El plan conjunto de los principales bancos centrales para aportar liquidez al sistema financiero internacional desconcierta a los mercados, que temen que la crisis originada en el sector hipotecario de riesgo (subprime) sea más grave de lo que se admite.
Preocupados ante las persistentes tensiones en los mercados financieros, el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal estadounidense (Fed), el Banco Central canadiense, el Banco de Inglaterra y el Banco Nacional suizo acordaron inyectar en los mercados a partir de la próxima semana unos 80 mil millones de dólares en efectivo y ponerlos a disposición de los bancos comerciales internacionales para atenuar su falta de liquidez.
Los anuncios fueron realizados al día siguiente de una baja de las tasas de la Fed, que puso de manifiesto el extremado nerviosismo de los mercados y las dificultades que enfrenta el banco central norteamericano para emplear las herramientas de que dispone, ante las presiones inflacionarias que paralelamente registra la economía estadounidense.
La Fed bajó su tasa rectora en un cuarto de punto porcentual, tal como se preveía, pero eso no impidió que el índice Dow Jones se hundiera cerca de 300 puntos en la Bolsa de Nueva York el martes, al considerar los inversores que el recorte era insuficiente.
Las subastas tienen el objetivo de aliviar la presión sobre los mercados monetarios, donde las tasas de interés se mantienen muy elevadas como reacción a la crisis del crédito. Las medidas vienen acompañadas por un acuerdo de ’swap’ sobre las reservas cambiarias con el BCE y el Banco Nacional Suizo, según el comunicado.
Pero la duda se instaló el jueves en los mercados, que temen que el plan de los bancos centrales no logre impedir que la crisis detenga el crecimiento en Estados Unidos.
En el mercado petrolero, «los precios perdieron más de la mitad de lo que habían ganado ayer (miércoles) y de aquí a mañana, habrán perdido todo», advirtió el jueves James Ritterbusch, analista del gabinete que lleva su nombre. Los operadores «dudan de la eficacia de la decisión de la Fed», agregó.
«La economía estadounidense continuará deteriorándose pese a la acción de los bancos centrales», estimó por su parte Phil Flynn, de Alaron Trading, que pronostica un repliegue de los precios del crudo a cerca de 87 dólares el barril.
Según William Edwards, analista del gabinete que lleva su nombre, la decisión de los bancos centrales puede «ayudar solamente a un sector de la economía: los mercados financieros», pero no será suficiente para impulsar la actividad económica.
Los anuncios negativos de las instituciones expuestas a la crisis hipotecaria, se acumulan en el frente financiero, abonando los temores de los inversores.
Ayer el gigante bancario mundial, Citigroup, decidió contabilizar un portafolio de inversiones de riesgo por un total de 49 mil millones de dólares en su balance, mientras busca contener pérdidas de miles de millones de dólares.
La agencia de notación Moody’s dijo que el Citigroup puede verse obligado a cortar el pago de dividendos a fin de apuntalar sus finanzas.
Por el contrario, el banco de inversiones Goldman Sachs registró una ganancia de cerca de 4 mil millones de dólares en su ejercicio terminado en noviembre, tras haber apostado que los títulos vinculados a créditos hipotecarios de riesgo perderían valor, adelantó el Wall Street Journal.
La apuesta contra los negocios «subprime» ha permitido a Goldman Sachs cubrir largamente las depreciaciones de activos, del orden de mil 500 a 2 mil millones de dólares, a los que el banco tuvo que proceder, al igual que sus rivales.
Ante la amplitud de la crisis, «los inversores temen que el plan para mejorar la situación del mercado mundial de crédito no tenga un efecto inmediato», explicó Al Goldman, analista de AG Edwards.
Phil Flynn
Miembro de Alaron Trading