La policía encontró el viernes los cadáveres de 18 hombres suníes con tiros en la cabeza cerca de un poblado al norte de Bagdad, horas después de que los secuestraran individuos armados que vestían uniformes militares, dijeron las autoridades iraquíes.
Este tipo de matanzas recuerdan los peores días de la guerra sectaria en Irak, en 2006 y 2007, cuando escuadrones de la muerte chiíes y suníes recorrían las calles y sacaban por la fuerza a personas de sus casas.
La policía dijo que los secuestrados fueron asesinados de disparos en la cabeza.
Las autoridades encontraron en las primeras horas del viernes los cadáveres en tierras de labranza cerca de la localidad suní de Mishahda, a unos 30 kilómetros (20 millas) al norte de Bagdad.
El jueves por la noche, individuos armados que se movilizaban en cuatro vehículos sacaron a las víctimas de sus casas y se las llevaron. Entre éstas había dos oficiales del ejército y el alcalde del lugar.
Un funcionario del depósito de cadáveres de Bagdad confirmó haber recibido los 18 cuerpos. Dijo que eran suníes todos los parientes que reclamaron los cadáveres.
A principios de semana, la policía encontró 13 cadáveres en los alrededores de Bagdad.
«Con estos asesinatos recientes se confirman los temores de muchos iraquíes de que su país se dirige hacia los días más oscuros similares a los de 2006-2007 y se muestra que no han sanado las heridas del pasado», dijo el analista político Hadi Jalo, radicado en Bagdad.
«Me parece previsible que continuarán los asesinatos de este tipo si el gobierno no adopta medidas efectivas para detener la tensión sectaria y el deterioro de la seguridad», agregó.
El viernes en la tarde, una bomba estalló en el interior de un mercado de ovejas en el suburbio de Nahrawan, en el sureste de Bagdad; tres personas murieron y seis resultaron heridas, dijo la policía.
En el suburbio occidental de Abu Ghraib, el estallido de una bomba en una calle dejó un muerto y cinco heridos, dijeron las autoridades.
Dos funcionarios médicos confirmaron las cifras de víctimas en los atentados explosivos. Todos solicitaron el anonimato porque no estaban autorizados a hacer declaraciones a la prensa.
La violencia se ha intensificado en los últimos meses en Irak, desde que las fuerzas de seguridad reprimieron en abril un campamento de protestas suní en el norte de Bagdad. Más de 5.500 personas han perdido la vida desde entonces.