Claudia Navas
Pablo Bromo presentará este martes 9 de junio su nuevo trabajo literario, «Arbitraria Muchedumbre», editado por Vueltegato, un libro difícil de definir según el mismo autor, ya que no responde a cánones determinados que lo encasillen en narrativa, poesía, noveleta; más bien, se revela como una manifestación de una poética visual, en donde casi se escucha la música, se palpan los tacones rosa, se ve, se huele, se presiente. A la par de un pastel de pecanas, yo, él y una cerveza helada, platicamos sobre este trabajo en medio del barullo de gente querida y justo en el entorno en donde el martes, a las 19:30 horas, Francisco Alejandro Méndez y Javier Payeras presentarán públicamente este libro.
-Claudia Navas: Pablo, hablemos de «Arbitraria Muchedumbre», este libro reúne poesía, prosa, buscar. Encasillar a qué género se adscribe está ya fuera de lugar, ¿qué es «Arbitraria Muchedumbre»?
-Pablo Bromo: Es un ejercicio. Un ejercicio en solitario que involucra mi vida personal con la vida de juerga de la Guatemala a deshoras. Por otra parte, es una historia de amor, porque a veces todo es una historia de amor. Pero es una historia de amor anhelado, amor reflexivo, amor necio, amor decadente. Al final, lo que intenté crear en «Arbitraria Muchedumbre» es una dimensión paralela que busca fusionar la poesía y la prosa partiendo de los elementos más naturales de la narración, hasta alcanzar un profundo lirismo alrededor del rigor poético. Pero sí, al final es un ejercicio desde cualquier ángulo desde el que lo queramos ver.
-CN: El libro consta de tres partes, ¿en qué consisten?
-PB: La primer parte: «12 píldoras de sueño en la prontitud del desvelo» es un documento intrínseco, el más nuevo del libro, que a manera de protesta social describe cómo el amor se duerme. Pero hablo de ese amor del que Manuel José Arce habla cuando dice: «no quisiera amar tanto a este país, a esta gente… el amor se me transforma en dolor y eso no es justo». Precisamente, ese amor a la patria, ese dolor. Por eso, está escrito con un lenguaje coloquial, con elementos cercanos al folclor chapín (timidez, ensoñación, candor, furor, inseguridad, violencia, etc.). Todo esto, para que nos entendamos bien con el lector. ¡Y no somos de acá, pueee!
La segunda parte: «Arbitraria Muchedumbre», es el libro en sí: Un recorrido a lo largo de una semana (viernes a viernes) por algunos pasajes personales de mi vida. Cabal, un recorrido por la «parranda» chapina bajo los diferentes estímulos que esta me puede proporcionar; a la vez, es un recorrido por la añoranza y la reflexión de querer estar con alguien y no poder estarlo. ¡Uy no!, siempre el amor, jaja. Aunque pensándolo bien, ese amor del libro no es verdadero amor, es sólo una metáfora del amor, por así decir.
Y como la música es mi segundo amor después de la literatura, la tercera parte es el «soundtrack», que es sólo un pretexto para justificar que hay muuucha música en el libro. Como diría Cortázar en un capítulo de Rayuela: «música, alimento nostálgico para los que vivimos de amor».
-CN: ¿Qué tanto te refleja este libro?
-PB: ¡Mucho! Soy una persona muy apasionada, entregada, bromista, fiestera, analítica, observadora, enamoradiza, lúdica, etc. Y al final, el libro es todo eso; una versión práctica de toda esa densidad emocional. Yo considero que todo libro refleja alguno o muchos aspectos de su autor. En este caso, «Arbitraria Muchedumbre» es autobiográfico, escrito desde las entrañas de la madrugada, la música, el pseudoamor y la fiesta. Mi fiesta con las letras, mi fiesta con la vida. Me refleja como cualquier libro de Bukowski refleja a Bukowski o como cualquier poema de la Pizarnik refleja a la Pizarnik. Es normal que el referente autobiográfico sea común, es más, a veces debería de ser imprescindible.
-CN: Pablo, ésta es tu tercera publicación, ¿en qué se diferencia de «Cometas Breves» y «Diafragma Numérico»?
-PB: ¡Ufff, se diferencian en mucho! Primero, calculá, tenía 10 años de no publicar… esa creo, es la mayor diferencia, la diferencia de años, la diferente manera de palpar al mundo con sus etcéteras vivencias de por medio. «Cometas Breves» lo escribí hace más de diez años, son relatos a manera de poema. Ahora los leo y me parecen salidos de otro escritor, ¡uy qué cursi ese chavo!, pienso cuando los leo, jajaja. Con «Diafragma Numérico» creo que tienen una conexión muy fuerte. Primero, porque la poesía y el amor son el motor de ambos libros. Segundo, porque son dos historias que se van poniendo cada vez más densas mientras avanzan las páginas. Tercero quizás, como hablaba con Maurice Echeverría el otro día, porque hay una fascinación con la simetría, el orden y los números en ambos libros. Pero igual, cada nuevo libro trae algo de distinto.
-CN: Y vueltegato, ¿cómo aparece?
-PB: Surge como una necesidad, o necedad quizás, jaja. No, fijate que un día me doy cuenta de que tengo como cinco libros terminados, dos de prosa poética, dos de poesía y uno de cuentos. Al final, me surge la idea de sacar mi propio sello editorial junto a mi socio, ya que a las editoriales «importantes» de Guatemala, donde publican a mis cuates, escritores no les importa mi trabajo o sencillamente no les caigo bien, jaja. Entonces, decido hacer los trámites respectivos por mi cuenta y editar y publicar este primer libro de la editorial. Actualmente, hay dos libros en cola, uno de prosa poética mía y otro de cuentos de un escritor argentino.
El nombre, surge por mi fascinación de niño al dar vueltegatos. El vueltegato es un acto poético, una acción performática, una locura infantil. Aún tengo presente que al dar un vueltegato quedás como dos o tres segundos todo mareado, ¡los vueltegatos son lo máximo!
amor: cama (con Eli, jaja)
música: postpunk
gato: Pixie
ring: tone
bromo: guapo (jaja)
poema: luz
domingo: sin tristeza
puchis: pues, vaaa
Arbitraria Muchedumbre: librazo