Esta mañana el Presidente utilizó el programa radial que semanalmente transmite para hablar del tema de la seguridad ciudadana y junto al Ministro de Gobernación habló de los «logros» de su gobierno, destacando que según sus estadísticas, a finales del año pasado disminuyó el número de muertes violenta. No hubo en realidad nada novedoso ni alentador en el curso del programa y lo que se puso en evidencia es algo que he venido diciendo desde hace mucho tiempo, es decir, que la seguridad no forma parte de las prioridades del gobierno de ílvaro Colom.
En los primeros días del año se ha notado un recrudecimiento de la violencia cometida por delincuentes comunes que no vacilan en utilizar sus armas en contra de sus víctimas si éstas ofrecen mínima resistencia. Es indiscutible que los delincuentes no tienen temor a la justicia porque saben que en Guatemala no funciona el sistema de seguridad y justicia y que matar a un ser humano no acarrea consecuencias. Uno hubiera pensado que el Presidente y su ministro, en un arranque de solidaridad con las víctimas de los más recientes ataques, iban a mostrar su congoja y preocupación, si no indignación, y proponer medidas extraordinarias ordenando al titular de la cartera de Gobernación que diera muestras de interés en el tema. Sin embargo, se concretaron al autobombo y a repetir las estadísticas que les muestran un cuadro alentador que es absolutamente distinto al que sentimos los ciudadanos cuando vemos todos los días que los criminales hacen lo que se les ronca la gana en nuestro país y las autoridades no reaccionan ni a mentadas de madre. Estoy convencido de que para el gobierno no hay más prioridad ni mayor interés que el de la utilización política con fines electorales de los programas de Cohesión Social y también estoy seguro de que la solidaridad que cacarean es únicamente del diente al labio porque no puede haber mayor desconsideración hacia el prójimo que esa indiferencia ante la criminalidad y el dolor que causa entre los deudos de tanta víctima cuya vida es arrebatada por delincuentes que gozan de la más absoluta impunidad. El principal objetivo del gobierno actual está en posicionarse para las elecciones del año entrante y nada les distrae de ese objetivo. Pero están jugando con fuego porque el tema de la seguridad estuvo a punto de costarles el triunfo en la elección pasada y se vieron forzados a recurrir al engaño de ofrecer combatir la violencia con inteligencia para revertir una tendencia que pudo haber sido negativa para ellos. Ciertamente el uso de los recursos públicos en los programas de asistencia a la población más pobre puede tener efecto en el ánimo de los electores, pero si se continúa en el mismo rumbo en el tema de la violencia, las cosas pueden cambiar muy rápidamente. Cuando uno ve las noticias diarias y se da cuenta que por un celular matan a cualquiera, no digamos por robar un carro o despojar a alguien del dinero recién retirado de algún banco, se da cuenta de que estamos en una condición extremadamente crítica y que nos hace falta un Gobierno que sepa encarar el reto de controlar a la delincuencia. No creo en la mano dura como respuesta, pero indudablemente que la gente ve esa opción como salida a una sensación de inseguridad que agobia porque no sabe uno en qué momento le tocará la chibolita.