El gobierno de México anunció nuevas reglas en el etiquetado de los alimentos que espera ayuden a combatir una epidemia de obesidad, aunque activistas sostienen que, por el contrario, podría llevar a la gente a consumir altos niveles de azúcar.
El debate sobre el consumo de azúcar se ha tornado amargo en un país con una de las mayores tasas de obesidad en el hemisferio.
En lugar de informar la cantidad de azúcar, las nuevas etiquetas simplemente llevan las calorías y porcentajes recomendados de consumo al día.
Para los etiquetados se asume que el promedio diario de consumo aceptable es de 360 calorías de azúcar, lo que equivale a unos 90 gramos.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud ha propuesto que ese consumo diario sea de tan sólo 25 gramos.
Cerca de tres docenas de expertos en salud pública y nutrición publicaron el lunes un desplegado en diarios mexicanos en el que aseguraron que el nuevo etiquetado «aumenta el riesgo de obesidad y diabetes».
El anuncio pagado en los diarios advirtió que se trata de «un etiquetado difícil de entender y tiene criterios que contravienen las recomendaciones internacionales».
La agencia sanitaria mexicana responsable de la publicación de las reglas no respondió a una solicitud de The Associated Press para conocer su opinión sobre las críticas de los expertos.
«Es una barbaridad, porque alguna gente va a leer este etiquetado… (y) va a decir: ‘pues me tomo la Coca-Cola porque es 70% de mi requerimiento de azúcar e incluso me puedo tomar otra de 200 mililitros, para que tenga el 100% de lo que me recomiendan que tenga de azúcar», dijo a AP Alejandro Calvillo, director del grupo civil El Poder del Consumidor que da un seguimiento a las políticas de salud y nutrición del gobierno.
México es uno de los países con mayores problemas de sobrepeso.
Estimaciones de las Naciones Unidas señalan que siete de cada 10 mexicanos padecen sobrepeso y que México ha superado a Estados Unidos en las tasas de obesidad, sobre todo por llevar una dieta rica en grasas y bebidas azucaradas.
Legisladores mexicanos aprobaron el año pasado un nuevo impuesto a la comida chatarra y las bebidas azucaradas como parte de un nuevo esfuerzo oficial para combatir la obesidad.
Los mexicanos beben un promedio de 163 litros de refresco al año, lo cual es una de las mayores tasas de consumo en el mundo.