El género es un factor decisivo en la calidad de vida de las niñas y mujeres en Guatemala, de tal manera que esa condición puede significar una diferencia negativa en el acceso a la educación, la salud y el empleo, con respecto a los privilegios sociales de los hombres. El compromiso del Estado con la igualdad de género y el empoderamiento de las féminas reporta avances, pero también grandes desafíos basados en rezagos económicos, políticos y culturales. “El hecho de ser mujer”…
ejuarez@lahora.com.gt
Brendy trabajaba como operaria en una maquila; tenía tres años ejecutando labores de costura de prendas de vestir en un extenuante horario de más de diez horas diarias, pero de un momento a otro fue despedida a pesar de que se encontraba en un periodo de lactancia y en estado de embarazo.
La ley establece como causa de inamovilidad para las trabajadoras el hecho de estar embarazada, pero para que les aplique tal derecho deben dar un aviso tal y como lo establece el artículo 151, inciso e) del Código de Trabajo.
Fue entonces cuando pudo reflexionar y percatarse de que se encontraba en una franca desventaja en comparación con los hombres que trabajaban en el mismo lugar, incluso ganando un salario mayor por el mismo tiempo laboral. El hecho de ser mujer le restaba productividad, según sus empleadores.
“Desde el día que me despidieron empecé a buscar trabajo, pero nadie me daba porque me encontraba embarazada”, relata. La madre trabajadora que está embarazada al gozar de inamovilidad y luego tener que pasar por un periodo postnatal que contempla el Código de Trabajo en su artículo 152, son poco atractivas para el mercado laboral. “Fui a trabajar a La Terminal algunos días, me pagaban de 10 a 15 quetzales, pues me quede sin dinero y en mi casa empezó hacer falta para la comida”.
Después de haber sido despedida, Brendy interpuso una denuncia ante el Ministerio de Trabajo, pero hasta la fecha no ha tenido una respuesta positiva.
En la práctica, en muchos casos, se da un abuso de parte de patronos y empleadores que gira alrededor de los embarazos. Los patronos en ocasiones despiden a las trabajadoras antes que éstas den el aviso que manda la ley y algunas empleadas utilizan su derecho a inamovilidad como una excusa para bajo desempeño o incluso para cometer ilegalidades.
La mujer embarazada que dio el aviso que manda la ley, puede ser despedida sí y solo sí, el patrono logra probar la falta grave cometida, en base al artículo 177 del Código de Trabajo, lo que implica un proceso de meses si se le da celeridad al caso, de lo contrario, puede tomar mucho más tiempo.
“Lo más importante es la buena fe, la sinceridad y la responsabilidad que deben tener empleadores y trabajadores para no caer en abusos”, dice un conciliador de la Inspección General de Trabajo que pidió el anonimato.
“La discriminación inicia, incluso, antes del nacimiento de las niñas, cuando son rechazadas en sus familias por causa de su género. A partir de ahí podemos ver que reciben menos atención en salud y educación. Incluso, se piensa que deben comer menos y en menor cantidad que los varones, cuando sus necesidades son las mismas”, señala Astrid Rodríguez, activista por la igualdad de género.
A criterio de Rodríguez, “no es de extrañar que se dé la discriminación a las mujeres en los centros de trabajo, pero eso no significa que se deba aceptar y tolerar”, pues considera que eso significaría avalar la segregación por el género, que es una de las principales luchas de las activistas y organizaciones sociales.
“Definitivamente que hay avances en el tema, pero podríamos decir que todavía hay arraigados problemas muy serios que ponen a las mujeres en desventaja; el Estado tiene compromisos en ese sentido y los cumple solo si nosotras nos unimos y presionamos”, apunta.
VIDA DE GUATEMALTECAS
El Estado de Guatemala se comprometió a trabajar en la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, según lo establece el punto tercero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que determina los alcances específicos que se deben obtener en la materia.
Para eso, se contemplan metas en materia de acceso a la educación, empleo no agrícola y representación política en los parlamentos. En los tres puntos se observan rezagos para el país, según activistas.
Maya Alvarado, directora Ejecutiva de la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas (Unamg), explica que las diferencias de género se relacionan en base a las construcciones sociales que se crean desde los hogares, en las familias, de tal manera que los niños entran a la escuela y llegan a replicar esas relaciones junto a las niñas.
En este sentido se siguen haciendo diferenciaciones de género, que no contribuyen a que realmente “exista un avance en la trasformación de los roles de género en la sociedad”, que más bien “fundamentan y asientan” el tema de discriminación hacia las mujeres, incluyendo el acceso a la escuela.
En materia de empleo, Olga Villalta, asesora en temas de género, considera que las empresas, en su mayoría, no contemplan las necesidades del ser humano. “Una no trabaja únicamente por el desarrollo personal, sino porque también necesita ingreso para desarrollarse a sí mismo como ser humano, pero también como mujer y madre”, refiere.
La experta señala que, aunque las mujeres necesitan ganar igual que un hombre cuando realizan el mismo trabajo, tradicionalmente no ha sido así, e incluso el pago es menor para las madres, porque se cree que no son productivas.
De acuerdo con la Asociación de Mujeres “Moloj”, hay un “retroceso en la participación política de las mujeres indígenas”. Esto como resultado de la evaluación de los cargos públicos; de 158 escaños en el Congreso, solo 20 son ocupados por mujeres, y de éstas solo hay 3 indígenas, mientras que en el periodo legislativo pasado se contaron 4 indígenas del total de 19 parlamentarias.
No obstante, por primera vez una mujer llega a la Vicepresidencia. Roxana Baldetti cree que se trata del resultado de un trabajo arduo y de sus capacidades, aunque coincide en que hace falta más participación en la política y el gobierno. (Lea: “En el área rural es donde más me preocupa la situación de las mujeres”).
EL CUMPLIMIENTO
De cara al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, las activistas coinciden en que Guatemala presenta importantes avances, como la aprobación de leyes contra el femicidio, a favor de la maternidad y el reconocimiento de la igualdad, pero destacan que el trabajo pendiente es amplio.
“Es tiempo de visibilizar los problemas y no solo plantearlos como una queja, sino con propuestas, como lo están haciendo hasta ahora las compañeras de las organizaciones sociales”, refiere Rodríguez. “El hecho de ser mujer no nos debe dar privilegios, ni desventajas; solo se nos tiene que reconocer como iguales”, puntualiza.
“En el área rural es donde más me preocupa la situación de las mujeres”
Roxana Baldetti, primera mujer en ocupar la Vicepresidencia de Guatemala, se refiere a la franca desventaja de las mujeres en la sociedad, especialmente en el área rural, y a la necesidad de que las féminas ejerzan el liderazgo por su capacidad.
EDER JUÁREZ
ejuarez@lahora.com.gt
¿Qué análisis hace sobre la desigualdad de género en Guatemala? Se habla de grandes avances, pero las mujeres todavía se ven en una franca desventaja en la sociedad.
Así es. Siempre he dicho que las mujeres tenemos tres jornadas de trabajo y la última no se nos reconoce: cuando después del trabajo llegamos a la casa a hacernos cargo del hogar. La brecha de desigualdad aún es muy grande. Los retos de las mujeres son cuantiosos, pero hemos demostrado que se pueden lograr espacios con trabajo duro y perseverancia. En lo personal, me he esforzado mucho por llegar hasta donde estoy y quiero ser, no solo un ejemplo, sino la gestora de políticas públicas que ayuden a reducir esa desventaja de la que usted habla.
¿Cómo hacer para reducir la brecha que existe entre hombres y mujeres?
Con educación, desde el mismo hogar. La educación que los niños y las niñas reciben en casa es primordial. Debemos acabar con la idea que tienen algunas madres de que, las niñas por ser niñas deben quedarse en casa y no ir a la escuela, para atender al papá y a los hermanos varones. También el Estado tiene responsabilidad, porque si le damos a las familias, sobre todo en el área rural, las condiciones necesarias para superarse económica y socialmente, este tipo de situaciones podrían suceder cada vez menos. Y en el área rural es donde más me preocupa la situación de las mujeres, porque ahí han sido invisibilizadas por sus propios esposos, cuando en la práctica son muchas de ellas las que hacen que la agricultura sea el motor generador de dividendos para los hogares.
¿Cuál es el avance que se ha tenido en el objetivo 3 de las metas del Milenio de las Naciones Unidas, en donde se establece la igualdad entre los géneros y autonomía de la mujer?
Creo que el mundo en general ha tenido avances. La situación de las mujeres ha cambiado, aunque hay países donde todavía hay serios retrasos. En el caso particular de Guatemala, puedo asegurar que hay mucho por hacer, pero cada vez son más las mujeres que se han superado económica y académicamente. Yo conozco muchas mujeres que son autónomas y sacan adelante a sus familias.
Usted como Vicepresidenta ¿cuál es su postura respecto a la ley de cuotas que otros países han aplicado para darle espacio a la mujer?
No estoy de acuerdo. En política y en todos los ámbitos de la vida se trata de que las mujeres arrebatemos y trabajemos por el espacio que nos corresponde. Tenemos las mismas capacidades que los hombres, las mismas fuerzas y la misma inteligencia. No me interesa que lleven a las mujeres a espacios de poder por la falda, sino por su inteligencia. Se trata de competir, de trabajar, de proponer y demostrar que las mujeres somos capaces.
¿Qué acciones concretas está haciendo el Gobierno para darle espacios a la mujer?
En el gobierno de Otto Pérez Molina la participación de la mujer es prioridad y prueba de ello es que yo soy vicepresidenta. Pero además, hay otros espacios que están siendo ocupados por mujeres como los ministerios de Educación, Ambiente y Desarrollo Social. A través de los programas sociales vamos a reforzar el papel de las mujeres, sobre todo en el área rural. Además, tenemos programas en marcha para mujeres que son pequeñas exportadoras de vegetales y otros productos. Estamos trabajando en conjunto con otras mujeres ejemplares como la presidenta de la Corte Suprema de Justicia y la fiscal general, sin olvidar a quienes tienen un papel protagónico dentro de la sociedad civil.
Astrid Rodríguez
Activista