Pittsburgh refuerza su seguridad


La ciudad de Pittsburgh, sede del G20 el 24 y 25 de septiembre, ha reforzado su seguridad con la llegada de miles de agentes de policí­a, mientras los grupos antiglobalización y pacifistas se preparan para marcar con su presencia el cónclave de los más poderosos.


Los manifestantes tienen previsto protestar contra «la manera antidemocrática con la que el G20 toma las decisiones que afectan a más de seis mil millones de habitantes en el planeta».

Los lí­deres mundiales se reúnen en esta ciudad estadounidense, cuna de la industria del acero, y a pesar de que se espera que la mayorí­a de las protestas sean pací­ficas, el alcalde Luke Ravenstahl, de 29 años, no quiere correr riesgos.

Ravenstahl quiere que Pittsburgh muestre su nueva cara, después de toda una operación para rehabilitar la ciudad, conocida por la contaminación de sus altos hornos, y transformarla en una sede de la economí­a ecológica llena de jóvenes profesionales.

El temor de los residentes y las autoridades es que las manifestaciones degeneren en disturbios (como los ocurridos en Seattle en 1999 durante la conferencia de la OMC) y ensombrezcan el G20.

«Espero que logren tener a los manifestantes bajo control y que no se repita lo de Seattle», dijo la residente Nancy Provil.

Ravenstahl anunció que los grupos opuestos al G20 podrán ejercer su derecho constitucional a la libertad de expresión y asamblea, pero sólo tendrán acceso a una zona estrictamente delimitada fuera del área en que se reunirán los gobernantes.

Ravenstahl ha reforzado con 4.000 agentes bien entrenados de la Policí­a federal a las fuerzas de seguridad locales.

«Sabemos que algunos individuos tratarán de dañar nuestra ciudad», dijo el director de seguridad pública de Pittsburgh, Michael Huss.

La factura del refuerzo de la seguridad será de unos 18 millones de dólares.

Mientras las autoridades preparan el recibimiento a los lí­deres del G20, los grupos opuestos a la reunión hacen lo mismo.

La semana pasada uno de estos grupos organizó unas jornadas de preparación, llamadas «Mass Action 101», con estudiantes.

«No se trata de llamar a realizar tal o tal cosa sino de ver cómo se participa en la movilización», dijo Patrick Young, del grupo anarquista POG, a AFP.

«Hay preguntas sobre lo que uno quiere hacer y cómo quiere participar y qué tipo de preparaciones hay que hacer antes de ir a una gran manifestación», añadió.

Los grupos de activistas de los alrededores de Pittsburgh han tratado de organizarse para albergar a miles de manifestantes venidos de todo el mundo.

El Proyecto de Resistencia de Pittsburgh al G20 (PGRP, por sus siglas en inglés) ha creado cuentas en la plataforma online Twitter y un portal de internet donde los activistas pueden encontrar información tan dispar como direcciones para almorzar o datos sobre detenidos en las protestas.

Se han previsto al menos cuatro grandes manifestaciones en Pittsburgh antes y durante la cumbre. La primera es una «Marcha por el Empleo» el domingo.

El miércoles, en la ví­spera de la cumbre, los movimientos de trabajadores y defensores del medioambiente organizarán un concierto en el que se esperan 10.000 personas, según Young.

El dí­a siguiente se espera que unas mil personas marchen hacia el lugar donde se celebrará la cumbre, en una protesta organizada por el El Proyecto de Resistencia de Pittsburgh al G20 (PGRP).

«No hemos pedido un permiso», dijo Young.

El viernes, coincidiendo con el cierre de la cumbre, se producirá el principal evento con una gran marcha.

«Es importante mostrarle al mundo que el G7 es un organismo que se ha autodesignado», dijo Edith Bell, miembro de la Liga Internacional de Mujeres para la Paz y la Libertad, que a sus 85 años rompe todos los estereotipos sobre lo que podrí­a ser una activista anti G20.