Miles de cobaneros abarrotan, desde este 31 de octubre, el Cementerio General de Cobán para adornar las tumbas de sus seres queridos, en conmemoración del Día de los Santos y Difuntos, fecha que se degustan platillos regionales que se venden en la entrada principal de la necrópolis.
Cientos de cobaneros y cobaneras se juntan desde las primeras horas para visitar los lugares donde descansan sus familiares; la afluencia de personas da un colorido especial al lugar, donde se mezclan las creencias, el recuerdo y el dolor por su partida.
Aunque la celebración corresponde al 1 y 2 de noviembre, los preparativos revisten especial importancia, porque es el momento en que familiares que viven en otros lugares se acercan en peregrinación para recordar a sus fallecidos; colocan ofrendas con características especiales que elaboran con elementos del entorno natural.
En Alta Verapaz no pueden faltar, en esta esperada fecha, el dulce de ayote en panela, los gí¼isquiles cocidos, el caldo de “chunto†o pavo y el aguardiente, que se coloca en las tumbas, con la creencia de que los difuntos volverán del más allá para consumirlos; algunas personas amanecen en el Panteón para recibir el día en familia y recordar a quienes se anticiparon en el viaje sin retorno.
Adornar las tumbas con la tradicional flor de muerto es un ritual que tiene como objetivo demostrar a quienes se fueron que se les quiere y recuerda; para ello se elaboran dos altares, uno en la casa y el otro en la tumba.
Esta es una ceremonia arraigada, en la que se invoca a los espíritus para convivir en el mundo terrenal; en la tradición Q’eqchi el día de los santos difuntos es de oraciones y peticiones, que llega a su máxima expresión con el mágico momento donde es posible compartir, vivir y experimentar la nostalgia por la partida de los seres queridos.