Placentero vistazo a vuelo de pájaro en Jutiapa


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En dí­as recién pasados, viajamos a la ciudad de Jutiapa, sonrisa de mujer guapa, para tratar asuntos personales de carácter administrativo en una de las dependencias de la administración pública y, asimismo, para sentirnos como peces en el agua.

Marco Tulio Trejo Paiz

 


Nos impresionó sobremanera la formidable evolución de dicha ciudad oriental del paí­s, pues se ve que ha mejorado positivamente en diversos aspectos. 
   
Varias universidades han extendido sus “tentáculos” hacia Jutiapa, por lo que la juventud está aprovechando en casa, por así­ decirlo, la enseñanza académica para superarse profesionalmente. El movimiento comercial es vigoroso todos los dí­as, especialmente los jueves y los domingos, y se nota que hay alguna vida nocturna, sólo que la violencia obliga a la gente a no salir mucho. Es similar la situación a la que se vive en la capital y en otras ciudades del paí­s. ¡Qué infortunio!

Recorrimos, observando con interés periodí­stico y como jutiapanecos de pura cepa que somos, todo lo relacionado con el avance en lo material, pero también entrevistando, como al azar, a coterráneos sobre el diario acontecer en lo social y en lo polí­tico-electoral.

Podemos decir que Jutiapa está en plena ebullición tratando, con motivo de la pelea polí­tico electoral, de contribuir a tengamos un gobierno democrático, dinámico y eficiente en el próximo perí­odo constitucional. Virtualmente, ya nos encontramos a un pasito del evento comicial de buenas o malas sorpresas para Juan Pueblo y de su inseparable Marí­a. Los resultados del jaleo que culminará el 11 de septiembre se anuncian con optimismo, pero a la vez no faltan las cargas de pesimismo.

Nos llamó la atención el hecho de que la mayorí­a de las personas con las que cambiamos impresiones –hombres y mujeres–, se inclina por un candidato que infunda confianza respecto de la obra que necesita el pueblo y que pueda realizar si recibe las mayores bendiciones en las urnas, en honor a esta pobre patria nuestra que llora sangre.
   
Casi toda la gente del levantino departamento, quiere que se produzca un efectivo cambio integral partiendo inmediatamente después de la ceremonia de toma de posesión. ¡Por de pronto, ya sueñan los personajes, hombres o mujeres, con el lábaro patrio, azul y blanco, ostentándolo en bandolera. ¿Y será que así­ como roncan duermen?

Toda la región oriental de la República, dijeron muchos de nuestros interlocutores, están dispuestos a dar su aporte cí­vico en el evento del 11-9-11 por los integrantes de la planilla de la cumbre burocrática que realmente puedan, a lo largo de la singladura de la nave, trabajar con espí­ritu democrático, patriótico, exitosamente, si es que cumplen las promesas hechas durante la campaña que ha tenido ya chisporroteantes incidencias.
   
La inseguridad es la que, según comprobamos en momentos de hallarnos vis a vis con nuestros paisanos, ha suscitado mucho desencanto y no menos preocupación. Eso parece ser lo central, lo toral: La seguridad personal y patrimonial se exige a gritos estentóreos, porque los crí­menes, la extorsión y el latrocinio se están cometiendo a toda hora del dí­a y de la noche. ¡Hay mucha zozobra y mucho descontento en la población jutiapaneca!  

Se atribuye en buena medida la situación de violencia, en aquel departamento, al hecho de que han caí­do en esta parcela centroamericana, como los zopilotes sobre la carroña, numerosos enemigos de sus semejantes, de la ley y de la autoridad, procedentes de El Salvador, de Honduras y de otras latitudes.

Entre los presidenciables que cuentan con mucha simpatí­a allá, en Jutiapa, están Otto Pérez Molina, Eduardo Suger y Harold Caballeros. El puntero es el primero, Pérez Molina, que simbólicamente pone en alto la mano dura, por cierto diferente al puño de acero inoxidable con el que otrora encandiló al electorado Ydí­goras Fuentes.

Pues bien, fue placentero, todo un “relax”, el vistazo que, a vuelo de pájaro, hicimos en Jutiapa. Lo que también nos causó buena impresión fue el “anillo” periférico, como se le ha dado en llamar, a pesar de que, al igual que en nuestra flamante urbe capitalina, se le conoce como “anillo” al que, al menos hasta hoy, no pasa de ser una espuela de esa obra vial inconclusa. Eso sí­, allá, a lo largo del trayecto asfaltado impecablemente, se ven vistosas casas nuevas bien decoradas que dan la idea de buen gusto y de pesados talegos de  “pisto”.

      En nuestra querida patria chica, valga decir finalmente, fuimos objeto de múltiples atenciones de parte de la paisanada, principalmente de los miembros de nuestro núcleo familiar y, a la vez,  se nos invitó a una exquisita cena ofrecida en el conocido restaurante de nuestro estimado pariente Galán Jo Trejo, con ocasión de celebrar el LIII aniversario de vida conyugal de German Jo y Lesbia Trejo de Jo, donde los asistentes degustamos comida tí­picamente china.