¿Cuántos son los usuarios domiciliarios, comerciales e industriales que saben por qué se produce tan significativas alzas?… Muy pocos. También ¿Cuántos están conscientes que las tres empresas mencionadas son sólo comercializadoras; es decir, intermediarias entre el generador o productor y el consumidor de la energí­a?

 

Las comercializadoras sólo trasladan los aumentos que autoriza la Comisión Nacional de Energí­a, a lo que se le agrega en la factura el porcentaje de tasa municipal que dependiendo del municipio es mayor o menor, hay  municipalidades que cobran el doble o el triple de lo que es el costo real del alumbrado público, a esto se le agrega el 12% de IVA, por lo que en todo aumento los que principalmente ganan son los generadores, las municipalidades y el Gobierno central.

 

Cuántos de los actuales consumidores, especialmente industriales y comerciantes, recuerdan la época en la que el director de la Cámara de Industria, Ví­ctor Suárez salí­a en la televisión diciendo que era conveniente privatizar la generación eléctrica, que eso nos darí­a suficiente energí­a y barata. Serí­a conveniente que consultaran su contabilidad y sus archivos, comprobarí­an cuál era el precio del kilovatio en esa época  y cuánto cuesta ahora, verí­an las consecuencias de haber vendido parte del sector eléctrico  y que son sus consocios de cámaras los que periódicamente aumentan el precio.

 

En Guatemala no debemos continuar dependiendo de la cogeneración a base de petróleo, comparemos el precio del kilovatio de Chixoy con los cogeneradores a petróleo e insistamos que se hagan las grandes hidroeléctricas como Xalalá y las del Rí­o Usumacinta, a filo de agua para no inundar.

 

Es conveniente que el Estado revise los onerosos contratos de cogeneración, no hay ningún cogenerador que no esté teniendo millonarias ganancias. Son estos pocos los que se benefician cuando se desvaloriza el quetzal y sube el dólar. No debemos de olvidar que están exonerados de todo tipo de impuestos.

 

Durante el Gobierno 2000 al 2004, una de las cosas que le molesta a determinadas personas de la supercúpula económica, es que no accedimos a exonerarlos de una multimillonaria multa que tení­an por un atraso de varios años, por no poner a generar una hidroeléctrica a filo de agua que habí­an contratado que el Gobierno les comprara toda la energí­a. Por cierto, que el Gobierno de Berger, como eran estas personas de sus principales financistas, no les cobró los casi Q500 millones de multa. También les molestó que les canceláramos el contrato onerosí­simo que tení­an con el Gobierno, que de no haberse hecho habrí­a subido 20% el precio del que estaba vendiendo la energí­a al consumidor domiciliario, al pequeño y mediano empresario; por supuesto que  cancelar legalmente este oneroso contrato ha significado un odio de más de Q1, 000 millones en contra de quienes fuimos los funcionarios que tomamos esa decisión.

 

Continuará