PNC, incapaz de responder a llamados de emergencia


La Procuradurí­a de los Derechos Humanos (PDH) constató que existe una percepción de indefensión ante la falta de una pronta respuesta de la Policí­a.

Una llamada a la Policí­a -en un momento oportuno- podrí­a salvar vidas, pero eso no sucede en Guatemala, donde las lí­neas de atención para los ciudadanos en situación de riesgo son ineficientes y en la mayorí­a de ocasiones no tienen respuesta en la Policí­a Nacional Civil.

Mariela Castañon
mcastanon@lahora.com.gt

La ex ministra de Gobernación, Adela Camacho de Torrebiarte, las funciones de la lí­nea 110 son aparentemente buenas y por tanto es recomendable que exista este único número para resolver los conflictos de la población.

Derivado de la larga espera en las lí­neas de atención, ciudadanos guatemaltecos demandan fortalecimiento y eficacia en la recepción de llamadas, principalmente en el número de atención 110, de la Policí­a Nacional Civil, que es uno de los números más conocido y consultado, ya que en situaciones de riesgo, las ví­ctimas no logran ser asistidas, incluso, hay gente que reporta pérdidas mortales de familiares por la falta de una atención pronta.

Según Rolando Yoc, de la Procuradurí­a de los Derechos Humanos (PDH), tras realizar un análisis con los guatemaltecos se constató que existe una percepción de indefensión ante la falta de una pronta respuesta de la Policí­a, por lo que estas lí­neas no han logrado resolver las necesidades de los ciudadanos afectados.

«La población se siente en una total indefensión, en una total frustración y con la rabia correspondiente de verse a merced de la delincuencia, y en donde con este tipo de comportamiento la Policí­a juega un papel importante de responsabilidad», afirma.

Por otro lado, a criterio de la ex ministra de Gobernación, Adela Camacho de Torrebiarte, las funciones de la lí­nea 110 son aparentemente buenas y, por tanto, es recomendable que exista este único número para resolver los conflictos de la población, ya que se puede clasificar la llamada de acuerdo con la necesidad y no necesariamente se debe contar con infinidad de lí­neas que no todos los guatemaltecos conocen.

«En mi opinión mantendrí­a un número y ese número lo distribuirí­a para Escuelas Seguras, o tema de drogas, porque se pierde la razón; yo creo que todo se puede canalizar al 110, creando sobre la misma unidad personas especializadas», refiere.

A pesar de las debilidades percibidas en relación a estas lí­neas, se indica que es necesario promover la cultura de denuncia y continuar informando sobre los hechos delictivos que acontecen en las comunidades o colonias de la ciudad e interior del paí­s.

Según Carmen Rosa de León, del Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sostenible (IEPADES), es importante que los guatemaltecos denuncien a las fuerzas de seguridad todo acto anómalo, pues es la única forma de contrarrestar la ola de violencia y contribuir para mejorar la situación.

A criterio de la profesional, es la Policí­a Nacional Civil (PNC) quien juega un papel importante en este tema y por tanto debe dársele a conocer lo que se suscita en determinado lugar.

ATENCIí“N POLICIAL

La Policí­a Nacional Civil (PNC) cuenta con cuatro lí­neas telefónicas para atender a la población guatemalteca; una de las más frecuentadas y con problemas por falta de atención es el 110.

La institución policí­aca refiere que con la habilitación de esas lí­neas se busca atender a los guatemaltecos que solicitan ayuda, o bien, que informan sobre un suceso que provoca preocupación en su comunidad; cada una cuenta con una función especí­fica, de acuerdo con los problemas que se suscitan. A diario se reciben alrededor de 35 mil llamadas a nivel república, las cuales son atendidas por al menos 35 personas, que se encuentran en el área de recepción y despacho.

El área de recepción es el lugar donde se reciben todas las llamadas, éstas pasan por un filtro para identificar el problema y constatar que la información sea verí­dica, «aquí­ trabajan alrededor de 15 personas».

El módulo de despacho está conformado por 20 telefonistas, que atienden la solicitud por medio de un mapa digital y movilizan la ayuda policial.

A través del filtro se ha verificado que un 60 por ciento de las llamadas son de bromas e insultos, lo que a criterio de quienes atienden esta lí­nea, se convierte en problema, porque congestiona la planta telefónica y provoca que las personas que realmente necesitan ayuda esperen por un largo tiempo.

Según un oficial a cargo del 110, las bromas son realizadas principalmente por niños y los insultos provienen de personas que amenazan de muerte o vociferan palabras soeces.

«Sucedió que en un dí­a recibimos veinte llamadas de un teléfono celular, por parte de un niño que preguntaba si realmente atendí­an y después colgaba, logramos identificar el número; también recibimos insultos de amenazas por parte de gente vinculada al crimen y la delincuencia», refiere.

De acuerdo con la fuente, el mayor número de llamadas provienen de las zonas 18, 6 y Mixco, donde se dan a conocer hechos delictivos de toda í­ndole, desde atracos hasta balaceras.

El entrevistado dice estar consciente del déficit de atención, pero afirma que hacen su mejor esfuerzo, pese al poco personal, además, indica que buscan la cooperación de todos los guatemaltecos para evitar las bromas de mal gusto y pérdida de tiempo, pues esto afecta a quienes realmente necesitan ayuda.

A decir de esta persona, próximamente podrí­a habilitarse la lí­nea 1510 para diferentes denuncias, ésta pertenece actualmente a Escuelas Seguras, pero se pondrí­a a disposición de los ciudadanos con el fin de reforzar al 110, que es la lí­nea mayormente congestionada.

CUí‰NTESELO A WALDEMAR

Los números 6679-9427, 28 y 29 pertenecen a Cuénteselo a Waldemar, una lí­nea para denunciar a personas involucradas con el crimen organizado o delincuencia común. Aunque el proyecto se implementó inicialmente en Villa Nueva, actualmente se extendió a Mixco, luego de la inauguración de una Comisarí­a Modelo.

El programa fue creado con el fin de contrarrestar los hechos delictivos que aquejaban a los vecinos de Villa Nueva, principalmente por el repunte de extorsiones, homicidios, secuestros y robo de vehí­culos.

El plan se reprodujo en Mixco, luego que el alcalde de ese municipio, Amí­lcar Rivera, denunciara altos í­ndices de violencia, principalmente contra pilotos y empresarios del transporte, quienes pagaban fuertes cantidades de dinero a cambio de no perder la vida a manos de extorsionistas.

Según indican, la denuncia de la población ha sido imprescindible para contrarrestar los hechos delincuenciales, pues la llamada ha servido para identificar bandas de extorsionistas, distribuidores de droga y sicarios, entre otros.

Las fuentes refieren que quien desea realizar una denuncia puede hacerlo de forma anónima, pero debe informar sobre el nombre completo del delincuente, la dirección del mismo, las caracterí­sticas del vehí­culo donde se transporta (placas, color y modelo), lugares de reunión del sindicado, actividades delictivas a las que se dedica, y si se diera el caso, la existencia de corrupción de parte de los operadores de justicia.

De acuerdo con los entrevistados, tanto los vecinos de Villa Nueva como Mixco, pueden solicitar ayuda a través de los números en mención, sin embargo, también pueden hacerlo personas de otros lugares.

ANTINíRCOTICA

La División de Análisis e Información Antinárcotica (DAIA) habilitó el año pasado la lí­nea 1577, con el fin de obtener denuncias relacionadas con la distribución de drogas y personas involucradas al narcotráfico.

Según un investigador de esa unidad, los ciudadanos pueden proporcionar información sobre los cargamentos ilí­citos de estupefacientes, narcotraficantes, distribuidores de droga al menudeo y lugares o fachadas utilizadas para cometer ilí­citos relacionados con el tema.

La fuente indica que diariamente se recibe un máximo de diez llamadas, de las cuales tres son verí­dicas, pues como en el caso de las otras lí­neas también se dan «inconvenientes», a diferencia que en éstas se exige dinero a cambio de proporcionar información o cuando se notifica sobre un cargamento ilí­cito, se pide al telefonista que se «repartan» los narcóticos.

«Hay gente que pide dinero a cambio de información o trata de negociar para que el cargamento de droga se reparta, esas llamadas son descartadas», dice el entrevistado.

De acuerdo con el investigador policial, a través del 1577 se ha logrado detener a personas vinculadas con el narcotráfico que lleven fuertes cantidades de dinero, por consiguiente, se han realizado decomisos considerables, además de la incautación de armas y localización de viviendas utilizadas para distribución de narcóticos.

La fuente reitera la importancia de la denuncia y apoyo de la población en estos casos, pues este aporte ha ayudado significativamente a la división antinárcotica para contrarrestar el problema en la capital e interior del paí­s.

SEGURIDAD ESCOLAR

Las riñas entre estudiantes, la distribución de estupefacientes y de armas de fuego en los centros educativos públicos, fueron las razones para habilitar la lí­nea 1510, que recibe entre 300 y 400 llamadas diariamente, por parte de padres de familia, catedráticos y escolares; no obstante, persisten las bromas, pues de unas 3 mil llamadas semanales, 2,489 son falsas.

Según el oficial José Tzubán, de la División de Prevención del Delito, a través de esta lí­nea se ha logrado contrarrestar algunos de los problemas que se suscitaban en el interior de las escuelas y áreas perimetrales, ya que al recibir la llamada se mantiene un monitoreo constante.

A decir del representante de la institución policí­aca, aunque el objetivo principal de la lí­nea es atender los conflictos de los jóvenes y niños, también han logrado prevenir otros hechos delictivos como los asaltos, ya que el pasado martes fue capturado un delincuente en el perí­metro de un centro educativo en la aldea Lo de Fuentes, en la zona 11 de Mixco, quien amenazaba a estudiantes con un arma de fuego para despojarlos de sus pertenencias.

El oficial refiere que es importante concienciar a los usuarios de la lí­nea para utilizar los recursos que se les proporciona y evitar las llamadas sin sentido, porque dificulta la ayuda que se pueda proporcionar a la niñez y juventud en riesgo, que podrí­an atravesar por un mal momento.