“Por las plumas se conoce al pájaro”


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Hablar de reforma fiscal o seguir echándole más carga a quienes pagan sus impuestos porque no tienen otra opción, son cosas totalmente distintas. Expresar que el dinero que recauda el Gobierno debiera servir exclusivamente para desarrollar al país y satisfacer las necesidades de la población puedo asegurar que ha sido pura teoría, salvo en muy contadas excepciones y si estuviera equivocado ¿Por qué las autoridades siguen ocultando el monto del dinero recaudado en los últimos 10 años para mejorar las vías de comunicación del país y cuánto se ha invertido realmente, para que hoy las encontremos en completo estado de calamidad? Y en cambio ¿cuánto se han embolsado nuestros funcionarios y sus contratistas a través de los años?

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt

 


Sigo teniendo la impresión que cuando se habla de impuestos en general se pierde el verdadero fondo del asunto y no se miden los resultados de los mismos, por ello, prefiero hablar de casos concretos para  poder decir si es verdad que el nuevo gobierno está haciendo bien la mentada Reforma Fiscal o tan solo está siguiendo el arquetipo tecnocrático que conocemos a través de tantos años. Sería oportuno entonces conocer, antes que se pongan a vacunarnos con más impuestos, las respuestas sobre qué van a hacer concretamente con recaudar el doble de recursos obtenidos del impuesto de circulación de vehículos, el que se supone, debiera ser útil para brindarle el mantenimiento adecuado a nuestras calles y carreteras y ¿Qué decir de la enorme cantidad que perciben cada vez que pagamos los combustibles?, ¿también no es cierto que cada vez que “ajustan” los precios, el Estado recibe más y más para mantener nuestras vías de comunicación como espejos?
Si en Guatemala gozáramos de un eficaz y seguro transporte colectivo, seguramente pensaría dos veces perjudicar a los guatemaltecos que hacen enormes esfuerzos para hacerse de un “pichirilo” para cumplir con sus deberes que generan más producción de bienes, servicios y que a la vez representan mayores ingresos al Estado. ¿Por qué seguir con la pésima costumbre de copiar impuestos o procedimientos de países extranjeros, tal y como se está pensando eliminar aquí las planillas del IVA, cuando al hacerlo automáticamente van a eliminar la razonable y lógica exigencia de facturas, lo que por ende elevará la evasión fiscal?
“Por las plumas se conoce el pájaro”, dice un famoso refrán y es por ello que se ve a la legua que la mentada “reforma” bien podría resultar un parche o un fiasco más de los tantos que han recetado nuestros tecnócratas que, en vez de perseguir el bien común, lo único que han logrado es seguirle poniendo más cargas sobre el lomo a los contribuyentes cuando ya no soportan las que ya tienen. ¿Por qué seguir dejando de lado la definición tributaria para que su aplicación sea en función de la capacidad económica de los obligados a su pago?