El año electoral inició hace tiempo, y sus efectos apenas están empezando a ser visibles en estas últimas semanas.
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Las fiestas de fin de año son propicias para tomarse el tiempo de descansar, terminar tareas pendientes, pensar en los demás, realizar compras, pero, habitualmente, es una época para reflexionar y hacer un análisis de lo ocurrido en estos doce meses.
El 2007 se vislumbra como un año difícil en materia política, ya que las elecciones generales de septiembre han hecho que los probables candidatos empiecen a moverse para posicionarse.
El problema básicamente consiste en que, a menos de un año de celebrarse los comicios, apenas son dos los candidatos que sobresalen en las encuestas de intención de voto para presidente.
Si se toman en cuenta esas encuestas, hoy muchos partidos políticos podrían desaparecer ya que sus «prepresidenciables» no alcanzan el mínimo que requiere la ley. Eso, tomando en cuenta la mayoría de encuestas, ya que algunos partidos políticos podrían ubicar a sus precandidatos más alto de lo que conoce la opinión pública.
De hecho, ni siquiera los dos candidatos que están arriba podrían decir que tienen una ventaja cómoda, por lo que el panorama electoral aún es indeciso.
Ante esta situación (y ante la «prohibición» de que los partidos aún no pueden realizar campañas proselitistas), han existido muchos juegos en donde algunas figuras públicas tratan de ubicarse en posiciones idóneas para alcanzar el poder en el próximo año.
Uno de estos juegos, y el más sonado en los últimos días, es el caso de los correos electrónicos que intentan «manchar» la figura de precandidatos.
Otros juegos son los esfuerzos por realizar «campaña solapada» para evitar el rigor del Tribunal Supremo Electoral (TSE) a la hora de que éste ejerza su poder para prohibir campañas adelantadas.
Sólo el inicio…
Hace cuatro años, durante el gobierno de Alfonso Portillo, y ante una eventual candidatura del general retirado Efraín Ríos Montt, algunos grupos de poder vinculados al sector empresarial, observaron en estas dos figuras al enemigo a vencer.
Los acontecimientos ocurridos en los llamados «Jueves negro» y «Viernes de luto» reforzaron esa idea de que ellos eran el enemigo a vencer. Todo ello sirvió para que los sectores de la sociedad buscaran una «histórica» alianza para impulsar a un candidato único hacia la presidencia.
Obviamente, el candidato idóneo era el actual presidente í“scar Berger, quien, a diferencia de las encuestas actuales, él dominaba las encuestas del 2002 por una amplia diferencia; era imposible que perdiera.
Sin embargo, las pugnas internas dentro del Partido de Avanzada Nacional (PAN) provocaron la salida del entonces precandidato Berger, para buscar otra plataforma política para impulsar su candidatura.
La historia le dio la razón, ya que a través de una alianza de partidos pequeños ganó la presidencia, haciendo valer su buena aceptación dentro de las encuestas.
Los partidos de esa alianza (Partido Patriota, PP, Movimiento Reformador, MR, y Partido Solidaridad Nacional, PSN; además, un grupo conocido como el M-17) estaban formados por líderes de los sectores empresariales, unidos con algunos sectores sociales, que, al ver al «enemigo común» en el Frente Republicano Guatemalteco (FRG), decidieron apoyar la «gran alianza».
Una vez instalados en el poder, el Gabinete del mandatario Berger, que, por cierto, se vio reforzado por las figuras de los comisionados presidenciales, empezó a sufrir algunos daños en forma muy temprana.
Otto Pérez Molina, el entonces Comisionado para la Seguridad y líder del PP, anunció su retiro del Gabinete. Pronto, la bancada de ese partido dentro del Congreso de la República empezó a desgranar al bloque conocido como Gran Alianza Nacional, GANA.
Luego, ocurrieron otras renuncias. Pero, de las que tuvieron un alto coste político, está la retirada de Jorge Briz como Canciller, lo cual provocó la salida de los diputados del MR de la GANA.
También se sufrió la salida de los diputados afines al PSN, que ya no era partido, pues había cedido su ficha para formar el partido de la GANA.
Este partido, entonces, de alianza ya no tuvo mucho, y quedó sólo con lo que se autodenominaba M-17.
Luego vino la convocatoria para las elecciones primarias dentro de la GANA, en donde el favorito era Eduardo González, y acompañado por ílvaro Aguilar y el «invitado» Francisco Arredondo. Después, lo que todos sabemos que pasó… (para un análisis más completo de esta «historia», le aconsejo el artículo El bloque en el poder y las elecciones generales 2007, escrito por Alfredo Anckermann, que apareció en la revista El Observador. Análisis Alternativo sobre Política y Economía. Si me escribe a mi correo, yo podría enviarle una copia electrónica).
El juego político
El desgrane de la GANA también significó una partición dentro de los grupos hegemónicos del país. Si éstos apoyaron a esta alianza, al desbaratarse también debió de haber provocado una separación en los sectores empresariales.
Por tal razón, ha habido varios acontecimientos. Para el analista independiente Raúl Bolaños, experto en estudios latinoamericanos, el primero de estos hechos está en la prematura campaña política que se desarrolla.
Para Bolaños, «el gobierno actual logró articular una alianza electoral efectiva, integrando grupos empresariales y sociales, pero sin un proyecto político común o aglutinador, haciendo prevalecer en mayor grado, la agenda sectorial. Los sectores hegemónicos que la conformaron, la han dividido tanto, que ha dejado de ser una fuerza capaz de asegurarles la continuidad gubernamental y, en consecuencia, el control del poder político por cuatro años más».
Según este analista, el segundo de los acontecimientos se encuentra en los operativos de Pavón, el 25 de septiembre pasado. «La operación fue calificada por la opinión pública como la de mayor impacto por la administración actual, que sin embargo, limitaba y presionaba al poder paralelo, ya que el Gobierno podría tomar medidas más drásticas».
De acuerdo con Bolaños, esto trajo consigo la opinión generalizada de un gobierno con posibilidades de proyectarse y la aparición de un «gallo tapado», para las elecciones generales. La repentina retirada del ex ministro Aguilar, abría las puertas a un proyecto alternativo dentro del partido de gobierno.
«Probablemente las medidas tomadas en las intervenciones en centros nocturnos intenta convencernos de una aparente integralidad en el manejo de la política de seguridad, pero en la realidad, no es otra cosa, que bajarle el perfil a Giammattei, para disminuir el efecto mediático que catapultó su figura, como artífice y principal responsable de la operación en Pavón», refirió Bolaños.
Un tercer acontecimiento se identifica con la intervención de Bancafé, que atado a la pérdida de la Junta Directiva del Congreso de la República, en materia política, no significa otra cosa más que la derrota de González y del grupo M-17.
«El escenario futuro se torna sumamente complejo, difícil y peligroso para el país. En términos políticos, las elecciones del 2003 fueron mucho más evidentes en torno a las coaliciones. Recuperar los privilegios perdidos por parte del sector hegemónico producto de la pugna ejercida con el emergente, forzó a gestar alianzas con el movimiento social», refirió el analista independiente.
Para concluir, Bolaños refirió que «de alguna forma existía un enemigo común, encarnado en la figura de Ríos Montt y la continuidad del FRG. Si la tónica se mantiene, el capital político de Ríos Montt y el FRG, será para negociar y evitar su persecución penal».
Campañas negras
Las campañas negras a través de los correos electrónicos, también representan juegos de poder para posicionarse dentro del espectro político; o más bien, para sacar de ese espectro a algunas figuras públicas.
Para Francisco García, analista del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (INCEP) esta campaña sucia electrónica es producida por grupos y estructuras que cuentan con redes de inteligencia informales, que en el caso de las elecciones de México, recién concluidas, estuvieron presentes hasta el día de los comicios, llamando a los celulares de los ciudadanos que estaban formados en las colas para votar. Mentiras que tenían como objetivo desprestigiar a López Obrador, candidato del PRD.
«En Guatemala, este precedente anticipa una bien orquestada campaña para desprestigiar a los actores que supuestamente tienen alguna oposición a los grupos tradicionales de poder. Así que la campaña contra Colom, o en términos de la banca, contra quienes tienen la posibilidad de disputar los primeros puestos en ese sector», refiere García.
Según el analista del INCEP, un correo electrónico, el cual llevaba por título A la opinión pública de parte de Manuel Eduardo González Castillo, tenía como objetivo producir contradicciones entre uno de los grupos económicos de gran poder, aprovechando las debilidades administrativas de dicho banquero.
«Aquí actuó un actor externo y tercero, con interés en producir un escenario que también pretendía desprestigiar a los dueños de una de las corporaciones de mayor peso en el país. Similar modus operandi se observó posteriormente con el tema de los viajes de tres diputados muy cercanos a González», refirió el analista político.
De acuerdo con sus opiniones, las consecuencias de ese tipo de información es lo que se denomina diversionismo puro y salvaje. Pero algo que debe quedar muy claro, es que para ese tipo de campaña se requiere de una estructura y recursos económicos para lanzar las bolas y darle seguimiento al impacto de las mismas.
«Es de esperarse que estos precedentes sirvieron de práctica, la cual perfeccionada, desplegará toda su capacidad a lo largo de la campaña electoral, concluyendo hasta el día de los comicios», refiere García.
Terminó recomendando a las fuerzas de seguridad para que rastrearan este tipo de mensajes para detener o neutralizar a los responsables. «De lo contrario, tendremos un evento electoral atípico. Nuevamente la impunidad parece que va a prevalecer», finalizó.