El país desarrolla una ofensiva internacional en el campo de la vacunación, con al menos cinco laboratorios que recibieron la autorización oficial, aún cuando las autoridades advirtieron de que la demanda superaría la oferta disponible.
El ministerio de la Salud tiene previsto vacunar a 65 millones de personas, es decir el 5% de la población china, antes de fin de año.
Las vacunas serán voluntarias y gratuitas y sobre todo para los empleados del sector sanitario, aduanas, transportes, soldados, policías, jóvenes entre 5 y 19 años, cardiacos y los que sufren de enfermedades pulmonares.
Decenas de miles de participantes en las grandes festividades organizadas el 1 de octubre para el sexagésimo aniversario de la fundación de la República Popular China figurarán también entre los primeros vacunados.
Por el momento, de las diez sociedades y laboratorios chinos que han producido una vacuna, al menos cinco ya recibieron la autorización oficial.
La semana pasada, un alto responsable del ministerio de la Salud previó que decenas de millones de personas podrían ser contaminadas y que las muertes eran «inevitables», al preparar el país para la pandemia.
Ya se ha distribuido vacunas en ocho provincias, entre las cuales Guangdong (sur), le Shandong (este), le Sichuan (suroeste) y Hunan (centro), que están más afectadas.
Según el Diario del Pueblo, casi 13 millones de medicamentos antivirales fueron almacenados.
Los antivirales permiten atenuar los síntomas y contribuyen a prevenir casos graves o muertes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Con la llegada del otoño y el invierno, los casos se han multiplicado en China, pasando de más de 3.000 a mediados de agosto a más de 10.000 el miércoles, según el ministerio de la Salud.
Hasta el momento no se ha registrado ningún muerto en territorio chino.
En el mundo, la gripe H1N1 mató a 3.205 personas, según las últimas cifras de la OMS.
Para los especialistas, China que en 2003 fue muy criticada por la gestión de la epidemia de SRAS (neumonía atípica), supo sacar la experiencia necesaria.
La crisis del SRAS, que mató a casi 800 personas en el mundo, 349 de las cuales en China, había sido ocultada por las autoridades en un primer tiempo.
Sin embargo, el virus de la gripe H1N1 se extendió en las 31 provincias y regiones chinas y 95% de los casos no vinieron del extranjero.
«Tenemos que evitar que haya un máximo de contaminaciones en un periodo corto, pues si esto ocurriese, podría ser muy peligroso», declaró la semana pasada Liang Wannian, vicedirector de la Oficina de emergencias en el ministerio de la Salud.