Popoyá-Petapa Historia de un poblado maya siglos XVI-XIX


POMPEJANO, Daniele.

Emilie Mendoca

El doctor Daniele Pompejano, Profesor de Historia de América en la Universití  degli Studi di Palermo (Italia), reconstruye en este libro la historia del pueblo indí­gena de San Miguel Petapa, desde su conquista por las huestes hispanas hasta los albores del perí­odo Republicano, y esto es, de por sí­, un hecho importante por el que hay que felicitarse. Sobre las ruinas del antiguo asentamiento pokomám de Popoyá, los frailes dominicos fundaron la reducción de San Miguel Petapa, muy próxima a la ciudad de Santiago de los Caballeros, futura capital de la Audiencia de los Confines. En la medida en que este libro focaliza su estudio en un pueblo del Valle Central de Guatemala, constituye un aporte sustancial a la historiografí­a de este paí­s. Y, por lo tanto, es un gran acierto que el autor, tras una primera edición en Italia (2004), haya decidido publicarlo también en Guatemala. No obstante, para los que hemos tenido la oportunidad de manejar ambas ediciones, hemos de lamentar ciertos errores de traducción que, sin duda alguna, ensombrecen la edición en lengua española.


En el tí­tulo del libro, la combinación de los topónimos Popoyá-Petapa resume a la perfección los contenidos del mismo, mientras que el subtí­tulo no se ajusta estrictamente a la realidad. Nos preguntamos por qué el autor ha preferido la utilización del término «Maya» en vez del de «Pokomám» para referirse a los habitantes indí­genas de San Miguel Petapa entre los siglos XVI-XIX. Más teniendo en cuenta que, en los capí­tulos segundo y tercero de la primera parte, utiliza acertadamente el término de «Pokomán» para referirse al Reino que ocupaba la zona en ví­speras de la Conquista. Vivimos en una época marcada por la globalización y, ahora más que nunca, es necesario el reconocimiento de las particularidades culturales y lingí¼í­sticas que fundamentan a las sociedades. De no ser así­, caeremos en la misma perversión que los conquistadores españoles cuando denominaron «indios» a todos los habitantes del «Nuevo Mundo».

El doctor Pompejano divide el contenido del libro en cuatro partes con un número variable de capí­tulos en su interior. En general, mediante un uso intensivo de crónicas y de documentación colonial, así­ como de bibliografí­a pertinente, el autor concibe un panorama lo más completo posible en el que se analiza la complejidad del cambio cultural que supuso para los pokomames la llegada de los españoles y el desarrollo de la Colonia en sus diferentes fases.

En la primera parte del libro que tiene como tí­tulo «La Conquista» además de especificaciones metodológicas y reconocimiento de objeto de estudio, el autor realiza un análisis no demasiado extenso, a nuestro entender, de la sociedad pokomám en el siglo XV. Como es bien sabido, para hacer una correcta valoración de los procesos de cambio y/o continuidad de las sociedades amerindias tras la Conquista española, es absolutamente necesario conocer cuáles fueron sus planteamientos en época prehispánica. íšnicamente desde esta amplia perspectiva temporal podremos analizar con éxito dicho proceso. Por lo tanto, en comparación con otras secciones del trabajo, en especial la segunda y tercera, esta parte adolece de un tratamiento relativamente menos profundo. Además, consecuencia de los años que median entre la primera y la segunda publicación de la obra, la bibliografí­a empleada resulta insuficiente y puede inducir a errores como el empleo de una periodización obsoleta como la de «antiguo imperio» (pág. 55).

La segunda y la tercera parte de esta obra constituyen el grueso de la investigación. Y, es precisamente en ellas donde el doctor Pompejano logra afinadas sí­ntesis y presenta novedosos resultados e interpretaciones en terrenos como la etnohistoria y la historia. Concretamente, la segunda parte que lleva por tí­tulo «La Colonia» versa sobre el implacable proceso conquistador que Pedro de Alvarado y sus huestes aplicaron a este territorio, así­ como sobre una de sus consecuencias más inmediatas, la fundación del pueblo de San Miguel Petapa. La llegada de los europeos al Valle Central de Guatemala supuso la desestructuración de los pueblos asentados en esta zona. La desigualdad en el plano polí­tico y administrativo, junto a la intolerancia e incomprensión de la cultura dominante impidieron el desarrollo de un intercambio equitativo entre ambas culturas. No obstante, al igual que sucedió en otras comunidades indí­genas, a lo largo del siglo XVI en San Miguel Petapa se desarrolló un doble proceso. Por un lado, se intentó preservar el mayor número de rasgos caracterí­sticos de su propia cultura frente a la imposición de otra totalmente ajena. Y, por otro, se inició un complejo sistema de adaptación que provocó una profunda reformulación de sus tradiciones prehispánicas tras la adopción de nuevos conceptos culturales hispanos. Dicho proceso, definido por Nancy Farriss1 como «aculturación estratégica», buscaba hacer «algunos cambios» pero, al mismo tiempo, conservar elementos esenciales de la cultura prehispánica. Su complejidad es una muestra más de la enorme capacidad que tuvo la población de San Miguel Petapa para mantener vivos determinados rasgos identitarios fundamentales, consciente que del éxito de esta empresa dependí­a la supervivencia del grupo bajo términos propios aunque, definitivamente, en el marco del nuevo mundo que se abrió para ellos con la Colonia.

A continuación, en la tercera parte del libro, titulada «Un rico siglo XVII: desarrollo, identidad y nuevas jerarquí­as» se analiza el devenir histórico de dicha comunidad a lo largo del siglo XVII. Un siglo generalmente olvidado por la mayor parte de los historiadores, pero que el doctor Pompejano analiza en profundidad, un hecho importante por el que de nuevo hay que felicitarse. El siglo XVII supuso el asentamiento, más o menos definitivo, de la vida colonial, y el desarrollo de lo que la historiografí­a tradicional ha definido como «Paz Colonial». El autor nos presenta un pueblo donde la convivencia entre indí­genas, españoles y mestizos fue un hecho, pero no un hecho pací­fico, sino todo lo contrario. Así­, en los capí­tulos octavo y noveno se analizan las tensiones en el seno de la comunidad, situación que afectó tanto al plano material como al simbólico. Por lo tanto, dos fueron los escenarios donde los enfrentamientos tomaron mayor relevancia: por un lado el cabildo y, por otro, la iglesia y las cofradí­as que en ella se constituyeron. El autor concluye que dichos conflictos fueron debidos a las dinámicas de recomposición étnica en torno a estas dos instituciones. Ni más ni menos que una lucha por el control de los principales espacios de poder en San Miguel Petapa. Análisis como éste proporcionan suficientes argumentos para la reevaluación del papel que desempeñó la población indí­gena durante la colonia. No se trata de meros espectadores o de entes sometidos a las autoridades hispanas, sino de un grupo en permanente lucha por su identidad y por sus intereses.

El siglo XVIII se inaugura con un cambio dinástico en la monarquí­a peninsular. El ascenso al poder de los Borbones marcó de manera decisiva el devenir histórico a ambos lados del Océano. De esta manera, el autor da inicio a la cuarta y última parte del libro, que lleva por tí­tulo «La crisis del siglo XVIII, los nuevos actores y las perspectivas del mando polí­tico». En ella se analizan las repercusiones de las Reformas Borbónicas, concluyendo que el proyecto de modernización que se aplicó a los pueblos de indios, tuvo como consecuencia inmediata la pérdida de su autonomí­a, y por consiguiente, de su identidad. Es decir, el precario equilibrio que caracterizó al siglo anterior se vio truncado, como reza el tí­tulo, por el surgimiento de nuevos actores y de nuevas perspectivas en el mando polí­tico. El punto culminante de este proceso, que además definirá las futuras relaciones entre los diferentes grupos étnicos, fue la fundación de dos nuevos pueblos, uno de indios y otro de españoles y mestizos, como consecuencia de la destrucción causada por el desbordamiento del rí­o Tululhá. Por primera vez en la historia de San Miguel Petapa se cumplió una de las principales disposiciones dictadas en el siglo XVI, la separación de residencia. Pero, mientras que el balance para los pueblos de indios en ese siglo fue, según los casos, relativamente positivo, dos siglos más tarde y, parafraseando al autor, «se dieron las premisas para la construcción de un nuevo modelo de relaciones sociales de tipo fuertemente autoritario, paternalista y excluyente, despojándose a la comunidad maya de los espacios materiales y simbólicos a través de los cuales habí­a intentado – y yo añadirí­a con un éxito elevado – reelaborar su identidad tras el prolongado trauma de la conquista».

En definitiva, incluso con las leves observaciones iniciales, el libro del doctor Pompejano permite comprender de forma clara la transformación experimentada por los habitantes de Popoyá como consecuencia de los efectos deletéreos de la conquista europea, así­ como la lucha por el mantenimiento de su identidad y de sus intereses como grupo, desde la fundación de San Miguel Petapa hasta los albores de la Independencia. Y, como decí­amos anteriormente, quienes nos interesamos por la historia de los paí­ses centroamericanos, tenemos que agradecer al autor la importante aportación que ha hecho a nuestro conocimiento sobre el tema.