Por lo menos un Estado inútil


Editorial_LH

Para ningún presidente puede ser gracia decir que está al frente de un Estado Fallido y todos los que están en esa situación o los que dirigen los Estados en advertencia, es decir los próximos a ser considerados como fallidos según los ranking internacionales, tienen que decir lo contrario a como dé lugar por elemental sentido del decoro. Quien después de haber estado prácticamente todo un perí­odo al frente del Ejecutivo en un paí­s y admite que el Estado es fallido, mejor debiera irse y renunciar por incapaz.

 


ílvaro Colom, tras haber sostenido recientemente que el paí­s fue entregado a los narcos de manera deliberada, ahora dice que él no preside un Estado Fallido y es que si lo admitiera, no le quedarí­a otro remedio que el de liar sus bártulos y regresar a su casa. Pero sucede que de las variables para decidir si un Estado es fallido, la realidad guatemalteca es, por lo menos, alarmante.
 
 En el tema de indicadores sociales se cuentan las presiones sociales derivadas del crecimiento de la población con énfasis en las demandas sociales en alimento, trabajo, posesión de tierra y participación ciudadana. Saque cada lector sus conclusiones sobre cómo nos va en ese campo.
 
 Se califican los grandes movimientos poblacionales debido a amenazas derivadas de la inseguridad y la violencia. El lector puede calificar nuestra situación. Otro indicador son las injusticias provenientes de hechos condenables tratados con impunidad por parte del Estado, institucionalizando la exclusión polí­tica y provocando lucha de clases, al tiempo que se mide la migración forzosa que provoca la fuga de talentos hacia otros paí­ses y el incremento de la población en el exilio. Juzgue, pues, el lector.
 
 En los indicadores económicos se toma en cuenta el desarrollo desigual de los grupos sociales según el patrón de participación en el consumo, trabajo, nivel de educación y mortalidad infantil. También el deterioro de las variables esenciales del crecimiento del PIB, tasa de desempleo, estabilidad monetaria, déficit, deuda, inversión, formalidad de la economí­a y seguro social. No lo queremos decir nosotros; que juzgue y diga el lector.
 
 Y por último se toma en cuenta la existencia de corrupción, favoritismo hacia grupos de interés, falta de confianza en las instituciones e incapacidad del Estado para financiarse. Además la falta de capacidad para atender las necesidades sociales, surgiendo oferta de provisión privada. También la presencia de dictaduras, autoritarismos o militares en el poder atentando contra la democracia y el Estado de Derecho, aparecimiento de cuerpos paralelos de seguridad, separación de las élites al momento de contribuir al plan de nación (que no tenemos) y la intervención de agentes externos al Estado para resolver problemas internos (CICIG).
 
 Si fuéramos médicos, la radiografí­a serí­a absolutamente clara. Si no somos fallidos, vivimos en un Estado inútil.

Minutero:
Si este no es Estado Fallido 
entonces todo el mundo anda jodido; 
Colom no lo puede aceptar 
con tal de no renunciar