Una empresa francesa, una sueca y una estadounidense multiplican esfuerzos en pos de un contrato multimillonario para reemplazar la flota de aviones caza de Brasil, cuyo gobierno debería tomar una decisión al respecto en los próximos dos meses.
Una intensificación de las campañas de los tres competidores ocurre luego de que la decisión brasileña fuera aplazada de septiembre a octubre como muy pronto, para que las firmas puedan responder a preguntas técnicas «increíblemente detalladas», según describió una fuente de las empresas que buscan el contrato de más de 4 mil millones de dólares.
La francesa Dassault, que puso en competencia a su caza Rafale, es vista por los expertos como la favorita hasta ahora, debido a su garantía de transferencia de tecnología a Brasil, que puso esa condición en su licitación.
La sueca Saab, que ofrece una nueva generación de su avión Gripen, y la estadounidense Boeing, que compite con su F/A-18 Super Hornet, han buscado recuperar terreno.
El presidente de Saab, Ake Svensson, dijo ayer en Sao Paulo que no sólo será ofrecida la tecnología del Gripen, sino que Brasil podría participar en futuras exportaciones del aparato, que aún no ha comenzado a producirse.
Mientras, el vicepresidente ejecutivo de Boeing, Jim Albaugh, dijo la semana pasada en Sao Paulo que el Congreso estadounidense estaba siendo consultado para permitir una transferencia «sin precedentes» de tecnología hacia Brasil si se concretara el negocio.
En esta oferta está en juego la venta de 36 aviones caza a Brasil para renovar su flota de 12 Mirage franceses a partir de 2014. También está en juego la conquista de un buen antecedente para competir en un contrato aún mayor, de 10 mil millones de dólares para la renovación de la flota de combate de India, que comprará 126 aparatos.
El avión que resulte elegido por Brasil será la nave insignia de la flota brasileña por las próximas tres décadas.
Brasil, que acordó el año pasado con Francia la compra de cuatro submarinos y el desarrollo conjunto de un quinto -en este caso nuclear-, busca reforzar su poderío militar, a la par de su creciente poderío económico y ambiciones diplomáticas. Los brasileños cuentan además con una gran industria aeronáutica que se beneficiaría de la transferencia de tecnología.
Jean-Marc Merialdo, representante de Dassault en Brasil, dijo que aún falta algo de tiempo para que el ganador de la licitación sea anunciado y el contrato firmado.
«Destapemos el Champagne cuando esté firmado», señaló con prudencia.
Merialdo apuntó como punto a favor de la firma francesa que el compromiso de transferencia de tecnología está garantizado, mientras que en el caso de la tecnología estadounidense (es decir de Boeing y de Saab, que tiene motores de la estadounidense General Electric) depende de aprobación de los legisladores de Estados Unidos, en el pasado contrarios a medidas de este tipo.
Boeing, por su parte, enfatiza que los Rafale son más costosos y que ninguno fue vendido todavía fuera de Francia, mientras que el F/A-18 fue adoptado por la fuerza aérea australiana.
Mientras, Saab argumenta que el Gripen es la opción más barata de los tres, y permite aterrizar en rutas, un punto importante para Brasil que debe vigilar la vasta región amazónica.
La prensa brasileña informó que una evaluación de los tres aparatos por parte de la fuerza aérea sería enviada al gobierno este mes, y una posible decisión anunciada el 7 de septiembre, día de la independencia de Brasil, a cuya celebración acudirá como invitado el presidente francés Nicolas Sarkozy.
Pero las empresas en pugna indicaron que el reporte de la fuerza aérea no estará listo hasta el mes que viene, retrasando así el proceso.