Policí­as municipales de cacerí­a


Desde hace varios meses en el kilómetro 22 y 23 de la carretera que conduce de la capital a San Lucas Sacatepéquez se encuentran apostados, en forma permanente, numerosos agentes de la Policí­a Municipal de Tránsito de la Municipalidad de Mixco ejecutando una cacerí­a de automovilistas en forma despiadada y sin tregua, con el agravante que se dedican a exigir el cumplimiento de requisitos que no están contemplados en la Ley y el Reglamento de Tránsito.

Félix Loarca Guzmán

En varios medios de comunicación se han recibido denuncias sobre los abusos de poder que se atribuyen a esos elementos que con chumpa verde como si fueran fotocopia de los agentes de Emetra, han sentado sus reales en ese lugar.

Los afectados refieren que los policí­as municipales de Mixco, además de pedir la licencia de conducir y la tarjeta de circulación, se ponen a examinar con lupa el vehí­culo para ver si llena todos los requisitos establecidos en la ley, tales como el sistema de luces, limpiabrisas, etc.

Entre los procedimientos ordenan que los pilotos les exhiban los triángulos reflectivos para señales de emergencia, pero cuando se los muestran les dicen que deben portar tres y no dos y a continuación proceden a sancionarlos con remisiones que implican el pago de elevadas multas.

El artí­culo catorce (14) del Reglamento de Tránsito enumera con toda claridad el equipamiento básico para los vehí­culos automotores. En su inciso J) dice que deberán contar con dos triángulos reflectivos y no tres como estarí­an exigiendo los citados policí­as municipales. Al respecto cabe agregar que el inciso d) señala que los vehí­culos también deberán tener cinturones de seguridad en los asientos delanteros. Esto significa que si los asientos traseros carecen de cinturones, ello no es una infracción.

Según las quejas de los ciudadanos, exigir tres triángulos y no dos como estipula el Reglamento de Tránsito configura un tí­pico caso de extralimitación de las funciones de los policí­as de Mixco y una abierta violación a las respectivas normas. Sin duda, este proceder no favorece nada la imagen del ambicioso Alcalde de ese municipio, Amí­lcar Rivera quien desesperadamente está en plena campaña tratando de lograr su reelección y de esta manera seguir disfrutando de ese jugoso hueso.

El Procurador de los Derechos Humanos deberí­a actuar de inmediato en este asunto ordenando una investigación a fondo para verificar la veracidad de las denuncias, y determinar si se trata de órdenes superiores de funcionarios de la Municipalidad de Mixco o si en su defecto los policí­as están actuando por su propia cuenta. Hay que sentar un precedente en el sentido que ningún empleado o funcionario es superior a la ley.