La policía lanzó hoy gases lacrimógenos para dispersar a varios miles de manifestantes de la oposición que trataban de reunirse en Teherán al margen de una manifestación oficial antinorteamericana, indicaron testigos.
Varios manifestantes fueron heridos o detenidos, precisaron las fuentes, sin indicar el número.
Pese a la prohibición de las autoridades, los opositores que contestan la reelección en junio del presidente Mahmud Ahmadinejad salieron a las calles, aprovechando la organización por el gobierno de una manifestación en ocasión del 30º aniversario de la toma de la Embajada norteamericana en Teherán.
Según el portal de la oposición mowjcamp.com, uno de los dirigentes opositores, Mehdi Karubi, fue golpeado por partidarios del gobierno y debió retirarse del lugar protegido por sus guardaespaldas. La fuente no dio más precisiones.
Gritando «Alá Akbar (Dios es el más grande)» y «muerte al dictador», varios cientos de opositores se dirigieron en pequeños grupos hacia la plaza Haft-e Tir, en el centro de Teherán, dijeron los testigos.
Pero la policía, miembros de la fuerzas de seguridad vestidos de civiles y la milicia islámica Bassidj intervinieron contra ellos para dispersarlos a bastonazos y con granadas lacrimógenas, agregaron.
En otros puntos de Teherán, en la avenida que lleva a la plaza Haft-e Tir, dos grupos de manifestantes se hacían frente. Los partidarios del poder gritaban «Muerte a Estados Unidos», los de la oposición «Muerte a Rusia». La policía intentaba también dispersar a este último grupo.
Otros opositores, jóvenes en su mayoría, manifestaban por grupos en las calles adyacentes, gritando «Muerte al dictador». Cuando la policía trataba de dispersarlos, se desplazaban hacia otros sectores. En total, los distintos grupos de manifestantes sumaban varios miles.
Según la agencia oficial Irna, los opositores prendieron fuego a contenedores de basura y a vehículos, rompieron los vidrios de autobuses y atacaron a dos policías, que debieron ser hospitalizados. Según un testigo, rompieron asimismo la vidriera de un banco.
A unos cientos de metros de la plaza Haft-e Tir, miles de personas participaban en la manifestación oficial frente a la antigua embajada de Estados Unidos, enarbolando banderas iraquíes y pancartas y gritando consignas contra Estados Unidos e Israel.
En un discurso pronunciado ante los manifestantes, el ex presidente del Parlamento Gholam Ali Hadad Adel declaró: «el pueblo iraní cambiará su punto de vista respecto a Estados Unidos cuando éste haya cambiado su actitud respecto a Irán».
«Decimos a los dirigentes norteamericanos: no traten de darnos miedo con la amenaza de sanciones. El pueblo iraní está dispuesto a hacer sacrificios», afirmó, aludiendo a las amenazas de Occidente de imponer nuevas sanciones a Irán en relación con su programa nuclear.
El 4 de noviembre de 1979, estudiantes islamistas tomaron por asalto la embajada norteamericano, cuyos diplomáticos fueron retenidos durante 444 días. Esa toma de rehenes produjo la ruptura de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos e Irán.
Desde entonces, cada año se organiza en Teherán una manifestación ante el edificio que era entonces la embajada.
La última manifestación de la oposición iraní tuvo lugar el 18 de septiembre pasado, cuando se organizó también aprovechando un mitin oficial, éste de solidaridad con los palestinos. Los opositores expresaron el apoyo a su dirigente, Hossein Mussavi, candidato derrotado en la elección presidencial del 12 de junio.
Después de esa elección controvertida, decenas de personas murieron y 4.000 fueron detenidas en los disturbios que causaron la crisis política más grave registrada en el país desde la revolución islámica de 1979. La oposición se niega a reconocer la victoria de Ahmadinejad, alegando que hubo fraude en los comicios.
En Estados Unidos, el presidente Barack Obama afirmó en un comunicado que Irán tiene que «optar» entre permanecer fijado en el pasado o emprender un camino de «más prosperidad y justicia» para su pueblo.
Esta manifestación de aniversario se realiza en momentos en que la comunidad internacional, empezando por Estados Unidos, presiona a Irán para que responda rápidamente a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) sobre su programa nuclear.
Algunos de los estudiantes que en 1979 participaron en la toma de la Embajada Norteamericana en Teherán, poco después del triunfo de la revolución islámica, se han convertido hoy, 30 años después, en firmes críticos del régimen que contribuyeron a crear.
Los estudiantes que asaltaron la embajada y retuvieron a más de 50 diplomáticos norteamericanos, exigían entonces la extradición del sha Mohamed Reza Pahlavi, que se encontraba en Estados Unidos, y la entrega de su fortuna a Irán.
La ocupación de la embajada fue aprovechada por el régimen para radicalizar la revolución y poner fin al gobierno de Mehdi Bazargan, considerado partidario de negociar con Estados Unidos.
Masivas manifestaciones se realizaron entonces para apoyar la acción, que el fundador del régimen, el ayatolá Jomeiny, calificó de «segunda revolución».
Pero hoy, algunos de los hombres que dirigieron la operación, Massumeh Ebtekar, Abas Abdi o Mohsen Mirdamadi, se han convertido, 30 años después, en reformadores críticos del gobierno ultraconservador del presidente Mahmud Ahmadinejad.
Mohsen Mirdamadi, que desempeñó un papel clave en la toma de la embajada y fue presidente del influyente Comité de Seguridad Nacional y de asuntos exteriores del Parlamento, se encuentra encarcelado actualmente, bajo la acusación de tetantiva de derrocamiento del gobierno.
Abas Abdi ha estado también en prisión a causa de un sondeo que señalaba que la mayoría de los iraníes deseaban que se tuvieran relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
El gran ayatolá disidente Hossein Ali Montazeri declaró incluso el miércoles que la toma de rehenes fue un error.
Hay quienes atribuyen a una mala gestión del asunto de los rehenes el hecho de que Jimmy Carter, presidente de Estados Unidos de 1977 a 1981, no fuera reelecto.
Los 52 empleados de la embajada sólo fueron liberados en enero de 1981, al cabo de 444 días, poco después de que el republicano Ronald Reagan sucediera a Carter en la Casa Blanca.
Washington rompió relaciones diplomáticas con Teherán durante la crisis, y la ruptura perdura hasta hoy.
El gobierno iraní sigue conmemorando cada año el aniversario del asalto a la embajada norteamericana con una manifestación delante del edificio que era entonces su sede.