Polémica por manejar con velo integral


Una multa a una mujer por manejar con velo integral causa controversia en Francia, después de que el Gobierno, favorable a prohibir esta prenda islámica en la ví­a pública, indicara que estudia retirar la nacionalidad francesa al marido de la conductora, sospechoso de poligamia.


El caso se inició el 2 de abril, cuando un agente de Nantes (oeste) puso una multa de 22 euros (29 dólares) a una mujer que conducí­a su vehí­culo vestida con un niqab, por estimar que esa prenda, que sólo deja al descubierto los ojos, reducí­a su campo de visión. Todo hubiera podido quedar ahí­, pero la mujer, una francesa de 31 años que usa el niqab desde niña, convocó a una conferencia de prensa junto a su abogado para denunciar una sanción «injustificada en términos de seguridad en la carretera» y atentatoria «contra los derechos humanos». La polémica estalló dos dí­as después de que el presidente conservador Nicolas Sarkozy anunciara un proyecto de ley para prohibir el velo integral en la ví­a pública, y el asunto pronto dejó de tener cualquier relación con la seguridad en las carreteras. Pocas horas después, el ministro del Interior, Brice Hortefeux, le pidió al ministro de Inmigración que estudiara la posibilidad de despojar de la nacionalidad francesa al marido de la conductora, sospechoso de poligamia y de fraude a las prestaciones sociales francesas. El hombre, nacido en Argel, se naturalizó francés por ví­nculo nupcial en 1999; según Hortefeux, podrí­a pertenecer «a la órbita radical del movimiento Tabligh» y es «sospechoso de poligamia, con cuatro mujeres con las cuales habrí­a tenido doce hijos». Una investigación deberí­a verificar esas acusaciones, aunque el Fiscal de la República en Nantes, Xavier Ronsin, dijo que hasta este domingo ningún organismo social le habí­a dirigido una denuncia. El Fiscal también llamó a la prudencia, haciendo notar que «si un hombre casado tiene cinco amantes, el adulterio ya no es castigado por la ley». Además, el retiro de la nacionalidad es un procedimiento muy poco frecuente, que no incluye entre sus causales los delitos de adulterio ni de fraude. El asunto le cae como anillo al dedo al gobierno ante los dirigentes polí­ticos que dudan de la conveniencia de vedar el uso del velo integral -burka (que tapa los ojos detrás de una rejilla de tela) o niqab- en todos los espacios públicos y no sólo en las administraciones estatales, como recomiendan los juristas. El gobierno quiere presentar ese proyecto de ley al Parlamento el 12 de mayo, para aprobación antes del verano boreal. Algunos lí­deres de izquierda denunciaron una «explotación polí­tica» del caso de la conductora de Nantes y de su marido. En el fondo, el gobierno francés opone a los que cuestionan el impulso de la prohibición de los velos integrales el rechazo a las comunidades, religiosas o no, que viven según sus propias reglas. «La ley es la misma para todos, es la base de la unidad de la República y es por ello que rechazamos que algunos se reagrupen en comunidades que viven juntas según sus propias reglas», dijo en una entrevista a la AFP la ministra de Justicia, Michele Alliot-Marie, puntualizando que es justamente esta posición la que distingue a Francia de paí­ses como Gran Bretaña o Estados Unidos. La comunidad musulmana, hastiada del debate sobre el velo integral que se arrastra desde hace meses, denuncia una «estigmatización sistemática» del islam. «La multa a una conductora es un asunto judicial ordinario (…). Una vez más, los musulmanes y el islam han sido objeto de una fuerte mediatización por un hecho insignificante, no representativo de su inmensa mayorí­a y que no responde de ninguna manera a las preocupaciones reales de nuestros conciudadanos», subrayó el domingo el colectivo de mezquitas de Nantes. En Francia, donde vive la mayor comunidad musulmana de Europa con seis millones de personas, se estima que sólo unas 2.000 mujeres usan el burka o el niqab.