Por decidir si suaviza su polí­tica con Cuba


La UE examinará el lunes dar un primer paso para normalizar las relaciones con Cuba, a la luz del proceso de liberación de disidentes que los europeos quieren acompañar para alentar los cambios en la isla, si bien prevé mantener la dura Posición Común repudiada por La Habana.


Reunidos en Luxemburgo, los ministros europeos de Relaciones Exteriores encararán una sensible pregunta que les divide desde hace meses: ¿cómo apoyar las tí­midas señales de apertura en Cuba sin alterar la esencia de la Posición Común, que exige desde 1996 avances en derechos humanos y democracia?

La respuesta será probablemente mantener como cada año el documento pero abrir a la vez un proceso muy prudente de negociaciones con La Habana con miras a firmar un acuerdo bilateral, según distintas fuentes consultadas en Bruselas.

«No hay consenso para retirar la Posición Común», una decisión que requiere la unanimidad de los 27, pero cada vez son más los paí­ses que apoyan un gesto de apertura que aliente los cambios en la isla comunista, según las fuentes.

Ese gesto podrí­a traducirse en un «acuerdo simplificado» para enmarcar y dar «sentido» a los pocos ví­nculos comerciales y de cooperación entre la Unión Europea (UE) y Cuba, además del diálogo polí­tico que se inició en 2008 y que reúne periódicamente a ambas partes en un encuentro de alto nivel.

Se trata de «reflexionar» el lunes en Luxemburgo «de forma constructiva» sobre «una evolución de la posición europea», resumió el viernes el portavoz del ministerio francés de Relaciones Exteriores. Las reformas económicas y la liberación de disidentes crean una «nueva situación que es conveniente acompañar», abogó.

El gobierno socialista español lideró en los últimos meses los esfuerzos por una retirada de la Posición Común, al estimar que la excarcelación de presos polí­ticos, iniciada en julio y ampliada el jueves, es una señal inequí­voca de que el cambio se impone en la isla comunista.

Su reclamo coincide con la postura del gobierno cubano, que exige la revocación de la Posición Común al considerar «obsoleto» el documento impulsado por el anterior ejecutivo español dirigido por el conservador José Marí­a Aznar.

Pero España, si bien cuenta con el apoyo de Francia, Irlanda e Italia, no ha logrado convencer a Alemania, Suecia, República Checa o Eslovaquia de que Europa deje atrás la Posición y decrete una nueva etapa de relaciones con Cuba, según las fuentes.

Estos paí­ses estiman que todaví­a es pronto para calibrar el calado de las reformas cubanas y que la liberación anunciada en julio de 52 disidentes, a los que en los últimos dí­as se sumaron otros ocho, debe ser ampliada a todos los presos polí­ticos.

Esta lí­nea de prudencia encuentra eco en la que esgrimió esta semana el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, al afirmar que las promesas del régimen cubano sobre reformas polí­ticas y económicas no son aún suficientes para plantearse nuevas medidas encaminadas a normalizar las relaciones.

La Eurocámara envió por su parte el jueves un claro mensaje a los 27 contra la flexibilización de la polí­tica con Cuba, al otorgar el premio Sajarov 2010 a la libertad de conciencia al disidente Guillermo Fariñas.

Fariñas, un psicólogo y periodista de 48 años que ha protagonizado 23 huelgas de hambre contra el régimen cubano, fue galardonado por su «sacrificio» a la hora de «presionar por conseguir el cambio en Cuba», según el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek.