Al igual que las pastas de un libro, las diseñadoras italianas Elsa Schiaparelli y Miuccia Prada se sientan a los extremos de una elegante mesa. En medio hay copas y un candelabro adornado.
Hablan de moda, claro, pero también entran a temas más generales como política y lugares exóticos, feminismo y cultura popular.
La charla es animada, profunda y amigable, aunque a veces tienen opiniones muy divergentes y no les da miedo expresarlas. Schiaparelli dice que la parte de arriba de un atuendo es lo más importante porque en su tiempo (la década de 1930-40), cuando los círculos sociales en los cafés estaban en su apogeo, las mujeres eran vistas sólo de la cintura para arriba, sentadas en los restaurantes.
Más de 50 años después Prada pone el énfasis en lo que está debajo del cinturón, porque eso es lo que le parece más dinámico y emocionante.
«La falda siempre ha sido uno de mis acentos principales. Todos saben que debes tener una forma hermosa de la cintura para arriba y algo menos sofisticado de la cintura para abajo, pero para mí la parte superior es más espiritual, más intelectual, mientras que la parte inferior es más básica, más aterrizada. Se trata de sexo, de hacer el amor, de vida», dijo Prada. «Se trata de dar a luz».
Schiaparelli responde: «(Cuando comencé mi carrera) no sabía nada de hacer vestidos, mi ignorancia en este asunto era mayúscula. Por eso mi valentía no tenía límites y era ciega. Mis diseños se volvieron más y más atrevidos. ¡Arriba los hombros, hay que darle su lugar al busto, poner hombreras y dejar el horrible desgarbo! ¡Levanten la cintura a su lugar original y olvidado! ¡Alarguen la falda!».
Juntas Schiaparelli y Prada conforman una conversación imposible, en inglés «Impossible Conversation», el título que los curadores en el Museo Metropolitano de Arte le dieron a una exposición inusual en el Instituto del Vestido, que será inaugurada el jueves.
Inspirada en una serie de la revista Vanity Fair de la década de 1930 que unía a celebridades dispares, la exposición presenta cortometrajes íntimos dirigidos por Baz Luhrmann en los que aparece la misma Miuccia Prada y la actriz Judy Davis, en el papel de Schiaparelli, quien murió en 1973. Las dos mujeres están acompañadas por una gran muestra de vestidos antiguos, que van desde una falda adornada de la colección primavera 2012-13 de Prada a los sombreros surrealistas que Schiaparelli hizo con Salvador Dalí en 1938.
La presentación y el tema no pudieron ser más diferentes de la exitosa muestra del año pasado, una retrospectiva sobre Alexander McQueen, que ha sido la exposición más popular del Met hasta ahora en cuestión de modas.
«No se parece nada a McQueen», dijo el curador de la muestra, Harold Koda. «Eso era fantasía, no algo intrínseco a lo que la gente usa. Esta exposición es una representación mucho más sutil del arte que imbuye la moda, pero que siempre está incluida bajo la realidad de la ropa, que sin importar qué tan extremista sea, de todas formas se puede usar».
Koda se pregunta si la funcionalidad de la ropa refleja el género de los diseñadores.
«Me pregunto si el pragmatismo es algo que resultaría de una conversación entre muchas diseñadoras, pues de alguna manera la mujer necesita sentirse cómoda en su ropa», dijo.
También crea otros paralelos entre las creadoras italianas, incluyendo su interés por el arte contemporáneo, su estética provocadora y su amplia definición de «belleza».
«Ellas presentaban cosas que la mayoría de la gente calificaría como poco atractivas y las hicieron chic», dijo
De hecho parte de la exposición está clasificada en modelos que son «chic feo», con combinaciones discordantes; «chic duro» con siluetas inspiradas en la ropa masculina y militar, y «chic inocente» con inspiración de los estilos infantiles dulces.
Ambas diseñadoras parecen conscientes de que, a pesar de su reputación de ser seguidoras de lo poco convencional, sus clientes tienden a ser directos.
«Curiosamente, a pesar de mi aparente locura y mi amor por la diversión y las bromas, mis mayores admiradoras eran las mujeres ultra-inteligentes y conservadoras, viudas de diplomáticos y banqueros, millonarios y artistas, a las que les gustaban los trajes serios y los vestidos negros simples», dice Schiaparelli en una cita de su autobiografía «Shocking Life», de cuyo interior salió gran parte de su conversación.
Koda dijo que estas dos mujeres eran las primeras y mejores opciones para la conversación que concibió con el curador Andrew Bolton porque había una comparación y un contraste para cada estilo, cada detalle y cada idea.
Aunque se aventuró a proponer: «Podrían haber sido (Madeleine) Vionnet y (Azzedine) Alaia».
«Impossible Conversations» se inaugura el jueves y se presentará hasta el 19 de agosto.
Estrellas brillan en la gala anual
La Alfombra Roja es el espectáculo principal en la gala anual del Instituto del Traje del Museo de Arte Metropolitano, y no es algo que Sarah Jessica Parker, ícono de la moda, se tome a la ligera.
«Creo que hay algo único en estas escaleras particulares. Nada más aterrador que estas escaleras particulares», dijo la estrella de «Sex and the City» el lunes por la noche, escoltada por Valentino. «Pero pienso que el enfoque es distinto al de un estreno de una película. Celebra la disciplina y la destreza y a este importante museo».
Su vestido era, por supuesto, de Valentino: un traje metálico floreado con manga larga y cuello alto que lució con un cinturón.
Sofía Vergara se expresó «muy feliz» de regresar a la gala, en gran parte organizada por la editora en jefe de Vogue, Anna Wintour.
«Tengo un vestido de Marchesa y joyas de Harry Winston», dijo la estrella colombiana de «Modern Family». «Lo estoy disfrutando… He visto a todo el mundo, Jessica Alba, mírenla, qué divina. Miren a las modelos. Ni siquiera sé si son modelos o palmeras».
(Alba lució un vestido dorado de un solo hombro de Michael Kors).
La modelo Karolina Kurkova colaboró con Rachel Zoe para crear su traje rosa de lentejuelas con la espalda descotada y un dramático tocado. «Esto es verdaderamente especial para mí, que sea mi propia creación y que ella me haya permitido diseñarlo con ella y que yo lo pueda usar esta noche en la fiesta del Met y nadie más lo tenga. Nadie lo había visto. Es realmente único».
Tommy Hilfiger, en un clásico esmoquin, comparó la gala con el máximo evento deportivo de Estados Unidos: «Este es el Super Bowl de la moda», dijo.
De hecho, algunos famosos quarterbacks estuvieron presentes: Tom Brady fue con Gisele Bundchen y Tim Tebow se codeó con estrellas como Jessica Biel y Justin Timberlake, Rihanna, Gwyneth Paltrow, Heidi Klum y Florence Welch. La gala celebra la nueva exhibición de moda que compara los diseños de Miuccia Prada, quien lució un traje de pantalón en el evento, con los de la extinta Elsa Schiaparelli.
Mezclado entre los fashionistas más serios estaba el comediante Jimmy Fallon.
«¡Ay Dios mío! ¡Tanto maquillaje, tanto peinado!», bromeó sobre su proceso de preparación para la velada. «¿Mi pelo parece de verdad, no? Pedazo a pedazo, es pelo de mentira».