“Por la calle de la amargura”


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Los tiempos en que Guatemala era el líder y la cabeza de Centroamérica hace mucho que pasaron a la historia. Cuando se consultan los informes técnicos de Naciones Unidas, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), del Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo o de cualquier otro organismo internacional, Guatemala está situada en los últimos puestos.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com


El ingreso per cápita, la inseguridad, la falta de oportunidades de trabajo día a día se incrementan y si nos preguntamos cuáles son los líderes que destacan políticamente, cuáles son las perspectivas de mejora social y económica para la mayoría de los guatemaltecos, la respuesta generalizada es no los vemos, no sabemos cómo salir del hoyo en el que nos encontramos. Algunos pocos viven muy bien pero, la clase media se viste principalmente de las pacas, compra sus alimentos en las despensas familiares y sus ingresos no le son suficientes.

La campaña política de todos los partidos no ha cesado de existir, de forma ridícula nos ponen cientos de anuncios en vallas, muphys con la fotografía de algún diputado diciendo: “Juntos rescataremos Guatemala”, ni siquiera él o en su casa se lo creen, mejor debería dedicarse a “chapucear automóviles, no a componer zapatos”.

Los partidos políticos en el Congreso juegan al totito, que me siento aquí, que me siento allá; la imagen que transmiten todos los días es negativa, no pueden ni siquiera elegir un Tribunal Supremo Electoral con magistrados titulares y suplentes de prestigio, independientes; continúan dividiéndose por partido a quienes apoyan y no respetan la capacidad y la integridad de las personas.

El Presidente de la República pronto nombrará a un fiscal, esperemos que no se le vaya a ocurrir nombrar una figura incapaz, desprestigiada, politizada, subordinada y comprometida en defenderlo y en defender a los miembros de su gobierno de los abusos, errores y omisiones que puedan haber cometido; que cuando elija o designe lo haga pensando en la justicia y que la justicia no se sirve cuando se escoge a alguien cuya trayectoria esté manchada por su proceder.

En cuanto a la calle de la amargura, la misma en cada puerta tiene a un aspirante a la Presidencia que los grupos tradicionales de poder quieren que sea otro Berger, inodoro e incoloro, o que sea otro Colom que ni siquiera podía mandar en su casa, mucho menos dirigir los destinos del país buscando el bien común o que sea otra pareja presidencial como la actual, que no se complica la vida y que en lugar de tener un gobierno como los que han tenido Colombia, Chile, Perú o Brasil, solo quiere su bienestar particular y al resto cebo y lazo.

Cada sector dentro de la sociedad tiene un rol específico que jugar y si ese rol se pierde, se pierde el norte, el horizonte no se encuentra. No es lo mismo ser multi-industrial y comerciante que  gobernar para todos propiciando educación, seguridad, salud, salarios y prestaciones justas, buscando el bien común.

La desnaturalización de la política es la perversión de los roles a través del abuso y la confusión.
¡Guatemala es primero!