Un hecho de brutalidad y abuso policial ocurrió el jueves 15 de diciembre 2011 en la 9ª. calle y 6ª. avenida de la zona 1, ciudad de Guatemala, alrededor de las 13:00 horas, ante la presencia de comunicadores sociales y cientos de personas que a esa hora nos encontramos en el lugar.
Lo que presencié, documentado por los cazanoticias, fue lo siguiente: Cuatro uniformados de la PNC, vapuleando y pateando a mansalva a un individuo desarmado, supuesto asaltante, a quien los policías produjeron heridas sangrantes y permitieron que terceras personas –aparentemente civiles– actuando como instigadores intencionales, intentaran provocar un linchamiento de la persona señalada de asaltar un vehículo que transitaba por el lugar a esa hora.
Como ciudadano y defensor de derechos humanos, confronté a los policías, les reproché su proceder –que detuvo la golpiza contra el sindicado–, les recordé su deber de proteger a todas las personas, y frente a ellos, señalé con energía a los instigadores que antes habían pateado al detenido por la Policía. Les advertí que ellos también podrían ser encausados por instigar a la violencia y al homicidio.
Esa actitud brutal, abusiva e irrespetuosa de los derechos humanos de algunos elementos de la PNC, es absolutamente reprochable, sobre todo porque en este caso, el agravante es que el vapuleado resultó ser una de las víctimas; los presuntos delincuentes huyeron de la escena.
El abuso policial mostrado no es la primera vez que ocurre y seguro no será la última, pero ante eso, ninguna persona digna de este país, debe permitir que los servidores públicos de ningún tipo, abusen de la autoridad y atropellen la dignidad e integridad de los seres humanos.
Esa actitud reprochable de los policías, la conversé con Helen Mack, comisionada para la Reforma Policial de la actual Administración, a quien manifesté mi malestar, repudio e inconformidad por ese mal proceder de algunos elementos policiales.
En la mayoría de países del mundo, la función primordial de la Policía es SERVIR Y PROTEGER, esto significa; servir a la población y proteger la vida, integridad, seguridad, libertad y bienes de las personas. Hasta allí, estoy de acuerdo con esa función policial, pero por los hechos, creo que en Guatemala esa función no es tan cierta y por tanto no se cumple, la Policía abusa de la autoridad y sin ninguna reserva actúa con brutalidad. Conductas que no animan la paz.
Como ciudadano, lamento reconocer que a 15 años de la firma de los Acuerdos de Paz, todavía tengamos una fuerza policial represiva, abusiva, que desprecia la vida humana y le vale un comino el respeto a los derechos humanos. Esa conducta y visión debe cambiar.
Me pregunto, ¿de qué sirve toda la cooperación internacional para el fortalecimiento y profesionalización de la PNC? ¿Qué han logrado los técnicos y expertos para tecnificar, sensibilizar y humanizar a los policías?
¿Han comprendido los policías los deberes que les competen como funcionarios encargados de hacer cumplir la ley? O tenemos que lidiar otra vez, con esbirros, torturadores, violadores de derechos humanos y por tanto, seguir soportando la impunidad.
Soy testigo de cargo, con responsabilidad ciudadana ratifico lo dicho.
P.S. AVANCSO, la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala, está celebrando 25 años de fructífera existencia. En el acto conmemorativo, destacaba la fotografía de MIRNA MACK, figura emblemática que reafirma el compromiso social asumido.