Portugal prepara calurosa recepción al Papa


Un afiche gigante que anuncia la llegada del Papa Benedicto XVI se observa detrás, mientras al frente un grupo de aficionados del Benfica celebran la obtención del campeonato de futbol de Portugal. FOTO LA HORA: AFP LUIS GODINHO

Portugal brindará un caluroso y festivo recibimiento al papa Benedicto XVI mañana, cuando comenzará su visita de cuatro dí­as marcada por los escándalos de pedofilia que sacuden a la Iglesia y bajo la sombra de la ceniza volcánica que podrí­a complicar su llegada a Lisboa.


El Papa Benedicto XVI pidió ayer, durante su participación pública en el Vaticano, que lo acompañen en sus oraciones en su viaje a Portugal. FOTO LA HORA: AFP TIZIANA FABI

Desde las 10 mil flores procedentes de Madera que servirán de alfombra a Benedicto XVI en Lisboa, hasta los matices «oro barroco» del altar instalado en Oporto, nada faltará para hacer de la estadí­a del sumo pontí­fice «un gran momento de alegrí­a», como lo desea el episcopado portugués.

En Fátima, la ciudad santuario que, según el Vaticano, será la escena cumbre del viaje papal, las calles fueron inclusive perfumadas para que dejen flotar «un leve olor a limón».

El gobierno socialista portugués no ha escatimado su apoyo a esta «visita de Estado» y ha acordado, pese a la crisis presupuestaria, dí­as libres excepcionales a los funcionarios para que asistan a las misas, causando el cierre de escuelas y administraciones.

Ayer, Benedicto XVI exhortó a los fieles a que lo acompañen «con sus oraciones en esta peregrinación» y a «invocar la intercesión de la Virgen Marí­a por la Iglesia, en particular por los sacerdotes, y por la paz en el mundo».

Sin embargo no se refirió especí­ficamente a la ola de escándalos que, desde noviembre, salpica al clero y al propio Papa, acusado de haberse negado en el pasado a sancionar sacerdotes pedófilos.

La jerarquí­a católica portuguesa, que no se ha visto afectada por ese tipo de revelaciones, aseguró en varias oportunidades que la visita papal no se verí­a «ensombrecida» por el escándalo, ni tampoco por la prevista distribución, por militantes antisida, de más de 25 mil preservativos.

«Se trata de recibir a un jefe de Estado, no de hacer propaganda», abogó el portavoz del episcopado, el padre Manuel Morujao, quien insiste en que «el Papa hablará a todos los portugueses, ya sean católicos o no».

Desde hace diez años, en la época de la última visita de Juan Pablo II, en mayo de 2000, Portugal ha cambiado. Aun cuando sigue siendo de mayorí­a católica (más de 88%, oficialmente), el aborto ya no es delito desde 2007, y dentro de poco los homosexuales podrán casarse, gracias a una ley aprobada en febrero que sólo aguarda la aprobación presidencial.

No es una casualidad si el Papa ha decidido expresarse, durante su estadí­a en Portugal, «sobre la actual sociedad», según la expresión del padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano.

Además de las tres grandes misas, a las que podrí­an asistir, según los organizadores, cerca de 800 mil personas entre Lisboa, Fátima y Oporto, el Papa pronunciará varios discursos, sobre todo al llegar el martes, así­ como también ante personalidades del mundo de la cultura, o en Fátima.

Un dispositivo de seguridad excepcional ha sido desplegado y tanto la circulación como el estacionamiento han sido prohibidos a lo largo de los ocho trayectos que efectuará el papamóvil en Lisboa y Oporto.

Sin embargo las autoridades religiosas han descartado que los fieles vayan a ser registrados o controlados, recalcando que «el Papa no ha sido elegido para vivir en un búnker».

«La gente debe venir a Lisboa, Fátima u Oporto, podrán ver al Papa sin complicación alguna», asegura el portavoz del episcopado.

Ni siquiera las cenizas volcánicas, procedentes de Islandia, que perturbaban aún el lunes el espacio aéreo portugués, han logrado que decaiga el entusiasmo de la Iglesia.

«En todos los casos, habrá un plan B» para permitir al Papa llegar a Portugal, afirmó el padre Morujao.

SECRETO DE FíTIMA Un experto


El papa Benedicto XVI conocido como brillante teólogo y profesor universitario, fue el encargado de explicar teológicamente el tercer secreto de Fátima, revelado por deseo de su predecesor Juan Pablo II exactamente hace diez años, en el año 2000.

El Papa alemán concede notable importancia al culto «mariano», es decir a la veneración popular de la Virgen Marí­a, por lo que programó una visita a uno de los santuarios más emblemáticos, el de Fátima, en Portugal, el próximo 13 de mayo.

En esa fecha la Iglesia católica celebra la primera aparición en 1917 de la Virgen a tres niños pastores: Jacinto, Francisco y Lucí­a en la localidad de Fátima, a unos 100 kilómetros de la capital, Lisboa.

Según la creencia, la Virgen apareció otras cinco veces a lo largo del año 1917 y durante esas apariciones realizó varias profecí­as, recomendaciones y entregó tres mensajes conocidos como «Los tres secretos de Fátima».

Sor Lucí­a, la única que sobrevivió de los tres pastorcitos y que murió en el 2005 pocos meses antes de Juan Pablo II, reveló decenios atrás los dos primeros secretos: en el primero se daba una visión del infierno, de las guerras que azotaron a Europa, mientras que el segundo hablaba de cómo reconvertir el mundo a la cristiandad.

El texto del tercer misterio se mantuvo en secreto por muchos años y sólo fue revelado en el 2000, precisamente en Fátima.

Según el Vaticano, se referí­a al atentado que sufrió Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro, 64° aniversario de la primera aparición de Fátima, y a la lucha entre el comunismo ateo y la iglesia en el siglo XX.

Las interpretaciones del entonces cardenal Joseph Ratzinger y actual Papa, quien ejercí­a como prefecto para la Doctrina de la Fe, fueron publicadas en junio del 2000, y excluyen que se trate de revelaciones apocalí­pticas.

«Quien habí­a esperado en impresionantes revelaciones apocalí­pticas sobre el fin del mundo o sobre el curso futuro de la historia debe quedar desilusionado. Fátima no nos ofrece este tipo de satisfacción de nuestra curiosidad», escribió.

Para el pontí­fice el tercer secreto es ante todo un llamamiento a la conversión, a la oración y la penitencia.

Diez años después, Ratzinger regresa a Fátima como el primer pontí­fice alemán de la era moderna para rendir homenaje a ese llamamiento.

«Su peregrinación a Fátima reviste particular interés porque el Papa fue el autor de ese importante comentario, que es una reflexión sobre la historia del siglo XX y un mensaje a Europa. Fátima es un lugar especial, donde el horizonte se amplí­a», comentó el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi.

Desde que inició su pontificado en el 2005, Benedicto XVI ha multiplicado sus referencias a la Virgen Marí­a.

«Contrariamente a lo que muchos piensan, Benedicto XVI ve con ojos positivos las demostraciones de fervor popular como las que ocurren en Fátima», comentó el vaticanista Sandro Magister.