Un sismo de magnitud 7 devastó ayer Haití y arrasó Puerto Príncipe, donde derrumbó el palacio de gobierno y la sede de la ONU, en una de las peores catástrofes de este empobrecido país, que dejó centenares de víctimas.

Los residentes de la capital, sumida en la oscuridad, vivían una noche de pánico tras una serie de réplicas. Un periodista informó de numerosos muertos en las calles y de destrucciones devastadoras en Puerto Príncipe, donde las autoridades aguardaban la luz del día para contabilizar los muertos y evaluar los daños.
La red social Twitter difundía estremecedoras imágenes de cadáveres y heridos entre los escombros.
El presidente Rene Preval y su esposa sobrevivieron al derrumbe del palacio presidencial, aseguró Robert Manuel, embajador de Haití en México.
Otras emblemáticas edificaciones, como la catedral y varios ministerios sucumbieron en la capital de poco más de dos millones de habitantes.
Unas 200 personas estarían sepultadas bajo los escombros del hotel Le Montana, uno de los más lujosos de la capital, indicó el miércoles el secretario francés de Cooperación, Alain Joyandet.
El sismo destruyó también el edificio que alberga a la fuerza de paz de la ONU, señaló un empleado de la organización. «La mayor parte de la sede de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) quedó destruida. Hay mucha gente bajo las ruinas, tanto muerta como herida», señaló.
Los medios oficiales chinos dieron parte de ocho cascos azules chinos sepultados y de otros diez desaparecidos.
Tres cascos azules jordanos fallecieron en el sismo, indicó una fuente militar en Amán.
Brasil ejerce el comando militar de la Misión de la ONU de estabilización en Haití, MINUSTAH, integrada por 17 países, muchos de ellos latinoamericanos. El personal militar brasileño consta de poco más de 1.200 efectivos de un total de unos 11.000.
El Instituto Geofísico estadounidense (USGS) informó que 24 fuertes réplicas sacudieron el país, tras el sismo de 7,0 de magnitud que se registró a las 16H53 locales (21H53 GMT) del martes.
La ayuda internacional empezaba a organizarse y países como Estados Unidos, Francia, Venezuela, Colombia, Cuba, República Dominicana, México y Canadá se movilizaban para enviar ayuda.
Millares de habitantes deambulaban por la capital, con las comunicaciones colapsadas, algunos en completo estado de desesperación.
«El centro de Puerto Príncipe está destruido, es una verdadera catástrofe», señaló Pierre, quien apenas podía expresarse en medio de una nube gris de polvo.
Un periodista de la AFP señaló que en Petionville, distrito con una gran actividad turística y una de las zonas más ricas situadas en el este de la ciudad, un edificio de tres pisos fue derrumbado.
En Petionville reside la mayoría de diplomáticos y los funcionarios de Naciones Unidas.
Diplomáticos estadounidenses en el lugar «vieron numerosos cuerpos en las calles y sobre las aceras, que quedaron hechas pedazos», dijo Philip Crowley, portavoz del Departamento de Estado: «Evidentemente hay numerosas muertes».
El sismo se sintió con gran intensidad en su vecina República Dominicana, con la que Haití comparte la isla La Española.
«En todos los lugares se sintieron los efectos del temblor, no se ha reportado ningún daño», señaló Luis Luna Paulino, director de Defensa Civil.
El presidente Barack Obama dijo que Estados Unidos está dispuesto a «ayudar a la gente de Haití».
El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, se declaró «muy preocupado» y su ministro de Defensa exhortó a los soldados brasileños que integran la fuerza de la ONU a ayudar a «reducir el sufrimiento de la población».
Francia también anunció el inminente envío de dos aviones con material humanitario y socorristas.
El presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, anunció igualmente que enviaría ayuda al país vecino.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) anunció una donación de emergencia de 200.000 dólares para alimentos, agua, medicinas y refugio a las víctimas.
Haití, que detenta la renta per cápita más baja de todo América, con el 80% de sus casi nueve millones de habitantes viviendo en la pobreza, se ha visto golpeado por una serie de tragedias en los últimos años, como el paso de varios huracanes en 2008 que dejaron cientos de muertos.
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El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el papa Benedicto XVI, el presidente francés Nicolas Sarkozy, y el ex presidente haitiano Jean Bertrand Aristide desde su exilio sudafricano expresaron el miércoles su solidaridad con el pueblo haitiano, golpeado por un potente terremoto que causó centenas de víctimas.
Es una «tragedia para Haití y para las Naciones Unidas», declaró el miércoles en Nueva York Ban Ki-moon, al comentar el sismo que destruyó la sede de la ONU en Puerto Príncipe.
«Apelo a la generosidad de todos, para que estos hermanos y hermanas que viven momentos de necesidad y dolor no estén faltos de nuestra solidaridad concreta», dijo por su parte el Papa al finalizar su audiencia semanal en el Vaticano.
El Papa declaró dijo que pensaba en las personas que vivían una «dramática situación» a causa del «devastador terremoto que provocó importantes pérdidas de vidas humanas y dejó gran cantidad de personas sin techo y de desaparecidos».
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, expresó el miércoles su «profunda emoción» y su solidaridad con los haitianos y dijo que «era urgente socorrer a las víctimas», al tiempo que manifestaba su preocupación por los 1.400 franceses residentes en Haití.
Sarkozy expresó «su profunda solidaridad a las autoridades y al pueblo haitiano y al personal de Naciones Unidas seriamente afectado por el sismo», indicó un comunicado de la presidencia francesa.
Por su parte, el presidente estadounidense Barack Obama, que el martes anunció medidas de ayuda a Haití, sostendrá este miércoles una reunión de crisis en la Casa Blanca, anunció la presidencia.
«Mis pensamientos y oraciones están con los que han sido afectados por este terremoto. Supervisamos la situación y estamos listos para ayudar al pueblo de Haití», declaró Obama la noche del martes.
Por su parte, el ex presidente haitiano Jean Bertrand Aristide, exiliado en Sudáfrica desde su salida del país en 2004, lamentó el miércoles las víctimas que causó el sismo en su país, que calificó de «tragedia inenarrable».
«Mi mujer y yo estamos con el pueblo de nuestro país y lamentamos la muerte y la destrucción» provocada por el terremoto, dijo en un comunicado.
El presidente sudafricano Jacob Zuma también transmitió «su simpatía y su pésame» a los haitianos «afectados por el sismo».
«El gobierno y el pueblo de la República de Sudáfrica desean transmitir nuestra profunda simpatía y nuestro pésame por el desastroso sismo que golpeó el sur de Haití», dijo el Zuma, citado por un comunicado de la presidencia.
En México, el presidente Felipe Calderón sigue los acontecimientos y mandó «instrucciones a la cancillería para que establezca los contactos necesarios» a fin de brindar el apoyo que requiera su población, señaló la presidencia mexicana en un comunicado.
Canadá está «profundamente preocupada» y dispuesta a actuar tras el potente terremoto de magnitud 7 que sacudió a Haití, dijo el martes el jefe de la diplomacia canadiense.
El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, se declaró «muy preocupado», informó la cancillería brasileña.
«El ministro de Exteriores, Celso Amorim, informó al presidente Lula sobre el sismo y el presidente se mostró muy preocupado con el pueblo haitiano y con los brasileños que están allí», dijo un portavoz de la cancillería a la AFP.