Polí­tica y gramaticalmente incorrecto


El doctor Rafael Espada, el tercero al mando en el gobierno, y vicepresidente de la República, dijo que Guatemala o nuestro paí­s es «mentiroso, hipócrita y corrupto», sin que se pusieran mayor atención a lo dicho por el buen profesional de la medicina, pero, indudablemente, errático en las cosas de polí­tica y de conducción del Gobierno.

Héctor Luna Troccoli

Al expresar esa frase creo que el doctor Espada cometió dos errores, uno gramatical, al poner mal el sustantivo de la frase (Guatemala o  paí­s) y colocó mal los adjetivos que siguieron (mentiroso, hipócrita y corrupto). Veamos. Guatemala es una República que como nación está conformada por tres elementos básicos: un territorio, una población y un orden jurí­dico que lo rige, según las normas básicas de la Teorí­a General del Estado. Por lo tanto, el Vicepresidente no puede calificar a un territorio, a un pueblo y a un orden jurí­dico en su totalidad de mentiroso, hipócrita o corrupto. Razones de semántica simplemente.

Pero en el plano polí­tico cometió otro error mas grave al generalizar, porque no todos los guatemaltecos tenemos las tres maldades que él nos endilga. Lo que si es cierto es que una parte si merece esos calificativos que los podemos resumir en una sola palabra: corrupción, porque cuando se cometen actos corruptos se miente y se es hipócrita.

En este sentido quien sí­ merece ese calificativo es la mayorí­a de funcionarios del Estado, incluyendo sus tres organismos e instituciones descentralizadas y autónomas, aunque, en honor a la verdad, ya la hipocresí­a va desapareciendo, porque estos funcionarios ya no esconden el hecho de robar abiertamente de las arcas nacionales. Se les denuncia a través de los medios de comunicación y todo queda en nada, incluso el mismo Vicepresidente señaló a allegados que dentro de las oficinas vicepresidenciales cometí­an hechos corruptos, al destinar dinero público para comprar Viagra o tangas tipo pita, fuera de que algunos ganaban dos sueldos a la vez dentro del renglón presupuestado, lo cual es ilegal. Afortunadamente ya todo pasó y fueron «despedidos» y como siempre «parte sin novedad», como dicen los militares. Ahora bien, no son solo los funcionarios, sino diferentes  guatemaltecos de la «sociedad civil»Â  que participan en estos hechos, como algunos  banqueros que saben que guardan pisto del narcotráfico pero que lo mantienen en sus arcas para no sufrir «desbalances», o  constructores que  que dan mordidas a esos funcionarios, o periodistas faferos (aún veo unos cuantos por allí­), que reciben pisto por publicar o no publicar algo, o los que tapan hechos delictivos para que la gente se olvide de ellos…. Si el Vicepresidente quiso decir una verdad y evitar una mentira esa frase célebre debió referirse a aquéllos a quienes él conoce por su amistad o cercaní­a o referencialmente, dado el cúmulo de informes y evidencias valiosas que le deben llegar, sobre los múltiples negocios sucios de  muchos funcionarios y empleados públicos, incluyendo militares y policí­as, empresarios, ONG, y otros mas, que no solo  son mentirosos,  hipócritas y corruptos, sino que buscan la impunidad y el enriquecimiento ilí­cito y como algunos le han sugerido,  denunciarlos públicamente y acudir a las instancias judiciales honestas que aún existan, con las pruebas o indicios valederos, que permita que vayan a parar al bote, así­ se trate de gente muy cercana a él. Esa acción del Vice le harí­a ganar mayores simpatí­as.

Sin conocerlo, no dudo de la honorabilidad del doctor Espada, porque mi sentido común me indica que un profesional de altos méritos, millonarios, educado y prácticamente  conformado dentro de una cultura diferente a la nuestra,  no llegó a ese puesto para acrecentar su patrimonio que de por sí­ ya es suficiente para él y sus  descendientes, gracias a su labor como médico muy requerido y cuyos honorarios profesionales, según me contaba alguien que trabajó cerca de él en los Estados Unidos, eran mas que suficientes para  superar por mucho lo que puede ganar aquí­.

Creo que la reacción del doctor Espada fue, aparte de la influencia de las malas compañí­as que tiene cerca,   por el desencanto y la ira que nos produce a todos, observar cómo se roban abiertamente, cientos de millones de quetzales en las aduanas, el Congreso, Covial, Fonapaz, Cohesión Social, etcétera, etcétera, etcétera, sin que el MP y la Contralorí­a de Cuentas actúen, y sin que los tribunales condenen, porque, como ya lo dije antes, la corrupción va de la mano con la impunidad.

Lo dicho por el Vice fue una frase mal hilvanada producto de un momento particular, sin embargo, debe tenerse cuidado en estas declaraciones porque no es justo que si  muchos en el Estado, están robando, se diga que TODOS los guatemaltecos también lo estamos haciendo, máxime que tenemos un sistema de justicia que parece haber sido creado para proteger criminales y condenar inocentes.

  Los méritos del doctor Espada en el campo de su profesión son indiscutibles, así­ como su ética y honorabilidad, sin embargo, aún algunos guatemaltecos se preguntan ¿cómo puede seguir al lado de tantos mafiosos que están a su alrededor?… Bueno, eso sólo él lo sabí­a.

A PROPí“SITO. Ya que hablamos de corrupción, les cuento que un amigo me afirmó que vio en Los íngeles comiendo y bebiendo en un lujoso restaurante de origen mexicano de aquel lugar a José Conde, uno de los artí­fices del robo de los 87 millones del Congreso. De todas formas, aquí­ también se dan vida de reyes Eduardo Meyer y Rubén Darí­o Morales, los niñitos vestidos de primera comunión y compañeros inseparables de la impunidad.