Las intenciones del gobierno de Otto Pérez Molina, al parecer impulsadas principalmente por el Ministro de Economía, de aumentar el crecimiento económico del país para 2012 por encima de la proyección del Banco de Guatemala, de entre 2.9 y 3.3 por ciento, hasta aproximadamente cuatro por ciento, parece que al final de cuentas no se conseguirá sólo con mejorar la seguridad física y jurídica.
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Y la situación cobra vigencia ahora, porque esa es la postura que públicamente han expresado varios funcionarios gubernamentales en foros y declaraciones a medios de comunicación, donde han dicho que si se toman acciones concretas en el tema de seguridad, el Producto Interno Bruto del país se verá impactado de manera positiva y crecerá más allá de lo proyectado por el banco central.
Sin embargo, esa actitud “positiva” de los funcionarios parece que choca con la realidad a la hora de la verdad. Y no me refiero al tema de seguridad propiamente, sino a la idea por demás optimista que se puede lograr mayor crecimiento solo con pensarlo o esperarlo.
Esto se evidencia en la posición que están jugando los funcionarios de gobierno que tienen representación en la Junta Monetaria, a propósito del artículo del diputado José Alejandro Arévalo Alburez, titulado “Gobierno contra Banguat”, publicado el martes en otro medio escrito.
Arévalo Alburez describió, apenas un poco, lo ocurrido en las sesiones de la autoridad monetaria, donde los jefes de las carteras de Economía, Finanzas Públicas y Agricultura, según indicó, no han dejado de insistir en la reducción de la tasa de interés líder durante los últimos dos meses.
Esto muestra que más allá del tema mediático de la inseguridad, se tienen que mejorar también y principalmente las condiciones económicas del país que inciden en el incremento de la inversión, donde la tasa de interés líder debería jugar un rol determinante, para alcanzar crecimiento económico de calidad y no solamente la media se siempre, de aproximadamente tres por ciento.
Sin embargo, ahora sí que chocaron los intereses. Y quizá por eso la intención inicial de desbancar a Manuel Barquín como presidente del Banguat, además de pertenecer a los cuadros políticos del anterior gobierno.
Pero también, tema político aparte, hace un tiempo sucede que el objetivo fundamental del banco central es la estabilidad de precios y no el crecimiento económico, como antes fue.
En ese sentido, la tasa de interés dependerá de cómo marque el paso la inflación, que por ahora sorprendentemente se encuentra en la banda fijada por Banguat -a pesar del incremento de precio en los combustibles-, y no tanto de los deseos del gobierno de aumentar el crecimiento por encima de lo proyectado.
Por aparte, como dice el Diputado en su artículo, la decisión sobre esa variable es “delicada” pero “técnico-política”. Es ahora, entonces, cuando se deben atender las recomendaciones de los técnicos y mientras dejar de lado la discusión de la funcionalidad del Esquema de Metas Explícitas de Inflación del Banguat.
No se podrá, por tanto, bajar la tasa de interés líder, mientras la inflación y las variables indicativas que la Junta Monetaria sigue de cerca para tomar decisiones digan lo contrario.
Es por ello que el Gobierno y sus funcionarios deben cuidar lo que prometen, porque al ser muy positivos sobre futuros resultados, luego se viene encima la realidad y la mayoría de las veces no coincide con lo que esperábamos.
Quién no quisiera que la economía de Guatemala creciera mucho más que un tres por ciento anual, pero hay que ajustarse a la realidad y pensar en otras opciones, más allá de la política monetaria. Ese, es el reto del gobierno.