Los miembros de la Comisión de Postulación para designar al nuevo Fiscal General de la República y Jefe del Ministerio Público tienen que vivir estas horas previas a su decisión con el enorme sentido de la responsabilidad histórica que tienen ante la Patria y pensar que aunque en el pasado sus antecesores en otras comisiones no han cargado con las consecuencias de sus actos, ahora la sociedad tendrá que estar muy atenta y ver quiénes votaron por el que resulte y de esa manera premiar y repudiar a los postuladores que incluyeron en la nómina a quien resulte electo, de acuerdo al resultado de su gestión.
Nadie recuerda ni pasa factura a los que en el pasado incluyeron en sus listados a fiscales que fueron un fiasco y que se limitaron a mantener el régimen de impunidad en el país, pero ahora hay más conciencia de la importancia que tiene el papel de los postuladores y por lo tanto habrá un escrutinio público más severo, por lo menos de la prensa y de los grupos organizados de la sociedad civil que se deben encargar de recordar, para bien o para mal, a quienes fueron factores decisivos en esta elección.
Porque el Presidente de la República, por supuesto y como lo haría la mayoría de políticos, elegirá dentro del listado que le envíe la Comisión de Postulación a quien más útil le pueda ser. En otras palabras, la decisión clave la tienen los miembros de la Comisión llamada a ser el filtro, el colador, que no permita el paso de impurezas, aunque en la historia se ha demostrado que el tráfico de influencias empieza en esas mismas comisiones.
Queremos apelar al sentido de responsabilidad histórica y de patriotismo que puedan tener los miembros de la Comisión. Sabemos que algunos de ellos son realmente honorables y que buscan algo bueno para el país, aunque el sistema funciona en otra dirección y apuntando a compadrazgos. Este es un momento crucial de sus vidas, porque es un momento crucial en la vida nacional y de lo que ellos hagan dependerá en mucho lo que se pueda hacer de aquí en adelante para sacar al Ministerio Público de las redes del crimen organizado.
Ningún candidato planteó como elemento esencial de su programa terminar con la cooptación que desde el conflicto armado interno se hizo del MP para proteger a los que cometían crímenes en defensa de la institucionalidad. Nadie dijo que ese mismo aparato pasó, como muchos de aquellos que cometieron abusos, a formar parte del crimen organizado y que urge su depuración. Eso ya es mala seña, pero dentro de los postulados debe haber un mínimo decente que permita conformar una lista no comprometida con las mafias.