Precarias condiciones laborales afrontan agentes de policía para cumplir objetivos ambiciosos


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La seguridad ciudadana de un país con más de 14 millones de habitantes está a cargo de la Policía Nacional Civil (PNC), una institución que ofrece a sus agentes condiciones laborales precarias y desestimulantes: jornadas de trabajo extenuantes, alimentación escasa y pobre, y un sistema de dignificación cuestionable; todos los aspectos suman para que el desempeño de los efectivos policiales sea deficiente y poco eficaz para cumplir con los ambiciosos planes de Gobernación.

POR MARIELA CASTAÑÓN
mcastanon@lahora.com.gt

Agentes deben pagar de su sueldo de Q3 mil 900 los insumos que utilizan: municiones, uniforme, insignias, grilletes y botas

Jefe de la Subdirección de Apoyo y Logística de la PNC, reconoce déficit presupuestario y falta de liquidez

Enfrentar en esas condiciones la corrupción es una tarea titánica pero necesaria

“José”, un agente de la PNC originario de Quiché, accedió a compartir sus experiencias con La Hora, en un intento por evidenciar las condiciones laborales y las dificultades que se atraviesan a diario en la Policía.

En la subestación ubicada en la colonia El Limón, en la zona 18, a José le designan su primera misión las 3:20 horas: Dos personas sufrieron serias lesiones al ser atacadas con arma de fuego, y debe trasladarse hasta el kilómetro 5.5 de la ruta al Atlántico para atender ese incidente.

Ha dormido poco tiempo en una cama vieja e incómoda, y aun está notablemente cansado, pero el policía debe cumplir con las órdenes emitidas por sus superiores, así que no pierde el tiempo y con rapidez se traslada en una autopatrulla hasta el lugar del suceso.

Debe ser muy cuidadoso para realizar su trabajo de acuerdo con los protocolos establecidos en la PNC, así que se concentra en atender a los afectados aun cuando el cansancio de la jornada anterior todavía lo adormece; el entrevistado diariamente hace un turno de dieciséis horas y descansa las otras ocho; los turnos se dividen en horarios de madrugada, mañana y tarde.

Tras acompañar al Ministerio Público (MP) en las diligencias oficiales, el agente tiene tiempo para comer alrededor de las 8:30 horas, pero con poco dinero en el bolsillo solo consigue comprar un vaso de café y dos pequeños tamales típicos que no sacian su hambre.

Posteriormente, tiene la oportunidad de descansar unas horas más y luego continúa con su rutina, realizando patrullajes a pie y en el vehículo asignado para las labores en El Limón, una de las áreas más conflictivas y peligrosas del país.

José no rebasa los 1.60 metros de estatura y con dificultad debe portar un fusil Tabor, que en algunas ocasiones “se traba” argumenta, por lo que considera que no es un arma confiable y teme que no funcione durante una situación de urgencia.

Este no es un caso especial, pues esas condiciones son similares para la mayoría de los 22 mil 546 agentes –que forman parte de la fuerza policial de 25 mil 277 elementos– en Guatemala, quienes tienen a su cargo la seguridad ciudadana en un país de 14 millones de habitantes.

Esto implica que difícilmente se pueden cumplir con los ambiciosos planes del Ministerio de Gobernación, que para el 2012 pretende disminuir en 5.2 puntos la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes respecto a 2007, cuando el indicador se encontraba en 43.3, pero que en contraste, no garantiza un trato digno para los agentes y que entre otras cosas, los agentes no encuentren en la corrupción tantos incentivos.

HERRAMIENTAS: DE SU BOLSILLO
José percibe un salario promedio de Q3,900, que se encuentra por encima del pago mínimo, pero que le resulta insuficiente si se toma en cuenta que es padre de familia y debe garantizar los cuidados de cuatro niños –de 12, 8, 5 y 1 año–, tiene que pagar mensualmente Q1,100 por un préstamo bancario y, además, debe invertir en su alimentación, gastos de transporte e implementos para el servicio policial, como las botas que lleva puestas todos los días y que son “las que más desgasta”.

El efectivo recuerda que también invirtió de su propio dinero alrededor de Q1 mil para comprar su uniforme con las insignias de la institución –cada una tiene un valor–, y además compró otros implementos, como los gorgoritos, grilletes y gorras que se les exigen en sus funciones diarias.

Como si se tratara de una obligación particular, el agente, además, tiene que comprar las municiones para el arma que asignaron, de tal manera que cada disparo realizado tiene un peso económico para su bolsillo. Si se trata de defender a un ciudadano, el policía lo hace con sus propios recursos, y no los del Estado.

Otro elemento policial, consultado en la Dirección General de la PNC, explica que una caja con 50 municiones para un arma corta les puede costar Q250 y confirma que ese monto debe salir del presupuesto personal de cada agente.

SEDES POLICIALES
Cada elemento policial está asignado a una subestación, estación o comisaría de la PNC, en donde permanece al menos las ocho horas reservadas para su descanso, sin embargo, la mayoría de los inmuebles no están acondicionados para el uso de la Policía y casi 250 son instalaciones rentadas

La sede policial que se ubica en la 19 calle y 15 avenida de la zona 1 es un claro ejemplo de la escasa dignificación que aún persiste en los espacios policiales.

En este lugar conviven entre 22 y 27 agentes –incluyendo una mujer– quienes están hacinados en cuartos donde se tienen que acomodar hasta diez personas. Derivado de esta situación algunos policías prefieren dormir en colchones, en la terraza de la sede.

Solo hay un sanitario para todos los elementos y en el tejado se filtra el agua cuando llueve; en mayo pasado, una vecina murió soterrada cuando remozaba el lugar junto a otras personas que buscaban evitar que la sede policial se humedeciera.

En la sede tampoco se cuenta con servicio telefónico, a pesar de que el lugar se considera de “alto riesgo”, pues colinda con la peligrosa colonia La Limonada, en la zona 5.

Otra situación similar es la de los efectivos en Lomas de Santa Faz, en la zona 18, donde tras el ataque con fusil al serenazgo local, en 2009, los elementos policiales se alojaron en la casa de un vecino del sector, quien como “colaboración” y ante la inseguridad que impera en esa localidad prefiere que los agentes vivan en su residencia y no lo abandonen.

De acuerdo con el jefe de la Subdirección de Apoyo y Logística de la PNC y exmayor del Ejército, Héctor Rodríguez Heredia, se estima que existe un 80 por ciento de sedes policiales que aún se encuentran en mal estado y la situación es preocupante porque la mayoría de inmuebles son motivo de litigios legales.

“Hemos cambiado esas unidades a esas áreas que están en mejores condiciones, pero es un proceso bastante largo; ahora hay que llamar al propietario para ver si llena los requisitos, si está legalizada la casa, si tiene su registro en la propiedad para efectuar un contrato, si llena las firmas, pero lo otro es que no hay presupuesto”, indica.

De acuerdo con el Ministerio de Finanzas Públicas, el programa “Servicios de Seguridad Ciudadana”, de la Dirección General de la PNC, tiene asignados para este año Q2,702 millones 191,126.

ADJUDICACIONES EN 2012
Rodríguez Heredia, quien asumió el cargo el 3 de agosto pasado, indica que ha buscado la forma de agilizar los procesos internos en la PNC para que los elementos dispongan de los insumos necesarios para cumplir con sus funciones y puedan gozar de las condiciones básicas de dignificación.

“La primera semana de octubre arrancamos para montar los eventos para adquirirlos el otro año, para que cuando me den el presupuesto 2013, que es a mediados de enero, ya tengamos en un 50 por ciento finalizado; es por eso que la mayoría de eventos van a quedar adjudicados este año”, explica.

El Jefe de la Subdirección explica que la situación de la PNC podría mejorar el próximo año, aunque resalta que el déficit de presupuesto es uno de los desafíos que debe enfrentar para solucionar los problemas en materia de dignificación.

“Calculo que a mediados del otro año –la PNC estará más estable–, aunque solo el presupuesto que yo recibí ahorita tiene un déficit de casi Q450 millones. Casi el 80 por ciento es utilizado para el pago de salarios, aguinaldos; otro problema es que Finanzas no asignó los recursos que tenía que asignar, nos quedamos cortos, porque una cosa es el presupuesto y otra la liquidez”, explicó.

Entre las metas del entrevistado, según indica, es que los policías ya no compren los insumos que necesitan para sus labores cotidianas, pues debería ser la institución quien se los provea.

“Este año no es mío. No hubo planificación de compras, no hay programación de nada, no hay planes de nada. La primera semana de octubre con todas las unidades que tengo a mi cargo, el taller, material móvil, logística, armamento, inventarios de planificación, antecedentes deben tener sus recursos el próximo año, esas son metas a corto, mediano plazo, a finales de octubre finalizamos la documentación básica para realizar las compras el otro año”, justifica Rodríguez.

PROCESO DE DIGNIFICACIÓN
Verónica Godoy, directora de la Instancia de Monitoreo y Apoyo a la Seguridad Pública (IMASP), opina que la dignificación policial es un proceso que tendrá resultados en la medida que se ejecuten los planes de Gobernación.

“Los procesos no pueden ser de la noche a la mañana. Es importante destacar que ha habido avances y que hay planificación para ir mejorando las cosas, esto también cerrará las oportunidades para que ellos puedan delinquir”, refiere la entrevistada.

La profesional indica que es necesario revisar el papel de la Subdirección y del Ministerio de Gobernación (Mingob), para que los elementos cuenten con las herramientas básicas de trabajo, pero sobre todo que se evite la corrupción desde estas instancias para que los recursos se utilicen de forma adecuada.

“Es necesario hacer un análisis y una revisión de cómo funcionan obviamente la –Subdirección–, pues no ha sido eficiente y eficaz para subsanar las necesidades de la Policía, pero creo que más allá de la Subdirección hay que ver todo el sistema de gestión de compras y en el Ministerio, donde también han existido desfalcos a gran escala”, señala Godoy.

Adela de Torrebiarte, comisionada para la Reforma Policial, explica que existen planes para dignificar a los policías y asegura que en estos ocho meses de trabajo ha buscado mecanismos de apoyo para la PNC.

“Nosotros hicimos un levantado de 135 sedes policiales, y en general todo es urgente, porque no es solo el equipo, al mismo tiempo estamos colaborando con la remodelación para levantar la condición en la que están las sedes, pues algunas son alquiladas y allí están hay que arreglarlas; también tenemos la propuesta de una pequeña dotación de máquinas que nos donaron para levantar la propia confección de uniformes, con eso podríamos darle dos uniformes por año, la planificación es que sea gratis o que al menos pongan el 10 por ciento, se debe definir con el Ministro”, indica la Comisionada.

La funcionaria también explica que la confección de uniformes busca crear fuentes de trabajo para policías jubilados.

En otro aspecto, explica de Torrebiarte, la creación de una política educativa que permita que los policías se capaciten todo el día, vía internet y de forma presencial.  En la academia, dice, se montó una plataforma tecnológica donada por Holanda, para que se implemente el programa en tres comisarías.

La entrevistada asegura que en la mayoría de sedes policiales se cuenta con el servicio de internet y videollamadas para que los efectivos puedan coordinar enlaces e información que necesitan tener todas las comisarías.

En el tema de los horarios, la funcionaria dijo que el trabajo del policía también será evaluado, aunque de momento es necesario destacar que la escasez de agentes no permite un cambio.

RECUADRO
LA FUERZA POLICIAL

Información oficial de la PNC refiere que actualmente se cuenta con 25 mil 277 elementos; 3 mil 253 son mujeres.

El mayor número de efectivos son agentes de PNC, 22 mil 546; le siguen los subinspectores, con 599 y 477 inspectores.

Los rangos dentro de la institución son agente, subinspector, inspector, oficial III, oficial II, oficial I, subcomisario, comisario, comisario general, subdirector general, director general adjunto y director general.

A la fecha, mil 844 personas tienen nivel universitario; 17 mil 181, diversificado; 2 mil 859, estudios básicos; 2 mil 499, primaria, y otro porcentaje estudia en la universidad.

Un agente de policía –que tiene el rango más bajo– tiene un salario promedio de más de Q3  mil 900, mientras que el director general –rango más alto– tiene un salario de más de Q21 mil 300.

“Nosotros hicimos un levantado de 135 sedes policiales, y en general todo es urgente, porque no es solo el equipo, al mismo tiempo estamos colaborando con la remodelación para levantar la condición en la que están las sedes, pues algunas son alquiladas y allí están, hay que arreglarlas…”.
Adela de Torrebiarte
Comisionada para la Reforma Policial