouf.
El informe anticipa que los precios nominales de la carne de cerdo y de vaca subirán un 20% en 2008-2017 en relación a 1998-2007; el azúcar blanca y morena subirá un 30%; el trigo, el maíz y la leche descremada en polvo de 40% a 60%; la manteca y oleaginosas más de 60% y los aceites vegetales más de 80%.
«Los pobres, y sobre todo los pobres urbanos en países en desarrollo importadores netos de alimentos, sufrirán más», estimaron la FAO y la OCDE.
«A corto plazo, hay necesidades urgentes e inmediatas de ayuda alimentaria y asistencia humanitaria para evitar que la gente pobre pase hambre», concluyó Gurría.
Diouf condenó asimismo las «medidas draconianas unilaterales» de restricción a la exportación de alimentos aplicadas por una treintena de países en el mundo para garantizar la demanda doméstica.
«Las políticas comerciales restrictivas tienen muchas veces un efecto indeseable e inesperado, especialmente a mediano y largo plazo», indicó Gurría, que llamó a una conclusión ambiciosa de la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para equilibrar la oferta y la demanda mundial de alimentos.
El estudio ha sido preparado en un clima de «creciente inestabilidad de los mercados financieros, una inflación más elevada de los precios de los alimentos, señales de un debilitamiento del crecimiento económico mundial y preocupaciones sobre la seguridad alimentaria», apuntaron la FAO y la OCDE.
Los precios para la próxima década «pueden ser también más volátiles que en el pasado», advirtieron.