Cuando yo hago un comentario sobre algo, lo primero que hago es no pensar si lo que estoy diciendo me afecta a mí en lo personal, sino que pienso, que sería lo mejor para Guatemala.
También critico los gobiernos extremistas, de cualquier lado, ya sea de izquierda o derecha, pues no creo del dominio del poder económico, ni contra los que están contra el poder económico.
A pesar de que creo que actúo con moderación, si hago chiste de lo que es chiste, por ejemplo me río de aquellos que odian a los Estados Unidos y gritan: ¡Viva Fidel!, pero el lugar que buscan para vivir no es precisamente Cuba. Eso es sólo un ejemplo, pues una vez que publiqué diez de estas contradicciones, me acusaron de todo, pero qué le vamos hacer, pues chistes como esos no se pueden dejar de contar.
Comento que por el crecimiento poblacional en que vivimos, la miseria y la carencia de servicios públicos será el pan nuestro de cada día. Que cuando por esta misma razón se llenen de champas las laderas de las montañas del suroeste de Mixco, muchas de las colonias que están cerca del río Villalobos serán arrasadas, cosa parecida puede suceder en Palín, en Escuintla y en La Antigua.
Comento que en Mi Familia Progresa, en forma exagerada digo que reparten dos y se quedan con ocho, a lo cual me han dado la razón los mismos que administran ese programa, al negar los listados a quienes se les da y hacerlo en efectivo para que no deje rastro.
No les gustó que dijera que si el imperio se hundía, adelante de éste iba Venezuela, pues el precio del petróleo se vendría abajo y ellos de éste dependen para comer.
No les gustó que hace un par de años escribí que los premios Nobel se los dan a los que fomentan las guerras y no a los que luchan por la paz.
Se enojan porque digo que la manera de combatir la pobreza no es repartiendo, sino creando fuentes de trabajo para que se desarrolle la economía local. Cuando se regala dinero, las únicas que salen favorecidas son las tiendas, pero de eso a lograr un poquito de desarrollo, hay como mil kilómetros de distancia.
Digo que cuando un gobierno quiere robar, reelegirse, abusar, violar la ley, lo único que tienen que hacer es declararse gobierno de los pobres para que la intelectualidad los apoye. Oiga a Ortega, oiga a Chávez, etc. ¿Será mentira todo esto?
En fin, qué mentira hay en todo esto, si alguno cree que lo que digo lo es, que lo escriba, pues los diarios dan la oportunidad de que argumente abajo de la opinión expuesta por medio de Internet.
No sé si les duele porque creen que lo que digo no es verdad, pero yo creo que es porque la verdad duele.